Capítulo 9.- "Ayúdalo"

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<< ¡Iris!>> Orel recobró el sentido de aquel viaje entre sus recuerdos. Granel se dirigía lentamente con la rama en sus brazos hacía Iris.

"¡La golpeará!" un instinto de Orel lo hizo saltar de su estado de paz a alerta. "¡No sería capaz!" pensó Orel tenso.

***

- "conmigo o sin mi" – repitió Iris las palabras de Granel – es decir, ¿que mi alma tiene una ideología propia o que debo estar en sincronía con migo misma?-.

- Exactamente – dijo el anciano con una sonrisa – eres una chica muy lista -.

Orel tenía los ojos tan abiertos que parecía que se le botarían. La muchacha comprendió con extremada facilidad las palabras del anciano, tanta facilidad que se sintió un tonto al no descifrarlo con tanta calma y rapidez como ella.

- Entonces, debería continuar con los ejercicios de yoga –dijo feliz de la idea de conocerse a ella misma.

- Así es –respondió Granel mientras le daba la rama –los ejercicios te ayudaran a controlar a voluntad tu cuerpo, y al mismo tiempo aprendes a relajarlo para trabajar naturalmente y en armonía con tu alma. Una vez domines el estado de paz interior, estarás lista para conocerla, niña.

- ¿"Conocerla"? ¿Se refiere a mi alma? –dijo Iris sorprendida de lo fácil que sonaba eso.

- No Iris – corrigió Granel – no a tu alma, sino tu propósito. Ahora, continúa tus ejercicios, utiliza la rama para mantener el equilibrio, pero no te acostumbres, solo utilízala cuando sea necesario.

***

Pasaron semanas en el Sutti, Iris se concentró lo más que pudo en los ejercicios, en mantener la calma y conseguir un estado de relajación. Pero no todo fue fácil, el equilibrio mejoró mientras los ejercicios adquirían complejidad, en fin, había algo que mantenía a Iris fuera del estado de relajación. Cuando intentaba entrar al trance de paz, surgía una ráfaga de emociones negativas que le daba miedo, algo dentro de ella tenía miedo y a pesar de haber conseguido entrar en el estado de paz, no le gustaba intentarlo frente a Granel, se excusaba con: aun no puedo, necesito seguir practicando.

Eso era una mentira, Iris podía alcanzar el estado "pharle" en cualquier pose de yoga que intentara o sin ellas, pero no le gustaba sentir esa desesperación que la inundaba desde que llegó. Al entrar en el trance se sentía en contacto con la brújula interna que le indicaba dónde debía estar. Y no era algo que a Iris le agradara experimentar hasta que se decidió. Parecía ver cada vez más decepcionado a Orel, no quiso que pensara que su "talento nato" de conocer y manejar su alma era solamente un reflejo natural por querer protegerlo de aquel ataque.

***

Al terminar temprano la sesión de ejercicios que Iris conocía de memoria, se dirigió a su recamara en la quinta planta del Sutti, el cual contaba con alrededor de 14 plantas. Era donde los ángeles tenían habitaciones para descansar, lugares para curar y salones para entrenar, algo curioso es que ningún aprendiz podía subir hasta el final sin un par de alas, pues a partir de la 10° planta ya no había escalones. Nadie sabía que había hasta arriba, se rumora entre ángeles guerreros que sobre el Sutti se encontraba un portal que daba al "tablero", los ángeles médicos decían que era el cuartel de Dios, donde descansaba y pensaba su siguiente movimiento.

Iris se dirigió a su habitación, entró (era una recamara que tenía baño, una gran cama y sofás, frente a ellos una mesita céntrica, nada de eso era necesario ya que el suelo era igual de cómodo que cualquier sillón o cama) cerró la ventana y dio un aplauso, las paredes que parecían no existir ya que estaban simulando el cielo, se volvieron obscuras como la noche, pasó una hermosa transición de día soleado a noche de luna llena, pues en el Sutti siempre era de día y la única forma de dormir sin que el sol te diera en la cara era esa. Trabo la puerta por si alguien intentaba entrar a buscarla (algunos ángeles de recamaras vecinas). Se sentó en su cama con las rodillas flexionadas, en posición de meditación y entró rápidamente al estado pharle.

Sintió como una mano fría tocó su muñeca, quiso regresar, pero fue imposible, la estaba sujetando su alma, la pudo escuchar, la pudo sentir, hacía frio, mantenía los ojos cerrados y apretados, solo escuchaba.

- ¡Iris, iris, iris! – una voz desesperada – ¡Iris!

No pudo contenerse, quiso escapar de ahí y abrió los ojos. Era de noche, estaba sobre un castillo y frente a ella brillaba una luna llena, escuchó la voz de su alma que decía – ayúdalo – Iris se dio la vuelta y sólo pudo ver sus ojos. Brillaban con la misma intensidad que la luna a pesar de ser oscuros y tristes, su mirada era muy hermosa, se encontraba allí frente a ella, a no más de tres metros. Iris sintió miedo y asombro, no estaba segura de ello, pero tenía una corazonada, de pronto volvió a escuchar la voz proveniente de su interior:

- ¡Ayúdalo Iris!, te necesita-.

Iris no estaba segura del propósito de su alma, creía que buscaría a la madre de Orel, nunca imaginó que su misión era "ayudar" a un demonio.


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