~° 11 Days With Henry Carpenter (The Book of Henry) ~

Día 8

Día 7

Me siento para la mierda.
Todo es una mierda.
Quiero volver al hospital.
Quiero volver con Henry.
Todos se acercan a felicitarme y yo sólo puedo sonreírles con tristeza, es como si realmente no estuviera feliz por haber superado mi problema.

¡claro que estoy feliz, superé la muerte!

Pero al dejar atrás mi problema, siento que también dejé atrás a Henry. Sé que suena tonto, pero es lo que siento.
De todas formas, voy a ir a visitarlo todos los días, sin falta.

Dejé la libreta sobre mi mesita de noche.
Había llegado a casa hace algunas horas y aunque no tenía muchas ganas de escribir, hice un esfuerzo.
Esa noche no pude dormir muy bien, no podía dejar de pensar en lo que Henry podría estar haciendo.

¿estará durmiendo? ¿habrá salido otra vez? ¿tendrá insomnio como yo?

Cuando finalmente pude dormirme, ya eran pasadas las 5 de la mañana.

°•°

Me levanté sumamente cansada, pero de todas formas estaba emocionada, pues hoy a las 3 de la tarde comenzaba el horario de visitas y podría ir a visitar a Henry.

—¿tomaste las pastillas?—soltó mamá desde la cocina

—Sí, ma.—tomé un abrigo y fui hasta ella—. ¿terminaste el pastel?—

—Casi.—

La mujer se encontraba decorando un poco los lados del pastel, para luego meterlo en una caja de cartón blanco y entregármelo.

—Gracias, ma.—besé su mejilla antes de caminar hasta la puerta.

—Saluda a los chicos y a Susan de mi parte ¿si?—asentí antes de salir de la casa.

El hospital no estaba muy lejos, por lo que apenas tardé unos 10 minutos en llegar caminando.

°•°

—¡____!—Lena prácticamente brincó sobre mi, haciendo que casi suelte el pastel—. ¿Cómo te has sentido en todo este tiempo?—

—Bien, Lena. Apenas me fui ayer ¿lo olvidas?—solté divertida al ver cuánto exageraba la chica su preocupación.

—Sí, tienes razón. ¿vienes por Henry?—enarqué una ceja sonriente—. Que pregunta más boba, claro que vienes por él... vamos.—

Caminaba rápidamente por los pasillos, olvidando que Lena venía conmigo.
Al llegar al que era mi cuarto, pude ver a Henry charlando con Peter. Ambos chicos sonrieron al verme.

—¡____!—como siempre, Peter saltó a abrazarme—. Es tan raro llegar y no verte aquí.—

—Para mi es raro no tener a mi compañero de cartas a mi lado.—le mostré la caja—. Traje algo que sin dudas te encantará.—

—Es de...—

—Chocolate.—los ojos de Peter se iluminaron—. ¿qué te parece si vas a la cafetería y le pides a Donna, la encargada, unos platitos y un cuchillo?—asintió—. De plástico, no vaya a ser que te lastimes.—Peter salió del cuarto entusiasmado.

—Lo malcrias demasiado.—me encogí de hombros.

—Tiene esa carita que me compra...—me acerqué a Henry—. ¿Cómo te sientes?—

—Bien, supongo.—

—¿me extrañaste?—solté divertida.

—Demasiado...—no pude evitar sonrojarme—. Es horrible no tenerte por aquí, hasta extraño discutir contigo.—le dediqué una sonrisa mientras Peter entraba al lugar con las cosas que le había encargado.