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_ RITSU _

— Disculpe, joven. ¿Puedo pasar?  Su madre me pidió que le entregara algo— escuché del otro lado de la puerta de mi habitación.

— Claro, claro. Pasa— le indiqué a la mucama y esta ingresó al cuarto—. ¿Qué tienes ahí?

— La Señora Onodera le manda esto. Con su permiso— la chica colocó en el piso una caja de tamaño mediano y se retiró. Esta estaba decorada con tonos azules y brillantina plateada, la cerraba un gran moño que la unía a la tapa, y sobre ella había una nota:

«Ritsu, lamento nuestra pequeña discusión de esta mañana, espero que no estés enfadado conmigo.

Por favor, usa esto en la cena de esta noche, es a las 7:30. ¡Y ponte muy guapo! Que ya te dije que viene alguien especial.

Con mucho cariño, mamá.»

Ahora mismo, ya era sábado de tarde. Había pasado en mi recámara todo el día desde que entré en ella. Aproveché esas horas para bañarme en mi tina y remojarme un rato, sí me relajé, pero aun así no paraba de pensar en lo que mi mamá mencionó antes.

Luego, sorprendentemente recibí una llamada de senpai. Me pareció extraño porque si no recordaba mal, él fue al cine con Yokozawa-san y cuando me llamó era la hora de la función a la que me dijo que irían. Lógicamente contesté, pero me dijo que al final la salida se suspendió porque su amigo se sentía mal. Le pregunté por qué no lo estaba cuidando o algo por el estilo y me respondió que Yokozawa-san se negó a recibir su ayuda.

Como Takano-san no tenía nada que hacer, y yo mucho menos, hablamos demasiado tiempo por el celular, no recuerdo cuantos minutos exactamente, pero sé que fueron los necesarios como para que su saldo expirara. Conversamos de casi todo, de las recientes pruebas, de qué haríamos en nuestras vacaciones, una que otra broma hacia mi persona, libros y autores, etc. Unos segundos antes de que la llamada se cortara me preguntó si en los días libres de clase me gustaría salir a algún lugar con él ya que supuestamente tenía algo importante que decirme. Acepté.

Una hora más tarde continué con mis estudios, pero poco a poco mis ojos tomaron vida propia y comenzaron a cerrarse entre más páginas leía. Sabiendo que era capaz de morir en el suelo, me lancé a la cama y al rato caí en un profundo sueño.

No tengo idea del tiempo que era cuando volví a estar consciente, lo único que sé es que pasada una media hora fue cuando la sirvienta tocó mi puerta.

Me encontraba demasiado hambriento pero mi orgullo era más importante como para pedirle a la servidumbre que me traiga comida, tampoco me gusta parecer un niño mimado; tampoco no quería toparme con la cara de alguno de mis padres. Aunque moría por cualquier clase de alimento, después de todo apenas desayuné un ramen.

Aún recostado entre capas y capas de cómodas sábanas, mantuve la respiración y solté un sonoro suspiro, seguido de un bostezo que hizo que mis ojos se cristalizaran. Me levanté de la cama y con curiosidad sostuve la caja de regalo y una vez en mis manos, me senté en la silla de mi escritorio listo para abrirla.

Zafé el moño y alcé la tapa de esta, esperando ver alguna prenda de ropa o algo así. Afirmativamente había tela dentro de la caja, pero sobre ella, un pequeño broche dorado. Entonces, lo tomé para analizarlo.

Parecía estar hecho de oro, su forma era similar a la de un rombo y los bordes estaban lo suficientemente detallados como para ver que en cada esquina de la figura se encontraba una pequeña piedra azulada, muy brillante, por cierto. En el centro del broche se tallaban las iniciales 'OR' en letra cursiva y de color negro. Por la parte de atrás también llevaba escrito en diminuto 'Zafiro'.

library ; sekaiichi hatsukoi || DESCONTINUADA ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora