Después de que trajeran al chico y lo conectaran a algunas máquinas, Lena la enfermera vino a buscarme para realizar los exámenes.
Tres horas... tres malditas horas en el laboratorio.
Sangre, radiografías, electrocardiogramas, resonancias y demás cosas para nada divertidas fueron el motivo de mi ya notable cansancio. Con solo pensar que éste era el primero de muchos días así de pesados, comenzaba a estresarme.
—¿lista para volver a la habitación?—preguntó Lena a lo que asentí cansada—. Vamos, no pudo ser tan malo.—solo una mirada fue suficiente para demostrarle que sí, fue demasiado malo.
°•°
Al llegar al cuarto, una mujer rubia y un pequeño se encontraban junto a la cama de mi aún dormido nuevo compañero.
—Hola.—solté algo avergonzada, llamando la atención de la mujer y el niño.
—Hola, linda.—la mujer parecía cansada, pero aún así me sonrió—. ¿Tú también estás instalada aquí?—asentí—. Soy Susan, él es mi hijo Peter y éste de aquí...—señaló al joven dormido—. Es Henry.—
—Yo soy ____, un placer conocerlos.—le dediqué una sonrisa mientras me sentaba en mi cama.
—¿esas son cartas?—preguntó el pequeño señalando una pequeña caja sobre mi cómoda.
—Sí ¿quieres jugar conmigo?—Peter asintió emocionado—. Si quiere puede tomar un poco de aire, señora. Se ve algo cansada, yo me quedaré aquí con él.—le hablé a la mujer, quien me miró sorprendida.
—¿de verdad?—asentí—. Gracias, linda. Iré afuera un segundo, volveré enseguida ¿si? Pórtate bien, Peter.—
—Sí, mamá.—respondió el chico mientras la mujer se retiraba.
Peter repartió las cartas y comenzamos a jugar.
—Y tú ¿por qué estás aquí?—preguntó el pequeño mirándome con curiosidad.
—Tengo... algo en la cabeza que me está haciendo daño. Tendré que quedarme unos días aquí hasta que me cure.—suspiré cansada—. Es horrible este lugar y solo llevo unas horas aquí, pero con pensar que en algunos días podré irme, todo se vuelve más tolerable.—
—Al menos estás segura de que saldrás de aquí...—Peter bajó la mirada y lentamente la dirigió al chico junto a nosotros.
Sin saber muy bien cómo responder a eso, seguí jugando en silencio.
Tras unas partidas, Susan volvió al cuarto, trayendo un helado para el pequeño y otro para mi.
Mientras disfrutábamos del postre, la mujer habló.—¿por qué estás aquí, linda?—
—Tiene algo malo en la cabeza, como Henry.—sonreí ante las palabras del pequeño.
—Un coágulo, para ser exactos.—complementé la respuesta de Peter—. Pero según los doctores es algo controlable, podré recuperarme con el paso del tiempo.—
—Me alegra escuchar eso.—respondió la mujer.
Algo insegura de tocar un tema tan serio, me animé a preguntar.
—¿Henry también tiene un...?—Susan negó.
—No, lo de él es un tumor.—al ver cómo se cortaba su voz, me limité a asentir y dar por finalizada la charla.
Mi madre apareció en la habitación y al ver a otras personas conmigo se sorprendió, pero sonrió de igual forma.
—Mamá, ellos son Susan, Peter y Henry. Mis nuevos roomies.—exclamé con tono divertido, intentando mejorar el ánimo de la mujer.
—Un gusto conocerlos.—saludó mamá—. ¿Y cómo va el diario?—rodeé los ojos al recordarlo.
—Todavía no comencé a escribir, prometo hacerlo antes de dormir, ¿si?—mi madre asintió sonriente.
—¿qué diario?—preguntó Peter.
—Es una especie de bitácora, como la de los astronautas. En el diario escribiré toooodo lo que haga en los días que estaré aquí.—el pequeño pareció maravillado ante aquello.
—¿escribirás sobre mi?—no pude evitar sonreír.
—Pues claro que sí, ¿cómo no voy a escribir de mi nuevo compañero de juego? Es más...—miré disimuladamente a mi madre—. Quiero que me hagas un dibujo algún día.—
Antes de que la mujer me recuerde que "nada de dibujos", el pequeño soltó un "sí" sumamente emocionado.
—Y... ¿también escribirás de Henry?—
Miré a Susan, quien bajó la mirada algo triste.
—Por supuesto, no podría dejarlo fuera.—Peter sonrió emocionado.
°•°
En la noche, Susan y Peter decidieron ir a casa a descansar, quedando sólo Henry y yo en el cuarto. La mujer me dejó su número de teléfono por cualquier cosa que pasara, quería estar comunicada conmigo.
Mis padres tampoco estaban, pues no querían que Stella se distraiga demasiado e intentaban mantener la rutina llevándola a la escuela y apoyándola con sus clases de danza.
Ya lista para dormir, observé la libreta sobre la cómoda.Mierda, comencemos con esto de una vez.
Tomé una lapicera y comencé a escribir.
Querido diario:
No, eso suena súper estúpido.
Taché algo frustrada las dos primeras palabras.
Vamos, ____. Sólo... Escribe lo que salga de tu corazón.
Suspiré antes de continuar escribiendo.
Día 1
Apenas es mi primer día en el hospital y ya quiero volver a casa.
Los estudios son horribles, la medicación es horrible y de no ser por Lena y el doctor David, los empleados también serían horribles. Cuando creía que todo sería insoportable, Henry y su pequeña familia llegaron a mi habitación. Al principio creí que sería mejor tener el cuarto para mi sola, pero al pasar un tiempo con Peter y Susan, descarté ese pensamiento por completo. Aún no sé muy bien cuál es la situación de Henry, pero por lo que pude entender, no es nada buena. Sería una lástima que algo malo le pasara, pues con ver qué tipo de personas son su madre y su hermano, ya puedo imaginar lo buen chico que es él.
Debo admitir que tengo unas inmensas ganas de que despierte, quiero hablar con él, conocerlo e intentar llevarnos bien.Éste fue mi primer día en el hospital, sin nada más que decir, hasta mañana.
Cerré la libreta y la dejé sobre la cómoda, para luego acostarme de lado y ver a Henry.
—Ya quiero que despiertes, Henry. Tu familia también lo desea.—solté antes de que el cansancio comenzara a decaer sobre mis párpados.
°•°
Una extraña sensación me hizo despertar, creí que sería otra de esas horribles convulsiones pero no. Por alguna razón, miré en dirección a Henry y para mi sorpresa, comenzaba a moverse lentamente.
Casi desesperada, tomé el pequeño botón para llamar a Lena y lo presioné repetidas veces.
Bajé de la cama impaciente y salí al pasillo, mirando para ambos lados esperando ver la delgada silueta de Lena, quien sólo tardó unos pocos minutos en llegar.—¿¡qué sucede!? ¿¡te encuentras bien!?—
—¿Yo? ¡No!—negué rápidamente—. Es Henry.—solté tratando de no subir demasiado la voz.
La enfermera entró al cuarto y se acercó a Henry, mientras que yo tomaba rápidamente mi celular y marcaba al numero de Susan.
~¿____? ¿Qué pasó?~la adormilada voz de la mujer me contestó de inmediato.
—Es Henry, acaba de despertar.—solté mientras veía como el chico se acomodaba en la cama y me miraba algo confundido.
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~° 11 Days With Henry Carpenter (The Book of Henry) ~
Fiksi PenggemarCuando creía que todo sería una mierda, cierto chico de ojos azules entró a la habitación, seríamos compañeros de cuarto. Desde ese momento, algo realmente mágico nacería entre ambos, una complicidad y sentimiento tan profundos, que cualquiera creer...