13: De lo inesperado

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Creí que hablar de Lukas y de la secundaria frente a alguien de mi pasado me haría llorar o provocaría un dolor opresivo en mi pecho, pero resultó ser todo lo contrario: me liberó y ayudó a que no se sintiera tan mal estar huyendo de mi vida. Recordé momentos tristes o no tantos y hablar de ellos los hacía reales, los volvía míos, mientras me interesaba en la mayor locura de todas: reencontrarme con mi primer amor.

-Creo que fuimos muy inmaduros, muy tontos. -Le dije, viendo a través de la ventana.

-Al menos estabas claro de los problemas que tendrían si llegaban a estar juntos, así que no te eches la culpa de todo.

-Ambos somos culpables, tal vez. No sé, quizá ni siquiera es necesario que busquemos al culpable. -Suspiro- Lo cierto es que ahora solo quiero verlo.

-Desde que subiste al auto lo supe, no tienes que decirlo.

-¿Y él querrá verme?

El automóvil que Osmin conducía se detuvo de repente frente a un café, ante lo cual no supe qué decir, pero él no mostró afán de hablar. El chico me observó desde el espejo retrovisor e hice una mueca que daba a entender que estaba perdido y él me lanzó una mirada que no entendí, antes de que cogiera una bolsa negra del asiento del conductor y bajara del automóvil.

¿Era tan difícil decir sí o no?

Dejo mi bolso en el asiento trasero y bajo del automóvil también. Lo veo caminar hasta el café y lo sigo, sin comprender todavía a qué íbamos ahí si nuestro destino era Lukas Palacios.

-¡Hola! Estoy perdiendo la cabeza.

No giró la cabeza.

-No irás conmigo a ver a Lukas.

Levanto una ceja y él se detiene.

-¿Por qué?

-No es mi problema, pero irás con alguien más. -Suspira- Ahora lo que buscamos es una mesa en específico.

De pronto se ve de mal humor y no entiendo por qué, aunque una idea viene a mi cabeza: en estos años se volvió un amigo muy cercano de Lukas y seguramente mi versión de la historia está haciendo que me odie en silencio. Suspiro y lo sigo hasta una mesa cerca de la cocina, en la que alguien de espalda nos está esperando.

¿Lukas...?

No, él ha dicho que mi compañía para ese encuentro será alguien más.

El chico de cabello largo y semi ondulado de color castaño se pone en pie cuando Osmin se acerca a saludar y da media vuelta para verme de frente. Su sonrisa contagiosa no desaparece ni un solo momento y se acerca hasta mí para atraparme en un abrazo. Sin salir de mi asombro, le correspondí el gesto.

Los ojos grises del chico me evalúan y luego se concentran en el café que tenía en una taza blanca. Rodeé la mesa y me senté justo en frente suyo, sin creérmelo todavía, mientras Osmin ocupaba una silla a su lado izquierdo. Él, el chico del cabello largo, me guiñó un ojo, como lo hizo durante toda la secundaria, y tomó un sorbo del café.

-Se supone que tienes novia, pero a pesar de eso me ves como si me tuvieras ganas, Kevin. -Dijo y colocó la taza en la mesa.

Carraspeé y sonreí con nerviosismo.

-No es como si quisiera...

-No le he hablado sobre lo que pasó con Lukas. -Interrupió Osmin, viéndolo- Lo entretuve mientras me contaba historias de ya sabes.

-Me sé de memoria la clase de relación que estos dos tuvieron, Osmin, excepto por aquello que se guardaron solo para ellos. -Dirigió los ojos hacia mí- Por cierto, me atreví a hacer el pedido para ambos.

Los besos que no te diDonde viven las historias. Descúbrelo ahora