Capítulo 15

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La luz de las antorchas ilumina un pasillo al cual desconozco, me levanto con extrema cautela. No sé dónde estoy o hacia donde debería de dirigirme pero no es como si allá de donde escoger. El pasillo es simple, sin puertas a los lados solo una. Antes de que siquiera pueda dar un paso al frente escucho un murmullo proveniente de atrás me giro para recibir el impacto de una oleada de humo, no, no humo. Un cuerpo que sin más traspasa el mío como si no estuviese.

- Por aquí mi señor! Rápido! - clama una nona al momento en que conduce a un joven del brazo en dirección a la única puerta en todo el pasillo.

- Cuán grave es?- espeta el joven antes de abrir la puerta, se le nota preocupado. Por otro lado yo los sigo con extremo cuidado.

- Mi señora dice que ha empeorado.- La nona alza la mirada y no necesita hacer más. El joven abre la puerta de abrupto y lo sigo, la nona se queda atrás.

- No sé que hacer Sebastian! No debería ser tan grave!- Dice la mujer que reconozco como Evelyn. Se sitúa junto a una pequeña cama en un cuarto inmenso de color morado y negro. Llora, se notan sus ojos rojos; y sostiene una pequeña mano.

- No pasaste por esto? Que hacemos!- Llora aún más.- Que hacemos Evelyn!

- No lo sé!- grita esta.- No lo sé.- susurra. A su lado, la pequeña comienza a agitarse incontrolablemente, una oscuridad inunda la estancia. Evelyn se levanta de inmediato agarra a la pequeña y la mese delicadamente. Esta suda en exceso y logro ver dentro de toda la oscuridad como sus ojos se tornan amarillos. Está convulsionando. Evelyn mira directo a los ojos a Sebastián, articula una sola frase dentro de su terror.- Tráeme a mi madre. Llámala, ella sabrá que hacer.- Evelyn continúa meciendo a la pequeña le dice que se calme que todo estará bien. Le ruega que se calme. Una fuerza aterradora sacude el área. Para. Vuelve la luz. La Niña arde y Evelyn la suelta. La pequeña llora en el suelo antes de que una mano la sujete y tranquilice. La mano de La Niña se ilumina levemente mientras todo regresa a la normalidad. La mujer en capa roja levanta a la ya dormida princesa. Es la menor, de eso estoy segura.

- No es tu culpa que no sepas que hacer.- Empieza la mujer arrullando a la princesa.- El creador lo quiso así. Solo sabrás si te toca presenciar.- Una lagrima recorre la mejilla de la señora.

- Que quieres decir madre.- La mujer mira a Evelyn a los ojos.

- Es ella Evelyn. Tu hija menor es la elegida.- Evelyn suspira y casi cae, logra apoyarse en uno de los pilares y logra no hacerlo. Niega con la cabeza

- No... no...- Dice esta exasperada.

- Solo se pondrá peor, necesita los instructores. Asegúrate que lleguen mañana por la mañana. Se encargarán de que lo controle.- Sigue la señora riendo y llorando a la vez.

- No!- Grita Evelyn.- Imagínate lo que le hará a su hermana!  Leyla es la mayor madre!

- Lastimosamente no nos regimos de esa forma. El creador a elegido a tu hija menor. No a la mayor.- Hace una pausa y otra lagrima recorre su mejilla.- Hay que aprender a vivir con ello.

- No!- Llora y sus rodillas chocan con el suelo. Tengo la sensación de querer consolarla pero no puedo.- No no no.

- Tienes que instruirla, dar el primer paso. Aceptar la voluntad del creador. Tienes que marcarla. De lo contrario empeorará y morirá.

- Madre tienes que entender que perdí a mi hermana por esta misma razón. Y si la suprimimos? Le damos tiempo a que Leyla se acostumbre a la idea de ser la mano derecha de su hermana? Si la ocultamos? Así no solo estará a salvo ella sino su hermana. Leona no irá tras una niña que no tiene el dote.- La señora la escucha con detenida atención, considera lo que su hija propone.- obviamente recibirá sus clases con los instructores y tomará diferentes clases a las de Leyla.- Alza la mirada.- Pero nadie se enterará.

Defensorem. La ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora