»CHAPTER TWO: INSATIABLE.

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            Las llaves se deslizaron entre sus manos con torpeza cuando ella volvió a atacar sus labios sin permiso alguno y poco después bajó con su lengua hasta su oreja— ¡Joder! —exclamó el pelinegro y se dejó hacer contra la puerta— Muñeca, si no me dejar abrir la puerta, juro que ahora mismo te empotro contra ella. No creo que eso le guste a los vecinos —Heather se echó a reír de forma pastosa; tenía un poco de alcohol en su sistema y esto le volvía risueña.

Lo dejó por unos segundos, solo para que pudiese abrir la puerta y cuando finalmente estuvieron dentro, volvieron a comerse la boca. Moreno atacó su cuello y clavículas azotándole contra la puerta, provocando en está un ruido seco y un jadeo en los labios de la ojiazul que lo encendió aún más; como si eso fuera posible. Deslizó sus manos hasta los muslos de ella y comenzó a subir, llevándose consigo, el corto vestido. La castaña de un brinco, enredó sus piernas en la cintura del chico, comenzando a menear las caderas contra su ya duro miembro. No dudó ni una milésima de segundo posarle sobre el sofá más cercano y embestirla aún con la ropa de por medio. Heather gimió arqueando la espalda y con sus hábiles manos le despojó de la chaqueta y la playera.

— Chico de tatuajes ¿eh? —cuestionó entre besos repasando con sus manos aquellos— ¿Acaso no te gustan? —se mordió el labio al separarse sólo un par de centímetros de ella. La joven ríó divertida y bajo la mirada ahí donde él sostenía, justo en el muslo derecho se extendía un par de rosas. Moreno sonrió y siguieron por lo que habían venido.

Le deslizó el vestido de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, quedando este en un punto medio; su abdomen, dejando expuesto un sexy baby doll de encajes negros y adornos en azul rey, combinando perfecto con su vestido. Tomó entre sus dientes la tira en su hombro y lo deslizó con lentitud, cuando ambas estuvieron abajo, la despojó también de las copas, sus senos saltaron a la vista, él no dudo ni un segundo en llevarse uno a la boca, lamiendo y mordiendo con suavidad mientras el otro pezón era estimulado con las puntas de su dedo índice y gordo. Heather gimió con ganas. El pene del chico palpito dentro de sus pantalones y boxer, deseando ser liberado de esa estúpida prisión. Chupeteó durante un par de segundos más, cuidando no dejar marcas demasiado profundas y paseando sus dedos curiosos en sus piernas y feminidad, que cada vez comenzaba a mojarse más. Al sentirla lo suficientemente húmeda sobre aquella diminuta braga, se reincorporó para lograr quitar sus prendas sobrantes sin problema alguno, tirándolas lejos y paseando una palma sobre su pecho, abdomen y hasta llegar a la ingle.

— Oh dios —jadeó dispuesto a trabajarse un poco más a sí mismo; ella lo evitó con un par de risas y le tomó entre sus manos por completó, sin siquiera moverse de su lugar. Los orbes miel del moreno se abrieron desmesuradamente y volvieron a cerrarse con el cejo fruncido al notar como los dedos de su compañera se cernían sobre su longitud. Acarició el falo con fuerza y concluyó rozando la punta de ésta— ¡Mie-mierda! —las piernas le temblaron a tal punto que tuvo que echarse hacia adelante y sostenerse al respaldo del sofá, justo por encima de la castaña, que continuaba brindándole un exquisito placer. No dudaba ni un segundo que podría venirse entre sus manos y por supuesto, no le molestaría manchar su rostro, especialmente sus labios color frambuesa.

Aquél simple pensamiento le colocó los pelos de punta e hizo que por su cuerpo viajara una corriente eléctrica impresionante. Ella apartó sus manos y tiró de su brazo para que volviese a situarse entre sus piernas. El de ojos miel no perdió ni un segundo, pues en cuanto estuvo en posición, tomó un condón que aguardaba en el bolsillo y se lo colocó lentamente, disfrutando el roce de este sobre su longitud— Tu nombre —hablo la ojiazul en el momento que el la rozó con su hombría. Moreno enarcó una ceja sin comprender a que se refería— ¿Cuál es tu nombre? No me lo has dicho y yo lo necesito para gemirlo —la sonrisa se ensancho en el rostro repleto de barba obscura— Zayn, mi nombre es Zayn —y entonces la penetró de una sola estocada. H arqueo la espalda, sus uñas aferradas a la espalda de él y sus labios abriéndose de par en par con el primer gemido.

HEY ANGEL [EN PAUSA IDEFINIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora