»CHAPTER TWELVE: BROTHERS.

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                    El viento otoñal entrando por la ventana y colándose hasta los huesos, fue lo que llevo a Niall a despertar esa mañana, o mejor dicho, al medido día, siendo su hermano Greg el responsable de tan desconsiderado acto— Buen día pichón ¿tú reloj biológico se jodio debido al alcohol de anoche? —el rubio gruñó pateando el cobertor y cubriéndose hasta la cabeza tan rápido como le fue posible— Cierra la maldita ventana Greg, me voy a morir de hipotermia —su hermano se rio encargándose de la ropa y objetos derribados en medio de la habitación— Si te mueres será de cirrosis, idiota. Ahora saca tu pequeño trasero de la cama y date una ducha, mamá quiere que vayamos hoy todos a la iglesia —el rubio había dejado de escuchar, sus ronquidos resonando en la habitación nuevamente. Bufando, Greg tomó sus pies con fuerza y lo tiró de la cama. El cuerpo del más joven hizo un sonido hueco al caer en la madera envuelto cual taco entre las sábanas— ¡Mierda! —se quejó. El mayor soltó una risa escandalosa y Niall lo reprimió lanzándole lo más cercano a su cuerpo, un zapato. Greg fue más rápido, cerrando la puerta de la recámara evitando un buen golpe en la cara, cuando el zapato impacto y cayó al suelo, él volvió a ingresar la mitad de su cuerpo solo para burlarse un poco más del pequeño— Vete al infierno Greg —masculló el menor de los Gallagher— Yo también te quiero hermanito —.

Dolorido y quejoso, Niall se levantó y tal como su hermano lo demando, apresuro una ducha. En buena hora su madre había decidido visitar la iglesia. Se iría al infierno por llegar al sagrado lugar con una resaca de los mil demonios. Con únicamente una toalla alrededor de su cintura, rebusco su traje, aquel especialmente diseñado para la iglesia –o al menos eso es lo que había dicho su madre cuando llegó con él en una elegante caja de cumpleaños– y se lo colocó tan rápido como los mareos de la resaca se lo permitieron. Se miró al espejo y flexiono los brazos dos veces, también ajusto el tiro que comenzaba a apretarle el paquete. Mierda. Niall debía estar embarneciendo, de nuevo... La tonada de su celular comenzó a sonar en algún punto de la habitación que el no logro localizar en los primeros cuatro timbres. Fue hasta el quinto y después de tropezar un par de veces que lo encontró en la pila de ropa que Greg había diseñado sobre la silla del escritorio, más precisamente en el bolso de su chaqueta.

—Diga —respondió sin detenerse a observar el nombre en la pantalla— Eh, Niall —el rubio gruño— Hasta que te dignas en responder mis llamadas amigo —recalcó la última palabra. Ed carraspeo nervioso desde el otro lado de la línea— Lo siento Ni, la pila de mi celular se acabó y Gemma no me permitió usar el suyo para llamarte mientras estábamos jun... —el pelirrojo se calló de repente. Gallagher lo imagino rojo hasta la médula— ¡Ajá! Así que pasaste la noche con Gemma, perro —su amigo balbuceo— N-no... ella... yo... tuvimos... no tuvimos... —oh rayos, su amigo se iba a desmayar si seguía de esa manera. Aprisiono el celular entre su hombro y oreja mientras se calzaba el brillante zapato que segundos antes había sido lanzado cual proyectil a su hermano— Oye Eddie, cálmate, no te estoy reprochando nada hombre. Es más, me alegro por ustedes —y lo decía en serio— No fue nada Ni, créeme —la voz de su amigo sonó decepcionada, hasta triste, podría decirse— Pasaste la noche con mi prima ¿y me estás diciendo que no fue nada? Edward no puedes decirle eso a la chica, mucho menos al primo que posiblemente pueda golpearte por como sonó eso —.

—No, no, no. No me refería a eso Ni —se apresuró el otro chico— Me refiero... que para tu prima Gemma no pareció ser nada. Vinimos a casa para... bueno, ya sabes... —Ed estaba sonriendo, el rubio lo conocía tan bien que no era necesario verlo a la cara para notar que lo hacía y como un completo imbécil— Yo no quería hacerlo en un antro y la traje a casa. Paso, nos quedamos dormidos y cuando desperté, ella ya no estaba. Se fue Ni, sin decir nada o si quiera dejar un mensaje —el susodicho se dejó caer en la cama con un suspiro. Su amigo debía estarse sintiendo como una mierda— Quizás tenia cosas que hacer Eddie —mentiroso, se dijo a si mismo cubriendo sus ojos con el antebrazo. La luz aun le afectaba— No. Ella no quiere compromisos Nialler, yo lo sé. Lo repite mil veces al día. Yo fui el estúpido que se hizo una historia en la cabeza por una simple noche de... sexo. Debo afrontar las consecuencias del enamoramiento —soltó una risita afligida. El rubio sintió una opresión en el pecho por su amigo. Ed era increíblemente bueno y su prima Gemma una verdadera idiota por no darse cuenta de los sentimientos del chico y lo que esa noche había provocado— Ed... —soltó con la cabeza en blanco ¿qué podía decir para hacerlo sentir mejor? Absolutamente nada— Tranquilo duende, estaré bien, no te preocupes por mí. ¿Qué me dices tú? Ayer parecías encantado con tu diosa del amor... —.

HEY ANGEL [EN PAUSA IDEFINIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora