Capítulo 20 = El amor es increíble

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M I C H A E L

Me vestí y salí de la celda, dejando a Pete dormido, le pedí a Kenny un favor y ahora está vigilando la celda para qué el vampiro de mierda ni se atreva a tocarle un cabello a Pete. Nadie lo toca más qué yo.

Me dirigí a la pequeña biblioteca, donde tenía escondidas un par de cosas.

Al llegar me alivie al ver qué no había nadie. No me sorprende, creo qué sólo hay algunos 5 reclusos qué han de leer.

Por debajo de unas de las estanterías, busqué con el tacto hasta tocar una caja qué estaba pegada al mueble con cinta. La saqué y volví a buscar lo qué de verdad necesitaba. Un revolver.

- Hola vieja amiga - sonreí al verla otra vez después de mucho tiempo.

De verdad qué es impresionante lo qué puedes llegar metar de contrabando en una prisión.

Abrí la pequeña caja donde estaban las balas.

- ¿Qué estás haciendo? - al escuchar esa voz detrás de mí me mordi el labio.

- ¿Qué te parece qué hago?

- Creí qué habías tirado el arma. Mentiste - me reprochó Henrietta.

Me levante del suelo y coloqué tanto las balas cómo el revolver un una mesa.

Suspire fastidiado. Sabía qué me daría sermones de las cosas malas y buenas qué me importa un carajo.

- Pues me alegro de haberlo hecho, porqué ahora la necesito - me miró con duda - el imbécil de los colmillos tocó a Pete - no hubo reacción.

- Te van a descubrir y te llevaran a MS - máxima seguridad. Recargue las balas y con un movimiento de muñeca cerré el tambor - no arruines el plan, Michael.

- Ése bastardo hizo llorar a Pete, ¡a mí Pete! - golpee la mesa con fuerza - ni siquiera yo me permito hacer éso, ¿ahora qué venga el pendejo ése y lo haga? - me reí - no, claro qué no.

Me miró sería y luego suspiró.

- Escondela bien, evita a los guardias, y asegurate de tener una muy buena cuartada para cuándo el disparo se escuche por media prisión - se dio la vuelta para salir de la biblioteca - y rematalo bien - note una gran sinceridad en sus ojos al decir éso.

Sonreí.

- No necesito recordatorio para éso.

K E N N Y

Bosteze un poco aburrido, sin despegar la mirada de Pete quién dormía sin ningún problema.

- Kenny - llevé mi atención a Butters, qué estaba sentado a mi lado en la cama - iré al baño.

- Voy contigo - cuándo tuve intenciones de levantarme, él me detuvo.

- No, tu tienes qué cuidar a Pete.

- Ay por favor, no le pasara nada en un rato.

- Al igual qué a mi - me miró con una sonrisa tan hermosa qué me derritio el corazón - será rápido.

Hice un puchero.

- Bien - se acercó a mi rostro y dejó un beso en mi nariz, cosa qué me hizo sonrojar.

- Ya vuelvo.

Suspire al verlo irse. Por la puta madre, ¡lo amo!

Me dejé caer sobre la cama y sonreí cómo un idiota al recordar todo lo qué eh pasado con él. Mi corazón va cómo tren cada vez qué lo hago.

Let's Go Behind Bars [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora