Orel tenía la voz quebrada, ronca, apenas y podía hablar, sus puños estaban apretados. Permanecía sentado en un arco-ventana que daba a un jardín donde había árboles de color rosado, naranja, rojo (parecía que su follaje era algodón), más lejos se encontraba un conjunto de ángeles en una clase de meditación. Su mentor, era un ángel muy anciano, carecía de cabello pero tenía una barba blanca y larga (sin exagerar, le llegaba a la cintura), era muy delgado, sus ojos estaban cerrados (eso parecía), se mantenía de pie y sonriendo, sonriendo a Orel.
No sabía qué hacer, Orel se encontraba callado, mirando hacia la clase de meditación, me daba la espalda y pude contemplar algo, su toga estaba cocida de la espalda, de donde deberían de salir sus alas...
- Tomé una elección... - le dije a Orel que me daba la espalda.
Orel no contestó, parecía estar recordando, pero no era así, solo, necesitaba digerir la muerte de su madre, que hasta la fecha, no había querido aceptar. Algo dentro de él se negaba a dejarla ir sin haber podido hacer nada por ayudarla.
- ¿Orel? – alzó un poco la voz, tratando de llamar su atención.
- ... no está muerta Iris – dijo con voz ronca y continuó – yo sé que está viva, y la voy a encontrar...
Iris guardó silencio. ¿Viva? ¿La madre de Orel? Pero aunque así fuera, él no podía encontrarla sin sus alas, nadie ha llegado al otro lado del tablero, donde se rumorea que siempre es de noche. Sólo se arriesgaría a perderse o morir.
- No Orel, tú no puedes hacerlo, ya no tienes alas, y para buscarla, las necesitas – ese comentario hizo que Orel se sintiera inservible, como aquel día, en el que no hizo nada para ayudar a su madre.
- ¿Y qué? – preguntó tristemente – es lo que merezco, es lo que debió haber ocurrido...
Iris se sintió mal al ver así a Orel, él tenía esperanza y ella las apago tan fácil como a una vela.
- Yo lo haré... - Orel volteó su cabeza y su mirada denotaba asombro.
- ¡No! – contestó rápidamente.
- ¿Por qué no? - sabía que Orel no negaría su esperanza, quedó pensativo, y solo pudo defenderse con:
- Porque no es tu misión Iris...
- ¿Acaso tenemos misiones específicas asignadas?
- No... pero... quizá... – Orel no sabía responder, él quería encontrar a su madre, y ella había ofrecido su ayuda - es algo muy arriesgado – concluyó.
- Pues tal vez sí es mi misión Orel, encontrar a tu madre – miró a Orel con intriga – yo quiero ayudarte, si tú me enseñas-.
***
Encontrar a su madre, eso quería Orel, desde que perdió sus alas (las cuales nunca recuperaría), tenía la esperanza y corazonada de encontrar viva a su madre, pero ¿dónde?
- Iris – dijo Orel después de meditarlo - ¿estas segura de tu decisión?
Iris miró a los ojos a Orel y asintió con la cabeza, su mirada reflejaba entusiasmo, nerviosismo, pero seguridad.
***
Iris sentía un vínculo con Orel y ella quería ayudarlo. Además no solo eso, Iris sentía curiosidad, sentía que alguien "allá afuera" la necesitaba. Desde que había llegado, tenía ese presentimiento, como una especie de brújula interna que la guiaba a un lugar desconocido.
- Bien, estoy decidida y emocionada, ¿Cuándo empezamos?
Orel notó la expresión de Iris, sabía que estaba segura de su elección.
- Cuanto antes – respondió junto con una sonrisa.
Iris se puso muy contenta y lo demostró dando saltitos y rebotando en el suelo de nubes a sus pies.
- ¿Y ahora qué? – preguntó Iris.
- Debes asistir a clases con distintos ángeles que te enseñara a manejar y especializar tus habilidades-.
- ¡¿Escuela?! – dijo Iris con la actitud de un joven de secundaria que tenía un sueño hermoso antes de despertarse.
Orel no pudo contener la risa, estaba entusiasmado, su esperanza se había materializado, y ahora tenía nombre "Iris".
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Las Noches
FantasyIris, una joven ángel es recibida en el cielo. Su misión es encontrar a un chico llamado Urhy, ¿qué lazo los unió en la vida terrenal? Una historia que espera poder atraparte en cada capítulo, una guerra entre cielo e infierno. ¿Quién ganará?