Capitulo 1

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Evie se revolvía en su cama desesperada, soltaba gemidos y ligeros sollozos que cada vez se hacían mas fuertes, tanto así, que logro despertar a su pelimorada compañera de cuarto, quien al principio se molesto porque la despertaran a mitad de la noche, pero luego noto los quejidos de la dormida princesa sin corona y se preocupo, por lo que decidió levantarse tratar de escuchar si murmuraba algo para descubrir que sucedía.

--N no... no quiero... mami... ¡no!... no... --ademas de esos murmullos, Evie no decía nada coherente, definitivamente tenia una pesadilla.

--¿Evs? Evie, despierta -- Mal toco ligeramente su brazo y logro sentir su pulso muy acelerado, al sentir el contacto, la hija de la Reina Malvada lo corrió aun asustada, recién ahora, la hija de Maléfica noto las lagrimas que caían a montones de los ojos fuertemente cerrados de su mejor amiga --Evie, despierta, ya no me asustes, despierta ¡Despierta! --seguía dormida-- Arándano!! Despierta! Oh mierda, ¿como te despierto?... amm... no lo se... emm Evie, lo Gastones están afuera, vinieron a buscarte.

La peliazul soltó un grito de terror y se sentó desesperada, si no fuera porque despertó en ese instante, habría salido corriendo.

Con los ojos muy abiertos, la respiración cortada, y temblando como si tuviera demasiado frió, miraba todo a su alrededor, sin entender donde se encontraba, hasta que se dio cuenta que estaba en Auradon, en su cuarto, que estaba a salvo, muy lejos de su madre y la isla, pero sobretodo, que no estaba sola, sintió peso a su lado, lo cual la hizo volver a asustarse. Volteo rápido y al ver a Mal, con rostro muy preocupado y asustado por el estado de su amiga, se relajo en grande.

--¿Evie? ¿Estás bien? ¿Quieres contarme?

--Mal... Fue... no quiero... solo... fue un... solo fue un mal sueño... no... no te preocupes... estoy bien

--¿Qué no me preocupe? Evie ¡mírate! No puedes hablar con fluidez como siempre, estas temblando, tus ojos están rojos, estando dormida rogabas que no te hicieran algo, llamabas a tu madre, estas muy pálida, cuando intente tocarte te corriste y cuando mencioné a los Gastones gritaste. Esa pesadilla es la primera en toda tu vida, al menos por lo que me has dicho ¿segura que no quieres decirme de que trata?

--Ya... ya te dije que no... no quiero hablar de... de esto... v vuelve a dormir... yo... yo iré a tomar aire –dijo levantándose algo tambaleante

--Voy contigo, no te dejare sola

--Gracias, Mal... pero necesito estar sola... para... pensar

--Pero, Evie...

--Por favor, Mal

--Bien, pero te esperare despierta

--De acuerdo –dicho esto, se acercó a pasos lentos a la puerta para luego salir en silencio y dirigirse al jardín de la escuela, donde había un precioso sauce en el que pudo recostarse sobre su tronco y soltar el llanto que retenía desde hace mucho tiempo-- ¿Por qué me hiciste eso, mami? –siguió llorando hasta que se le agotaron las lágrimas, levanto el rostro y pudo encontrar a sus blancas y brillantes confidentes, que la vieron y escucharon en cada una de esas noches tortuosas que vivió, solo que aquí, en Auradon, eran muchísimas más, no había nube que las cubriera y brillaban con más intensidad. Ahora no se sentía tan mal como antes, si bien seguía rota internamente, las estrellas le traían una paz indescriptible, quizás esas pequeñas alucinaciones de que las estrellas le hablaban sea por la necesidad de un compañía mientras estuvo sola durante diez años, o que quizás era lo único que veía del exterior desde la ventana de su cuarto en la cueva, pero eso no importaba, estaban presentes fuera donde fuera y eso le encantaba.

Paso por lo menos dos horas sentada bajo ese árbol, incluso llego a ver el amanecer, quedo maravillada, era el primero que veía en toda su vida. 

Cuando este maravilloso acto de la naturaleza termino, volvió a su cuarto y como esperaba encontró a su mejor amiga dormida con su cuaderno de dibujo y varios lápices esparcidos sobre su cama, definitivamente se había quedado dormida mientras dibujaba, esperándola.

Decidió no despertarla, así no le haría preguntas, se cambió su pijama por un vestido que había hecho hace poco, se puso unos zapatos sin tacón, muy lindos y cómodos, para luego pasar a hacer lo que más tiempo le llevaría, maquillarse, debía tapar esas horribles ojeras, ocultar esos ojos rojos, limpiar sus rastros de lágrimas y pintar una sonrisa en su cara, aunque para eso no necesitara maquillaje.

Peino su cabello y se puso algunos accesorios, no porque quisiera, sino porque debía parecer lo más cercana posible a la Evie de siempre. Cuando ya estaba lista, salió del cuarto y fue a la cafetería a buscar algo que comer.

Y así paso todo el día, evitando a Mal a como dé lugar, tratando de prestar atención a clases, fingiendo felicidad ante todos, aun cuando se sentía destruida por dentro, aunque, si algo aprendió con el tiempo, es a esconder sus sentimientos ante todos. Al menos así era hasta que llegaba la noche.

Esa noche, la historia volvió a ocurrir, Evie tuvo otra pesadilla logrando despertar a Mal, está la despertó, y para escapar de las preguntas o más bien, de decir lo que le sucedía, salió corriendo a refugiarse bajo el sauce.

Mal habría considerado esto normal, si no se hubiese repetido todas las noches durante casi un mes.

Rompimos... ¡¿Devie?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora