Capítulo 8.- "Otro nombre"

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- Respira hondo y mantén la calma – dijo Granel mientras Iris realizaba poses de yoga para relajar el espíritu.

Aunque Iris estaba más concentrada en mantenerse en equilibrio con una sola pierna, que en contener la calma, se tambaleaba como un bebé aprendiendo a caminar. No tardó mucho en perder el equilibrio, algo que Granel veía venir.

- Otra vez – dijo el anciano mientras se convencía de que lo que había visto en ella no había sido un error.

- No soy buena gimnasta – dijo Iris mientras sacudía la tierra de su toga.

- No es necesario niña – dijo Granel mientras le lanzó una "mirada" con sus peculiares ojos cerrados y se dirigía a la rama cortada por su espada cunado atacó a Orel.

"Sus ojos delatan que tal vez fue un asiático cuando estaba vivo" pensó Iris.

- ¿A qué se refiere? – preguntó Iris desconcertada, sacudiendo la cabeza tratando de sacar de su mente la idea del anciano cómo un joven asiático – es necesario, es indispensable tener equilibrio.

Granel levantó la rama y dijo - niña, si tu alma quiere hacer algo, lo hará, contigo o sin ti -.

Orel, que se encontraba bajo un árbol meditando, a una considerable distancia del lugar de entrenamiento de Iris, alcanzó a escuchar la frase del anciano, lo cual hizo que recordara su entrenamiento con él y una repentina necesidad de proteger a Iris.

***

Orel estaba invocando su espada en el jardín de árboles de follaje de algodón, estaba materializando su alma mientras Granel (quien tenía la misma apariencia en aquel entonces), lo vigilaba con atención, como si fuese una especie de examen.

- "si tu alma quiere hacerlo, lo hará, contigo o sin ti"

Orel no comprendió las palabras del maestro de su madre, nunca se confió de él, pero su madre lo estimaba mucho y Orel no se oponía a las decisiones de su madre, esa fue la condición que le dio para permanecer en la clase de ángel guerrero.

- Estoy cansado – dijo Orel mientras trataba de materializar su alma, pero solo conseguía emanar luz y calor de su cuerpo.

- Pero ella no... – dijo el anciano.

Orel volteó a ver a su madre, se encontraba recostada bajo el árbol más cercano, estaba descansando, quizá durmiendo.

- ... no tu madre... – afirmó Granel – ...tu alma.

- ¿Mi alma? – pregunto Orel – mi alma, es mía, soy yo, es una parte de mí, ¿no es así?

- Si Orel, es tuya – dijo el anciano – pero podría dejar de serlo...

<<... lo hará contigo a sin ti>> esas palabras retumbaron en la cabeza de Orel, ahora entendía, pero - ¿qué es lo que quiere hacer mi alma? – preguntó confundido.

- Dímelo tú Orel, ¿qué quieres hacer? ¿Por qué quieres materializarla?...

- Para... - las palabras de Orel se trabaron en su garganta y no continuaron al ver que Granel se dirigía a toda velocidad y decidido a atacar a su madre.

Orel era el ángel aprendiz más veloz aún sin poseer alas, por lo cual, en cuestiones de fracción de segundo de encontró frente a Granel y este se detuvo en seco. El anciano estaba seguro de la habilidad del muchacho, al verlo frente a su camino soltó una ligera risa que ayudó a Orel a comprender, que había sido engañado por un anciano.

Granel no dudó ni un instante y lanzó un ataque certero al hombro derecho de Orel que empezaba a emanar luz y calor. <<Bien hecho muchacho>> pensó Granel después de haber dado su mejor ataque y ver que el muchacho lo había... bloqueado.

Dos espadas, una fina y delgada pero muy peligrosa en manos hábiles. Otra pesada y gruesa, forjada por un alma dispuesta a defender, pero se encontraba cortada en dos pedazos, por un corte limpio.

Orel se encontraba con las piernas separadas semi-flexionadas, sus manos sostenían la empuñadura dorada de su espada plateada, su mirada estaba baja, opacada por el largo cabello que poseía aquel apuesto muchacho. El reflejo del sol hacía brillar el pedazo de espada que reposaba en el césped.

***

<<Calor, dolor... mi brazo>> recordó Orel, y lo que aquella frase había significado. "Mi alma quería algo, y lo haría conmigo o sin mí" pero antes debía saber qué era, y al fin, pude escucharla, su misión, su propósito, su voz, su nombre... el nombre de mi alma...

- ... mi nombre es Orel - se dijo a sí.

- ... mi nombre es Sard – dijo su alma – y mi propósito es proteger. Orel... mi nombre es Orel Sard y mi propósito es proteger – sonó su voz y su alma al unísono.

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