Capítulo 7.- "Manos a la obra"

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Iris salió con Orel del gran salón donde se encontraban, al igual que cada ángel con su mentor, Orel avanzaba a pasos agigantados e Iris tenía que ir casi corriendo, sus pasos eran más cortos que los de Orel. Ella lo seguía viendo su espalda mientras el avanzaba con agilidad entre los demás ángeles, veía como se alejaba poco a poco, hasta que... lo perdió de vista. Se quedó parada, deteniendo en seco su paso acelerado, mientras los demás ángeles y sus mentores caminaban como las personas en las ciudades más pobladas del mundo de los pecadores.

Su ojos empezaron a buscar desesperadamente a Orel, ¿cómo lo había perdido? ¿Cómo es que era tan rápido?

Iris estaba tratando de localizarlo pero fue al revés, cuando él tocó el hombro de Iris desde su espalda, ella se dio la vuelta asustada y estaba allí, sonriendo.

- ¡¿A dónde fuiste? ¿Se te olvidó que te estaba siguiendo?! ...- reclamó Iris.

- ¿Realmente lo hacías?... – respondió Orel sin dejar de sonreír-.

Iris se sintió confundida, ¿A qué se refería?

- Lección 1 – dijo Orel – no pierdas de vista tu objetivo, en el campo de batalla, es la diferencia entre tu vida y... la de alguien más-.

Iris sabía que esto iba enserio, era la primera lección y orden que recibía, y no había ni empezado el entrenamiento, tal vez no era una lección, sino un consejo.

- Sígueme - dijo Orel – empecemos esto como se debe de hacer.

Orel llevó a Iris al jardín donde habían estado anteriormente, hizo una seña de "espera aquí" y se dirigió al señor que anteriormente había visto Iris.

Vio como Orel llegó y se hincó aunque él anciano le daba la espalda a unos metros.

- Mi maestro... – dijo Orel, Iris alcanzó a escucharlo, ¿qué el mentor de Orel no había sido su madre? – quiero pedirle un favor, usted es el indicado para ayudarme en esto... -.

Mientras Orel le hablaba, en el tiempo de un parpadeo, una ráfaga de luz que deslumbró los ojos de Iris, se materializó en una espada delgada en la mano del anciano, la distancia entre Orel y el anciano era mucho menor, se encontraba a medio camino de encontrar el cuello de Orel con aquella diminuta hoja afilada...

- ¡Cuidado! – lanzó un grito Iris, tapándose la boca.

Una ráfaga de viento levanto el polvo y a las hojas que yacían en el suelo, cayóuna gran rama de un árbol cercano, a unos 5 metros.

El anciano volteó a ver a Iris que estaba estupefacta de lo que acababa de presenciar. Hojas del follaje del árbol cayeron al suelo por un fino corte que había causado la ráfaga de aire proveniente de la espada del anciano.

Iris continuaba tapándose la boca, el corazón le latía irregularmente, fue algo completamente inesperado.

- Iris, ¿todo bien? – dijo Orel mientras contenía el ataque del anciano con una espada de plata que había surgido igual como la de su atacante.

- Yo... - dijo Iris con voz temblorosa - ... creí...

- ¿Cómo hiciste eso niña? – preguntó el anciano añadiendo -... mi nombre es Granel por cierto, mucho gusto.

Su voz sonaba tranquila y pacífica a pesar de haber cometido tal acto de salvajismo en contra de Orel.

Volvió a repetir su pregunta, apartando su espada de la espada de Orel, dejando de forcejear. Iris se percató que a Orel le dolió el brazo y su espada se estrelló por el gran impacto que recibió por la delgada espada del anciano.

- ¿Y bien? ¿No piensas contestar? – insistió Granel.

- Disculpe – reaccionó Iris – pero, ¿qué fue exactamente lo que hice?

- Niña, ¿no te has dado ni cuenta? – preguntó el anciano con tono de burla, como si fuera obvio.

- No, lo lamento, yo... solo grite – dijo Iris.

- Si, ¿por qué lo hiciste? – preguntó Granel mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro y ojos permanecían finamente cerrados.

- Yo... no lo sé, vi cómo... salió luz de su cuerpo y se transformó en una espada – contestó Iris con miedo de no acertar (en caso de haber una respuesta correcta).

- ¡Exacto! – sus ojos se entre-abrieron - ¿y sabes qué pasó en ese justo momento?

Iris sintió que era demasiado misterio, ¡¿qué se supone que había pasado?! Volteó a ver a Orel quien hacía círculos con su brazo para aliviar el dolor de su hombro.

- Niña – dijo Granel – estuviste a punto... de hacer lo mismo que nosotros...

... estabas a punto de materializar tu alma...

Niña, ¿Qué te detuvo? -.

Iris no sabía que decir, ¿sería cierto lo que estaba diciendo? ¿Materializar el alma? ¿Eso fue lo que presenció? ¿Esa luz, era él, era su alma?...

- Acepto – interrumpió Granel los pensamientos de Iris – acepto entrenarla, pero solo porque es muy interesante.

- Gracias – dijo Orel, mientras se incorporaba – sabía que lo harías-.

El anciano no volteó su rostro a Orel, a pesar de tenerlo a escasos centímetros, su mirada se dirigía hacia Iris, Orel se acercó a ella.

- Iris – le dijo Orel - saluda a Granel, tu mentor de alma, él te enseñará cómo hacer lo que acabas de presenciar, él te mostrará lo que hay en tu alma, espero que pongas toda tu energía y entusiasmo para ser la mejor-.

Iris sintió una explosión de sentimientos. ¿Acaso ella podía hacer eso? Iris observó sus manos y las apretó haciéndolas puño y volviéndolas a abrir, cómo si hubiera acabado de descubrir la existencia de estas.

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