Capítulo 8

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Me despierto de golpe con el corazón latiendo a mil por hora. Abro los ojos y miro a mi alrededor para cerciorarme que sigo en el Palacio, intentando olvidar la dura pesadilla que me ha despertado. En ésta, había unos seres monstruosos que me atrapaban por el bosque e intentaban matarme por ser una Neida, supongo que la conversación de anoche me hizo soñar esto. Suspiro y miro hacia la ventana, veo que es de día, por lo que decido levantarme ya que no podré volver a dormir. Voy al baño y me ducho, me pongo los pantalones y una de las camisetas que me dieron y me preparo para bajar a desayunar.

Una vez lista, salgo y me dirijo a la misma sala donde cenamos ayer. Supongo que esa sala es el comedor ya que todas las comidas que han preparado se han comida en ella. Cuando llego me encuentro con Nick sentado en una de las sillas y comiendo algo.

-Hola –le digo.

-Buenos días Bianca, te has levantado temprano.

-Sí, por culpa de una pesadilla. Había monstruos que querían matarme por ser Neida, supongo que la conversación de anoche me traumatizó. –le digo riendo.

-No te preocupes, de verdad. No va a pasarte nada.

-Lo sé, lo sé. Ha sido solo mi cabeza.

Nick me mira con el ceño fruncido, no sé si me cree, pero no quiero preocuparme más con este asunto. Les ayudaré en lo que pueda y una vez que todo haya acabado volveré a casa.

-Ven, siéntate y come algo, tenemos que coger fuerzas.

Nick me pasa un plato con comida y un vaso con zumo. Le agradezco y comienzo a comer. De repente, alguien abre la puerta y nos hace levantar la mirada. Adam aparece vestido con sus ropas típicas de color verde y negro, entra en el comedor y nos observa a su hermano y a mí comer juntos.

-Buenos días hermano. –le dice Nick.

-Buenos días. –le contesta él. –Os habéis levantado temprano, pensé que sería el primero.

-No podíamos dormir, baje a comer algo cuando Bianca llegó.

-¿No te gusta la habitación? –me pregunta Adam.

-Oh, sí, la habitación es fantástica. Me desperté por culpa de una pesadilla y ya no pude volver a dormir.

-Entiendo. –Adam me mira por un momento, después, dirige la mirada a su hermano. –Una vez que hayamos desayunado todos, quiero que nos reunamos en la gran sala. Tenemos que hablar de qué vamos a hacer para acabar con esto de una vez por todas.

-Claro, ahí estaremos. Voy a despertar a los demás para que se den prisa, cuanto antes comencemos, antes se habrá acabado todo.

Adam asiente con la cabeza y Nick se marcha. Sigo comiendo en silencio, nunca sé qué decir cuando estamos los dos solos, Adam me impone un poco.

-Bianca, -me dice él. Mi cuerpo tiembla al escuchar mi nombre de sus labios. –quiero que sepas que, si necesitas hablar con alguien, o si necesitas algo, puedes contar conmigo.

Le miro sorprendida, pensaba que no me quería aquí y solo me dirigía la palabra por educación.

-Gracias Adam, lo tendré en cuenta.

Agradezco su apoyo, seguramente Adam sea una persona que sepa escuchar y dar buenos consejos, pero no quiero mostrarle mis preocupaciones todavía. Quiero que piense que puedo afrontar todo esto y que no soy una niña pequeña que tiene miedo.

Cuando acabamos de comer nos dirigimos a la gran sala a esperar a sus hermanos. Adam se sienta en su silla de siempre y yo me siento en otra de las que hay alrededor de la mesa. Me toco la marca, recordando el momento en que descubrí que la tenía.

Saga Forethan: BendecidaWhere stories live. Discover now