Adam me lleva hasta una gran mesa y me deja de frente a ella. Se sienta en una de las sillas que se encuentran en el otro lado y se queda mirándome. Me revisa de arriba abajo con intensidad hasta que dirige sus ojos a los míos.
- ¿Y bien? –me pregunta.
- ¿Y bien qué?
- ¿Vas a decirme por qué estabas espiándonos ayer y hoy?
- No estaba espiándoos...
Me mira sin creerme y espera a que le diga la verdad.
- Mira, ayer salí a correr por primera vez por el bosque, seguía la ruta que hacen todos, pero en un momento determinado me adentré entre los árboles y me perdí. Cuando me quise dar cuenta estaba delante de esos dos grandes árboles, fascinada por sus colores, y de repente escuché algo y me asusté. ¡Podría haber sido algún animal peligroso! –me quedo en silencio y cojo aire, intentando mantener la calma. –Al final acabé escondiéndome detrás de los arbustos cuando aparecisteis todos vosotros con esas ropas y esas armas diciendo cosas que no tenían ningún sentido y como comprenderás, no iba a salir... podríais ser unos locos asesinos ¿sabes?
Aún lo pienso... aunque este palacio es bastante real.
Me mira frunciendo el ceño y se queda pensando en algo, sin dar importancia a lo último que le he dicho.
- ¿Saliste a correr? ¿De dónde?
- ¿Cómo que de dónde? Pues de mi casa, ¡de dónde va a ser! –le contesté enfadada.
- ¿Tu casa está en Forethan? –me pregunta
- ¿En dónde? ¿Qué es eso?
Loco perdido, ¡decidido!
Me mira pensativo, no sabe si contestarme, pues no me cree del todo.
- Forethan es todo este lugar, es dónde se encuentran los reinos de Lumian y Somian. ¿Es qué no sabes nada? –me pregunta despectivamente.
- ¡Pues claro que no sé nada! Tú eres el que me ha traído aquí.
- Es imposible que vengas de fuera. No podrías haber pasado...
- ¿Haber pasado por dónde?
- Por la gran puerta del bosque.
- ¿Te refieres a los dos árboles enormes?
- No son unos simples árboles, son la vida de Forethan, solo se puede salir de este mundo por esa puerta que crean, pero por ahí solo pueden entrar los que somos de aquí y...
Adam abre ligeramente los ojos y me mira, no muestra ninguna emoción con su cara, pero puedo ver que está tenso.
- ¿Y qué? –le pregunto curiosa.
- Es imposible. –piensa él en voz alta.
Se levanta y pasa por mi lado, se dirige a la puerta y la abre. Allí están los tres chicos que echó anteriormente, y les hace pasar. Susurran algo en voz baja y me miran. Los gemelos me observan con intensidad, pero se quedan callados, la chica, en cambio, me mira sorprendida.
Se acercan todos a mí, Adam se sienta en su silla, mientras que los demás se acomodan en las de al lado. Uno de los gemelos me acerca una para que pueda sentarme y me acomodo.
- Ellos son mis hermanos pequeños. Los gemelos son Derek y Darian, mi hermana se llama Ariadna.
Sus hermanos... ya decía yo que se parecían mucho, pienso.
Su hermana me sonríe, es joven, pero se ve que es muy madura. Su presencia me tranquiliza al lado de estos hombres tan grandes.
- ¿Qué está pasando? No entiendo nada. –les digo.
Los hermanos se miran entre ellos, parece que no quieren contestarme, pero finalmente, Adam me mira y me contesta.
- Existen otros mundos además del tuyo. –me dice con suavidad. – Como ya te he mencionado anteriormente, ahora mismo te encuentras en Forethan. Tu mundo y el mío están conectados por esa puerta del bosque.
- Eso es imposible... si existiesen más mundos lo sabríamos todos. –les digo escéptica.
- Los de tu lado no lo saben. Solo hay alguno que puede saberlo y eso es si ha entrado a nuestro mundo. –me contesta el que supongo que es Derek.
- Adam me dijo que nadie puede entrar a vuestro mundo si no son de aquí. –le contesto confundida.
- Hay excepciones. Puedes entrar si alguno de nosotros te trae. –explica Ariadna.
- ¡Pero a mí no me ha traído nadie y estoy aquí!
- Lo sabemos. –dice Adam.
Me quedo mirándoles, exigiéndoles respuestas con los ojos. Adam suspira.
- Hay otra excepción. –me dice Adam. – Los Relatos dicen que hay algunas personas que son capaces de traspasar la puerta, éstas suelen ser mujeres, pero son raras de encontrar. Jamás habíamos visto a ninguna, por lo que parecían simples mitos. A estas mujeres se les llaman Neidas, y están bendecidas por nuestra diosa Áine. Los Relatos indican que estas mujeres son preciadas y deben ser cuidadas, pues son importantes.
- ¿Neidas? ¿Y cómo sabes si una mujer es una de ellas? –pregunto.
- Es difícil saberlo, en general son mujeres amables, soñadoras y alegres. Según los Relatos, tienen una pequeña marca con el símbolo de dos hojas, pues caracteriza a la Diosa. –me responde Ariadna.
- Pero no sabemos si es verdad. –dice Derek. – Como ya te hemos dicho antes, nunca hemos visto a ninguna, y nuestros antepasados más cercanos tampoco, por lo que es difícil de saber.
- Esto es demasiada información... es todo tan raro... ¿es esto un sueño? ¿me quedé dormida y ni si quiera salí a correr ayer? –me digo en voz alta.
- Bianca –me llama Adam. – Esto es real. No estás dormida.
- No entiendo nada, y todavía no me habéis contestado a cómo he podido llegar yo aquí. –les digo enfadada.
Me miran atentos, como si estuviesen esperando a que descubra yo sola algo.
- ¿No tendrás una señal de dos hojas en algún lugar del cuerpo no? –me pregunta Darian con una sonrisa traviesa.
- Darian –le amonesta Adam.
- ¿¡Qué!? Solo he preguntado lo que todos queríais saber. –responde él.
- No tengo ninguna marca de nacimiento. –les digo segura.
- ¿Estás segura? –me pregunta Adam.
- ¡Claro que estoy segura! Llevo viendo mi cuerpo durante veintidós años y creo que sé cómo es. –le contesto enfadada.
Todos nos quedamos en silencio. Pienso en todo lo que me han dicho, no estoy segura si creerles, pero es evidente que algo tiene que ser verdad, ya que estoy viéndoles a ellos y a este palacio enorme con mis propios ojos.
- Quizás lo tengas en algún lado dónde no lo hayas visto nunca. –me dice Ariadna con suavidad. – Es decir, nunca has buscado la marca porque no tenías motivos para ello, por lo que igual se te ha pasado por alto, ¿no?
Me quedo pensándolo, tiene sentido lo que dice, pero, ¿realmente quiero saber si la tengo? ¿Qué significaría entonces?
- Puede que tengas razón. –le contestó al fin. – Pero, aun así, esto es difícil de creer para mí. Tenéis que entenderme...
- Te entendemos, no te preocupes –me responde Ariadna. Ésta mira a su hermano mayor, parece que se hablan con la mirada, y finalmente Adam me mira.
- ¿Tienes hambre? –me pregunta. - ¿Por qué no te quedas, comes algo y descansas? Después podemos seguir hablando y si tienes alguna duda te la resolveremos.
Asiento con la cabeza. Derek se levanta y sale de la sala en busca de comida, más tarde entra acompañado de personas que traen varias bandejas. Comemos mientras Derek y Darian nos cuentan sus travesuras haciéndonos reír. Por lo menos son agradables, pienso.
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Saga Forethan: Bendecida
FantasyPrimer libro de la Saga Forethan. Sinopsis: Bianca es una chica de 22 años que vive con su familia y su perro. Su vida es normal, hasta que un día decide caminar por el bosque. En éste, se encontrará con una puerta que le llevará a otro mundo gober...