Primera Parte
26 de enero, 2018
Como todas las noches iba en mi auto, un BMW último modelo, luego de un largo y rutinario día de trabajo en el bufete. Aún no estaba cansado y todavía tenía algunos trámites del bufete que debía completar, nada que no pudiera terminar en la comodidad de mi casa. Al detenerme en un semáforo decidí aflojar la corbata de mi traje negro cuando un rizo rojizo calló en mi frente, tal vez ya debería cortarlo antes de que comience a verse desaliñado. Yo era el único de mis dos hermanos que tenía el color de cabello de papá y a pesar de ser el menor de los tres soy el más alto, la diferencia es poca, pero aun así soy el más alto. Creo que la altura y el cabello es lo único que herede del físico de papá puesto que mi piel clara, mis ojos azules y mis leves pecas en los hombros definitivamente los heredé de mi bella madre.
Vuelvo a acelerar al ver la luz verde frente a mí entrando por fin a la autopista, mi celular comienza a sonar sobre el tablero del auto y contesto de inmediato al ver que se trata de mi asistente, Hope.
- Hope, estoy en vía ¿Qué necesitas?
- Lo siento Holden, si quieres te llamo luego.
- No, no, ya llamaste, solo dime - no hubo respuesta de su parte, tal vez cortó la llamada - ¿Hope?
- Eh, sí, sí, lo siento, solo quería avisarte de las cosas que tenemos para mañana.
- Adelante, te escucho.
Hablamos del itinerario que tendremos mañana, algunas reuniones y papeles que me entregará mañana que deberé firmar, me avisa que me pasará el itinerario de mañana en un correo para tenerlo a la mano y colgamos. Rápidamente mi celular suena con una notificación y efectivamente es un correo de Hope con el itinerario de mañana.
Regreso mi vista a la autopista solo para pisar con todas mis fuerzas el freno puesto que una pequeña sombra se atraviesa en mi camino cayendo en el asfalto. Cuando el auto por fin se detiene tomo grandes bocanadas de aire antes de colocar las luces de emergencia y decidir bajar del auto para ver lo que sucedió.
Llego al frente de mi auto con el corazón en la boca al notar que la razón por la que tuve que frenar tan abruptamente no es nada más ni nada menos que una pequeña niña, desmayada en el asfalto justo frente a mi auto. Esto es malo, muy, muy malo ¿Qué pasa si esto llega a los oídos del bufete? seguro nada bueno, ¿Y si la madre de la niña me demanda? eso definitivamente sería una catástrofe. Veo alrededor en busca de alguien que responda por la niña, sin embargo no hay nadie en la autopista más que los autos que continúan andando y rodeando mi auto como si nada de esto estuviera ocurriendo. ¿Qué hago, qué hago?
Miro una vez más alrededor antes de decidir tomarla en mis brazos y llevarla conmigo, dejo a la pequeña acostada en el asiento trasero del auto y subo al puesto del conductor, todo rápidamente, nadie parece estar al pendiente, pero prefiero no correr riesgos de que alguien pueda verme.
Arranco el auto aún sin saber qué es lo que haré, qué haré con la niña, debo ordenar mis ideas. Bueno lo primero es saber que está sana y eso será un punto a mi favor si llego a tener problemas, lo segundo es averiguar donde están los padres o tutores de la niña, y pensar en cómo hacer para que no me demanden. Ahora el problema está en que esto no llegue a oídos del bufete y para ello lo mejor será que sea discreto, tal vez podría pedirle a Jared, mi hermano, que pase por mi apartamento y le eche un vistazo a la niña. Sí, esa es una buena idea.
Marco de forma rápida el número de mi hermano en mi celular y esta vez coloco el altavoz porque no quiero tener más problemas esta noche. Después del cuarto pitido atiende.
- ¡Holden!
- Hola Jared, necesito un favor, y es de urgencia.
- ¿Pasó algo malo? - su voz se torna preocupada ante la seriedad de mi palabras.
- No... Bueno, sí... Algo así, necesito que vayas ahora mismo a mi casa, yo voy en camino. Las llaves están bajo la maceta que está frente a la ventana de la cocina.
- Esta bien, ya voy para allá.
- Por cierto, lleva tus cosas de doctor.
- Holden qué...
- Gracias - es lo último que digo antes de cortar y acelerar un poco más, pero teniendo el mayor cuidado posible, como ya dije, no quiero más accidentes.
Estaciono frente a mi casa, ni siquiera me preocupo por guardar el auto en el garage, simplemente bajo y tomo a la niña, que aún sigue desmayada, comenzando a caminar rápidamente sobre la grama hasta llegar a la puerta principal de mi casa, y antes de pensar en cómo maniobrar para abrir la puerta ésta se abre mostrando el cuerpo de mi hermano, quien claramente está sorprendido al darse cuenta de lo que llevo en mis brazos.
- ¿Qué mierda Holden...?
- Te contaré todo lo que pasó, pero ahora necesito que la revises, necesito saber si está bien - mi hermano se hace a un lado para que yo pueda pasar, y camino hasta el salón para dejar a la niña acostada en el gran sofá del lugar.
Jared comienza a revisar a la pequeña mientras yo comienzo a relatarle todo lo que sucedió en la autopista, él se encarga de reñirme en el momento que le cuento que estuve usando el celular mientras conducía.
- Muy bien, Holden - saca los guantes de sus manos para comenzar a guardar todas sus cosas - La pequeña está bien en lo que cabe, el golpe fue mínimo y solo le causó una pequeña contusión, sus manos y rodillas quedaron bastante raspadas por su fuerte caída al asfalto. - un suspiro de alivio se me escapa, un punto menos por el qué preocuparme - Sin embargo, - ay no, eso no es bueno - me parece que esta niña tiene un aspecto muy deplorable, sus manos están muy frías y su piel muy pálida para estar viva, me gustaría que mañana temprano la acerques a mi consultorio para hacerles unos cuanto exámenes.
- Claro no hay problema, tú dime la hora y ahí estaremos.
- Bien, ¿Te parece a las ocho de la mañana?
- Por supuesto.
- Procura que no coma nada hasta que todos los exámenes estén hechos ya luego podrás alimentarla, por cierto no olvides darle de cenar en cuanto despierte. ¿Estarás bien con ella?
- Sí, eso creo.
- Si tienes algún problema solo tienes que llamar, Jack y yo estaremos a la vuelta de la esquina ¿Está bien? - asiento estando de acuerdo con el mientras lo veo irse.
En cuanto mi hermano cierra la puerta vuelvo mi vista a la niña acostada en el sofá, ahora que todo respecto a su salud está resuelto y puedo quitarme parte del peso de encima me tomo un tiempo para ver mejor a la niña algo desaliñada, con un cabello oscuro, enredado y algo sucio, al igual que su blanca piel, sus mejillas delgadas al igual que el resto de su cuerpo, casi hasta el hueso. Según mis cálculos no debe tener más de seis años.
No sé cuanto tiempo paso observándola pero al ver que no despierta decido ir hasta la cocina para comenzar a preparar una cena para los dos, espero que despierte pronto.
ESTÁS LEYENDO
Fugaces
Historia CortaHolden Lowell: un hombre importante, un magnate, dueño una de las empresas más grandes e importantes de Inglaterra, dinero de sobra, mujeres de sobra. Un trabajo fabuloso, un hombre fabuloso, una vida fabulosa y blah, blah, blah... La verdad es que...