The boy next door

Como hacer tereré

Sonaba Bad at love de fondo. 

Bruno me besaba mientras yo luchaba con el botón de su pantalón. Estaba acostado sobre mí y lo único que se interponía para tener sexo era ese botón de mierda. Finalmente se lo terminó desprendiendo él y quedó en bóxer. Se apoyó con intensidad sobre mí y sentí todo su miembro duro. Creo que el sexo con ropa era tan bueno como el sin ropa, pero hasta el momento solo conocía uno de los dos. Me quitó la ropa interior y comenzó a hacerme sexo oral. Sentí cosquillas otra vez recorrer mis piernas y quedarse hormigueando en mis dedos de los pies. Reprimí un gemido mordiéndome los labios. Se acercó a mí y me dio un beso entre dulce y salado. Se echó boca arriba y se estiró sobre su mesa de luz para agarrar un forro. Se lo colocó fácilmente y me sorprendí porque yo no podía abrir ni un sobrecito Tang adecuadamente. Pensarme preparando tererés me desconcentró un poco pero ahí estaba de nuevo él, besándome y trayéndome de vuelta a la realidad, donde sólo existíamos nosotros. Puso una almohada en la parte baja de mi espalda y acercó su verga a mi concha. Comenzó a besarme la boca y el cuello y yo sentía ansiedad, una mezcla de la buena y la mala.

Me miró y le tuve que decir.- Esto no me va a doler ¿no?

Abrió los ojos como platos.- ¿Nunca garchaste?

- No.

- Bueno -pausa- no duele pe -pausa- pero -se mueve y queda acostado a mi lado.- Pero no vamos a cojer.

Me incorporo sobre mis codos, sorprendida- ¿Y por qué no?

- No sé boluda, es raro.

Me reí- No es raro -y lo chapé. 

Me subí sobre él y comencé a besarlo. Me saqué la remera y quedé completamente desnuda. Tomé sus manos y las coloqué sobre mis caderas.

- ¿No me deseás? -le pregunté mientras le lamía el cuello. Chapamos unos segundos y apretó sus manos sobre mi culo.

- Sí.

Volví a acostarme sobre el colchón como estaba inicialmente y lo agarré de la mano. Bruno cerró los ojos y suspiró en plan bale berga la bida. Se colocó sobre mí y empezó a besarme suavemente. Puso la punta de su miembro contra mí. Gemí y me miró buscando cualquier señal de dolor. Movió apenas las caderas más cerca y me penetró despacio. Lo hizo de manera lenta, para que me acostumbrara de a poco a la sensación. Se quedó unos minutos así, sin moverse hasta que me sintiera completamente bien. 

Levanté apenas mi cabeza para besarlo y le dije que siguiera.