Día 3 (2\2)

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Todo era oscuro.
Mis párpados pesaban demasiado como para abrir los ojos, sin contar que sentía un cansancio extremo en todo el cuerpo.
Realmente no quería esforzarme demasiado y hubiese seguido descansando de no ser por un leve cosquilleo en mi mano. Con todas mis fuerzas de voluntad, me propuse abrir los ojos y averiguar la causa de tan bonita sensación.
Finalmente pude levantarme, encontrándome con la escena más dulce que haya visto en mi vida.
A mi izquierda tenía a Peter durmiendo hecho casi una bolita, al parecer no quería molestarme con el espacio. Y a mi derecha...
La cama de Henry estaba casi pegada a la mía y aquel leve cosquilleo se debía a los dedos de Henry, que se posaban levemente sobre mi mano.
Una sonrisa comenzó a dibujarse en mi rostro, realmente amaba a estos dos chicos.
Acomodé a Peter para que estuviera más cómodo, el pequeño ni se inmutó y siguió durmiendo plácidamente. Miré a Henry, realmente se veía tan tierno durmiendo.
Algo insegura, tomé su mano y para mi sorpresa, sentí como el chico la presionaba levemente. Poco a poco mi fuerza de voluntad iba cediendo, haciendo que el cansancio volviera a invadirme. Esta vez no me resistí demasiado al sueño, pues sabía que tenía muy buena compañía por si algo malo me pasaba.

°•°

Desperté al escuchar la voz de cierta personita que no veía hace tiempo.

—¿y cuándo despertará ____?—soltó con extrema dulzura mi pequeña hermana.

Tanteé el costado de mi cama, para darme cuenta de que Peter no estaba allí, al igual que la mano de Henry.
Abrí los ojos lentamente, encontrándome con Stella mirándome fijamente. La pequeña sonrió emocionada al verme despertar.

—Hola, enana.—solté con algo de dificultad.

—¡____!—se acercó a mi, abrazándome con sumo cuidado.

—¿cómo te sientes?—preguntó mi mamá, a quien recién ahora veía sentada a mi lado.

—Mal, pero diré que bien para que no te preocupes.—miré a la cama de Henry, que estaba vacía—. ¿Y Henry?—

—Tenía que hacerse unos estudios, salió hace algunas horas. Ya debe estar por venir.—asentí algo preocupada—. ¿Qué pasó anoche?—

—Tuve otro ataque mientras dormía, pensé que a estas alturas ya lo sabrías.—mi madre me miró seria.

—Sabes que no me refiero a eso...—suspiré rendida.

—Esta bien... no tomo las pastillas desde ayer en la mañana.—

—¿por qué? Sabes que son para controlar las convulsiones.—

—Me hacen sentir nauseas, mamá. Sin contar los mareos y las constantes ganas de dormir todo el día.—

—Prefiero que duermas todo el día y no que sufras otro ataque.—

—No puedo estar en modo zombie estos días, ma. Son muy importantes para mi, tengo que estar 100% lúcida.—

—¿y qué tienen de importantes estos días como para dejar de lado tu salud?—

Un henry algo cansado entró al cuarto y al verme, una de sus tan hermosas sonrisas se dibujó en su rostro.

Él, mamá... Henry es la razón para estar lúcida.

~° 11 Days With Henry Carpenter (The Book of Henry) ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora