Capítulo 7

13 5 2
                                    

Un ruido me despierta de pronto. Abro los ojos e intento recordar dónde me encuentro, pues la habitación que veo no es la mía. Poco a poco voy acordándome de todo lo que ha pasado hasta ahora y recuerdo que, a partir de ahora, esta habitación será mía durante unos días.

Vuelvo a escuchar un ruido y esta vez lo identifico con unos pequeños golpes en la puerta, me levanto y me dirijo a abrirla mientras intento estirar un poco la ropa arrugada por dormir con ella. Cuando abro la puerta me encuentro que Adam está en el otro lado. La luz del pasillo le hace sombras en su aspecto, haciéndole parecer más serio e impresionante.

-Hola –le digo aclarándome la garganta. -¿Pasa algo?

-Todo está bien, siento despertarte.

-Oh, no pasa nada. Estaba un poco cansada y me quedé dormida sin darme cuenta... -le contesto avergonzada. Adam relaja un poco la postura y asiente.

-Solo quería darte algunas ropas, Ariadna me lo pidió. –me dice mientras me entrega una caja enorme llena de ropa.

-Madre mía, esa es mucha ropa... ¡solamente voy a estar unos pocos días!

-Bueno, no sabía lo que te gustaba, por lo que elegí varias cosas. Espero que haya algo que te guste, deduje tu talla.

¿Dedujo mi talla? pensé, ¿qué significa eso? Casi ni me ha mirado, y cuando lo hacía era para mirarme desafiante. No ha podido deducir mi talla solo con eso. ¿O es que eso quiere decir que conoce todo tipo de cuerpo femenino y me ha semejado a alguna otra chica con la que ha estado? Bueno, eso no me extrañaría para ser sinceros, es un hombre muy atractivo y además, ¡es un rey! Cuando me quiero dar cuenta, noto que llevo varios minutos divagando yo sola y Adam sigue de pie mirándome.

-Perdona, estaba pensando en otras cosas. –le digo avergonzada. –Muchas gracias por la ropa, seguro que todo me gusta. Veremos si me queda bien.

Toma ya, pienso, si cree que soy como cualquier otra mujer que haya tenido, ¡se equivoca! Aunque, por otra parte, espero que la ropa sea de mi talla, no quiero tener que usar lo mismo varios días.

-De nada. –me dice. –Si tienes hambre, cenaremos dentro de veinte minutos. Si quieres, puedes mirar la ropa y guardarla mientras tanto. Si hay algo que no quieras, déjala en la caja y alguien se la llevará.

-Genial, gracias. Luego bajaré.

Adam me mira por última vez y se marcha, dejándome sola. Cierro la puerta y comienzo a sacar la ropa de la caja para ver qué me ha entregado. Empiezo a sacar vestidos de distintos colores, todos son suaves al tacto y parecen que se adaptarán perfectamente a cualquier tipo de cuerpo. Saco también alguna camiseta y algún pantalón negro que parece que se ajustará a mis piernas. Me recuerda a los pantalones que usan los cuatro hermanos, me pregunto si aquí no usaran otro tipo de pantalón. Saco un par de camisones para poder dormir y alguna chaqueta para cuando refresque. De repente, me doy cuenta que ha metido también ropa interior de encaje. Me avergüenza un poco el hecho de que haya adivinado a la perfección mi talla, pues puedo ver que me quedarán perfectamente. También me avergüenza pensar que estaré usando ropa interior elegida por él. Finalmente, hay algunas bolsas con zapatos. Algunos son de deporte, los cuales me vendrán bien para poder andar por el bosque que rodea al palacio, y otros son más elegantes, llegando a haber zapatos con tacón. No sé para qué voy a usar esto realmente, pues pretendo usar pantalón y camiseta durante toda mi estancia.

Miro el reloj que hay sobre la cómoda y veo que ya ha pasado más de veinte minutos, así que decido bajar para encontrarles. Escucho ruido en una de las salas y me acerco a ella despacio por si acaso no son ellos. En la puerta, escucho a Ariadna hablar, le pregunta a alguien si me ha entregado las ropas y Nick le responde que lo hizo Adam. Al parecer Ariadna se lo había pedido al segundo hermano más mayor, pero fue Adam quien me las entregó. Me pregunto por qué.

Saga Forethan: BendecidaWhere stories live. Discover now