Capítulo 2.- "El orden del paraíso"

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Al cabo de un rato los ángeles se disiparon como la luz que cubría mis ojos. Aparentemente fueron a... continuar lo que fuera que estaban haciendo.

Después de haber conocido a mi Dios, era hora de aprender cómo se manejan las cosas en el paraíso y alguna pista de mi nueva misión, para ello me asignaron a Orel, un ángel que tenía buen tiempo en el paraíso y que pensó en mi nuevo nombre.

Era un ángel sin alas, como ya lo he descrito, medía aproximadamente un metro ochenta, era muy alto (al menos mucho más alto que yo), su tez es aperlada, no poseía un cuerpo musculoso, pero aparenta tener una increíble fuerza física. Su cabello es muy corto, mentón cuadrado, sus cejas son finas y redondas, y sus ojos son de color castaño claro. Y como todos los demás ángeles, portaba una vestimenta muy similar a los antiguos romanos (una túnica y sandalias de cuero).

Él se ofreció a mostrarme y explicarme cómo funciona la ley en el paraíso.

- Hablando claramente, no existen reglas aquí en el paraíso - me dijo mientras caminábamos por un corredor que conectaba varias salas del lugar en donde estábamos.

- ¿A qué te refieres?-, le dije mientras me daba una idea de cómo sería el "edificio" visto por fuera, debía ser enorme.

- Es decir, todos los que estamos reunidos en este lugar, lo estamos por una razón, ¿entiendes lo que quiero decir?-. Me dijo todo y nada a la vez.

- Lo dices porque somos almas buenas, ¿O qué me equivoco?

- No te equivocas, estás en lo correcto. Aparte de linda, eres inteligente-, ¿Acababa de decir que soy linda? Me puse tan sonrojada, que tan solo pensar que él me estaba viendo en ese "estado", me sonrojaba aún más.

- En fin, a pesar de no haber leyes, hay una estructura que todos debemos entender y seguir - Continuó después de permanecer en silencio.

- ¿A qué te refieres con "estructura"? - Le pregunté para no dejar hablando sólo.

- Verás...- se sentó en un gran arco que parecían ser ventanas, había demasiados en esa parte del corredor, parecía que habíamos dejado los salones atrás - ... cuando hay un "pecador" que estuvo dispuesto a seguir y entregar su alma al bien...

- ¿Un pecador?- lo interrumpí- ¿acaso te refieres al hombre?

- "El hombre", es un término que ellos mismos se dieron, creen que al ser su especie es privilegiada por la creación de Dios, también creen que merecen ser considerados la mejor creación. Pero no es así. Sí, Adán y Eva fueron los primeros de su especie que dios creó, pero perdieron el derecho de ser llamados los primeros ángeles, tras caer en la tentación del señor del pecado. En ese momento, habían firmado una guerra, y Él tenía una ventaja y una debilidad al haber hecho eso, pues al ser las primeras almas creadas por Dios, significó que no fueron un éxito. No significa que nosotros los ángeles seamos mejores, es solo que, cumplimos mejor sus expectativas-.

Quedé boquiabierta después de enterarme de ello.

- ¿Entonces un pecador es cómo un estado neutral en donde decidimos convertirnos en ángeles o demonios?-.

- Así es, aprendes rápido-. Me dijo mientras dirigió su mirada a mis ojos y dibujó una ligera sonrisa. Al instante, me sonrojé una vez más.

- ¿En qué me quedé?... ¡Ha, sí!... cuando el pecador sigue el camino de Dios, él lo toma en cuenta para una misión en el paraíso.

- ¿Una misión en el paraíso?- pregunté - Creí que nos daban una nueva misión para cumplir al reencarnar-.

- Oh... ya entiendo tu razonamiento-, me contestó como si hubiera preguntado lo mismo al llegar a este lugar - es otro error cometido por "el hombre", creen que como la existencia gira en torno a ellos, son los elegidos para cumplir las misiones, pero ya te he dicho lo que pienso sobre ello...

- ¿Entonces, somos sus peones?- evité mirarlo mientras la interrumpí.

- Algo así, dependiendo de tu progreso puedes avanzar, de ser un peón a ser una reina. Pero por tu pregunta parece que no te agrada mucho. ¿Te molesta la idea?-.

- ¡No!, para nada, además fui yo quien decidió estar a sus órdenes -. Le respondí sin dudarlo.

- Bien, es por eso que estamos aquí...- me dijo mientras miraba el cielo, que parecía siempre ser un atardecer, rojizo anaranjado.

- ... aprovechando tu comparación con las piezas de un juego de ajedrez, hay clases de ángeles:

Sanadores: Son ángeles que hacen el labor de doctores, curan a otros ángeles.

(¿Curar? ¿De qué? Me limité pensar mis dudas, no quise interrumpirlo una tercera vez).

Aprendices: Son ángeles que deciden aprender a luchar para defender y avanzar a ser "guardianes o guerreros".

Guardianes: Los guardianes son aprendices que son elegidos para proteger a esta construcción, que por cierto, es llamada "Sutti", creo que no te lo había dicho. Significa "Luz" en el idioma Quechua, una lengua de los pecadores que le gustaba le pusieron ese nombre ya que las almas de esta civilización fueron los primeros en ser Guardianes de la edificación. En fin...

Guerreros: Son ángeles que... participan directamente en la batalla.

Y al final los ángeles a los que conformo:

Orientadores: Nosotros somos ángeles que fuimos guerreros y no podemos volver a la batalla, ya que en algún momento sufrimos heridas que nos alejaron permanentemente de esta; así que ahora somos los mentores de las nuevas almas... y... debes tomar una elección -.

Mientras me decía todo eso, no sabía que decir, era tanta información que asimilar. ¿Qué guerra? ¿Por qué pelean? ¿Contra quién pelean? ¿Elegir el tipo de ángel?...

- ¿Estás bien?-, me preguntó mientras me encontraba divagando - parece que no puedes asimilar tanta información, tranquila, no tienes que aprenderlo todo en un solo día-. No respondí, mi mente estaba tan confusa, tan asustada.

- Bien, sigamos con el tour, pregúntame algo, lo que quieras, es hora de relajarnos un poco.

- Está bien-, respondí mientras trataba de relajar mi espalda y mi cuello, sentí como si estuviera cargando con el destino del paraíso en mis pequeños hombros.

Respiré hondo, aspiré tanto aire como mis pulmones soportaran y pregunté:

- ¿Qué te pasó en "la batalla"? -.

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