2.- Una Dulce Tentación...

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En la Grecia antigua los primeros hombres mortales descubrieron el acto del cortejo para enamorar a las bellas doncellas que llegaban a la edad para desposar, muy curiosa mi madre observaba los hechos que acontecían bajo sus pies desde su templo Urania al noreste del ángora de Atenas, su curiosidad era tal que no perdió detalle de aquel extraño ritual de enamoramiento en los que el deseo, la pasión y yo mismo formamos parte de tal hecho lleno de movimientos de manos y pies conocidos hoy en día como baile.

La concentración de mi madre atrapada por tan curiosos movimientos crearon en ella la necesidad de darle un obsequio al hombre mortal para que al finalizar este su rutina le entregara a la doncella por la cual sintiera amor una promesa de amor eterno, de fidelidad y felicidad por el resto de sus días, pero también como un símbolo erótico y atracción sexual, fue entonces que mi madre con tan solo pensarlo y un poco de sus dones creo con la semejanza a la forma y figura de corte vertical al igual que la vulva femenina dandole por nombre... Manzana

Desde entonces y hasta el fin de la éra del mito, las manzanas al ser entregadas a las bellas mujeres por un hombre significaba desde el deseo carnal tal y como lo indicaba su rojizo color hasta el acto puro del matrimonio tal y como el color del interior de la manzana, sin embargo no era tan sencillo el hecho de simplemente regalar la manzana, mi madre puso una ley que hasta en el mundo actual rige, si la futura esposa muerde la manzana y esta se torna café al terminar de masticar ese primer bocado el matrimonio estaba condenado a no efectuarse al contrario de lo que sucedería si la manzana quedaba impecable en su color natural, y si eso sucedía era mi responsabilidad como Eros Dios del Don del amor y la pasión el casarlos y solo yo podía efectuar tal ceremonia.

-¿Recordando viejos tiempos hermanito?.- pregunto Elliot al interrumpir mis pensamientos mientras observaba la vista del departamento que habitaba desde la cual podia apreciar casi toda la ciudad.

-¡Anteros!- exclame sorprendido, puesto que le había perdido de vista desde hace un par de semanas después de aquel incidente con la pareja de almas gemelas. -Eric, mi nombre es Elliot- dijo con un tono un poco sarcástico.

-La vasija que escogiste es muy interesante- comento mi hermano, por lo que seguramente ya había logrado investigar sobre la anterior vida que habitaba el cuerpo que ocupe para llegar a la tierra.- ¿Sabias que su amor verdadero fue arrancado por el Emperador del Gran Tártaro?.- agrego con gran elogio hacia Hades el Rey del inframundo.

Era curioso que mi hermano pensara que fui yo quien escogió el cuerpo mortal, por lo que tras el comentario de este descubrí la razón por la que mi madre había escogido a este mortal, pues no hay peor castigo para un alma gemela el perder por siempre a su par y mucho mas a manos del emperador del mundo de los muertos que seguramente fue un capricho, a causa de esto el corazón del mortal que tengo como vasija dejo de creer en el amor, dejo de creer en mi.

-¿Como sabes todo eso?.- le interrogue muy curioso de su respuesta.

-Facil... mi querido hermano- dijo mientras sacaba de su bolsa una moneda de particular tamaño y destellante brillo debido a que el material con el que estaba hecho brillaba tal y como la luna llena con ese platinado perfecto.- visite aquel lugar que nuestra madre prohibio desde epocas remotas.- continuo hablando mientras lanzaba la moneda al aire- Sin embargo esa mortal.- hablo con una especia de repulsion hacia la persona que seguramente habia evitado que llegara a su objetivo.

-Pandora solo cumple con su trabajo...- interrumpi al adivinar sobre el lugar del que hablaba- es exactamente lo mismo que tu y yo, aunque...- mi silencio fue para formular bien mi pregunta sin que se notase que ya sabia sobre aquel oscuro sitio- Segun por lo que dicen de ella no entiendo ¿Como es que aun es mortal?.- mi hermano se mostro sorprendido por un instante sin embargo desde que fuimos creados las historias sobre los tres grandes, sus logros y a venturas eran para nosotros como un cuento de hadas para dormir.

The Art of Not Falling in Love (El Arte de no Enamorarse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora