Let's Go Behind Bars [EDITANDO]

Capítulo 27 = No necesito nada más

4 AÑOS DESPUÉS

D A M I Á N

- Aún no puedes lanzar fuego.

- ¿Porqué no?

- No sabes controlar tu temperatura, podrías quemarte la lengua. Además, tu mamá se enojará.

- ¿Y cuándo podré hacerlo?

- Cuándo crezcas.

Sonreí al ver con más detalle a mi pequeño niño. Era tan lindo.

¿Creían que mentía?, claro que no, desde luego que podia hacer que ambos tuviéramos un niño. Pero no, no era como todo el mundo cree que sería, en que Pip llevaría un bebé en su vientre por 9 meses.

En el infierno había un científico que terminó aquí por crear vida sin la necesidad de una mujer para llevar la cría. Ése hombre era muy buen amigo de mi padre, y nos hizo el favor, por éso no hubo ningún problema, lo que yo tenía que hacer era el trabajo difícil.

Lo único que necesitábamos era un óvulo y el esperma. Tardé una semana creando un óvulo con las células de Pip, más de siete días sin dormir. Pero con éso lo logramos, y el embrión comenzó a formarse en una pequeña cápsula.

Pero a pesar de éso, me di cuenta de algo, parecía que Pip no estaba completamente satisfecho. Todos los días lo veía verlo, tocando el cristal de la cápsula mientras tocaba su vientre. Sabía mejor que nada qué era lo que quería.

- ¿Quieres sentirlo? - saltó del susto al oírme.

- Damián... me asustaste - quitó rápidamente las manos y las llevó detrás de su espalda.

Sabía que él también pensaba que llevaría cargando con el bebé, así que no lo dejaré sin el gusto.

- ¿Quieres sentirlo? - repetí la pregunta.

- ¿Sentirlo?

- No lo tendrás, pero puedo conectarte con él, con un vínculo - me acerqué a él para tocar su vientre  - Lo sentirás todo, como si de verdad lo llevaras contigo - se ruborizó, podía jurar que hasta sus ojos se iluminaron - estará conectado a ti, todo lo que comas lo recibirá él, lo que tu sientas él igual; todo. Y viceversa - metí mi mano dentro de su pijama para tocar su piel - con la diferencia de que... no vas a engordar.

Se rió, pero no dejaba de verme sorprendido, con mi mano podía sentir lo rápido que latía su corazón.

- ¿De verdad puedes hacer éso? - le sonreí.

- Aunque no pudiera - tomé sus manos y junté su frente contra la mia - por ti, buscaría la forma de hacerlo. Si eso te hace féliz.

Me dijo que sí, sin pensarlo 2 veces. Fue un poco divertido verlo pasar por todos los síntomas del embarazo, tuvo un gran apetito, todos los días tenía antojo de algo diferente, tuvo vómitos a todas horas diferentes, cambios de humor nada normales en él. En ése último también sufrí yo.

- ¡Te odio!

- ¿¡Eh?! ¿¡ahora que hice?!

- ¡Ser el idiota más grande del infierno! - me gritó antes de azotar la puerta de la habitación. Yo solo me quedé estático donde mismo, sin entender nada.

- ¿Pero que mierda?

Analicé la situación. Estabamos sentados en el sofa, me dijo si recordaba algo, le dije que no y... ¿explotó?

Muy raras veces había visto a Pip molesto conmigo, ni siquiera recordaba si alguna vez me insultó. Para mi Pip era la persona más adorable del mundo, era amable, no decía groserías y nunca se enojaba. Pero ahora, parecía tener un humor peor que el mío.