Mentía si decía que el apartamento de Dante no era a lo menos el double del mío. Esto era una belleza con espacio por todas partes. Hasta se podría decir que era del tamaño del living de la mansión de mi familia. Me preguntaba cuándo iba a dejar la sofisticación, si lo pensaba no había conocido la parte fea de mi nación. Hasta ahora solo había conocido lujos y encantos, me pregunto taba si todo era así o simplemente tenía suerte. Después de todo la casa de los padres de Alexander no era ni sofisticada ni grande, era moderada; acogedora. Claustrofobica si, pero el espacio reducido té daba un ambiente cálido. Esto era todo lo contrario, me recordaba a casa, a una vida pasada. Contaba con dos plantas y una azotea, el elevador daba directamente con la entrada, no habían más puertas como en la mía, una escalera en espiral se situaba en todo el medio no había ni un solo todo en negro o gris, todo era Pacífico.
- No es una residencia para estudiantes.- Dijo tras notar mi cara de asombro.- Está es una residencia familiar.- Eso lo explica todo, no era una residencia cualquiera, el y su familia viven aquí. Cada día que pasaba en la pequeña ciudad de los Luna me preguntaba cuán grande era. Al parecer, las residencias de familias importantes quedaban en el último nivel, quería decir que Dante tenía espacio para una piscina en forma de Luna y sol en uno de los espacios al aire libre en los laterales un mini bar, y tras eso en la azotea podría jurar qué hay un helicóptero. Por otro lado, yo solo tenía ventanas que no eran reales, solo pantallas que te hacían creer que tenías cierta libertad. Sin embargo Dante tenía toda la libertad que quisiera. Antes que siquiera pudiera formular mi pregunta Dante me interrumpió.- Al parecer ya llegaron.- No había escuchado mal, si era un helicóptero, la familia de Dante tenía un helicóptero, pero, para que lo usarían?
Dos figuras aparecieron por una de las entradas en el apartamento. Eran vivas imágenes de Dante todos compartían el mismo color de ojos, al parecer era un rasgo de familia. Eran los padres de Dante, eso o unos tíos muy parecidos. Iban flanqueados por al menos una docena de guardias, me pregunto de dónde venían. Las dos figuras se sorprendieron al notar mi presencia, que acaso Dante no traía a nadie aquí?
- Madre, padre. Ella es...
- Amira...- Dijo el padre de Dante interrumpiendo a su hijo.
- Oh por el creador...- tercio la madre de Dante llevándose una de sus delicadas manos a la boca en una expresión de suma sorpresa.
-No...- Continuó Dante.- Es Bella, una amiga, recién empezó sus clases hoy.- Sonrió para ambos.
- Mucho gusto, señor y señora Maccabeli.- Le estrechó la mano a cada uno y me devuelven la sonrisa.
- Llámame Ana. No hay necesidad de tantas formalidades.- Ana es la primera en reaccionar, es agradable, me recuerda a mi madre.
- Lo lamento, debimos de haberte confundido con otra persona...- Concluye el padre de Dante.- Es un gusto Bella.- Sonrió aún más, a este paso quedare pasmada.
- Si, la confundiste.- Dice Dante un poco seco, al parecer el tema de Amira lo altera.
- Querido tu padre y yo tenemos algunos asuntos pendientes con el señor Baldimir, me temo que tendremos que volar a la capital. Llegaremos dentro de dos días. Alejandra se quedara contigo.- Esto último lo dice en un susurra casi audible, en realidad no me interesa, yo también tengo nonas que cuidan de mi y mi casa, son como segundas madres. Se encargan de ti casi toda tu infancia. Todas las grandes familias tienen una. Ana me dirige una cálida sonrisa, algo en sus ojos destila nostalgia, lo ignoro.- Fue un gusto conocerte Bella! Espero nos volvamos a ver muy pronto.- Y así como entraron, la habitación se sumergió en un completo silencio. No sin antes llegar a oír cuando Ana mira a su esposo por última vez ante mis ojos.
- Se parece mucho a ella.- y se cierra el elevador.
- Lamento eso.
- Nah, tranquilo. Si hubieses conocido a mi familia antes de todo esto también me habría disculpado.- Río tras el recuerdo de una familia normal, sin el peso de la política sobre sus hombros, simplemente los cuatro, una pequeña cena y la calidez de la chimenea. Un hogar.
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Defensorem. La Elegida
FantasyEl futuro... En su momento sonaba glorioso pero la verdad es que el dichoso futuro no es mas nada que el retroceso. Míranos ahora; nos creíamos Dioses, nadie podía contra nosotros, la soberbia y la codicia nos habían segado. Alguien tenía que pararl...