Parksol

47 5 0
                                    

José

Desperté, vi la hora; era más de medio día.
Estaba en la recámara de Pablo.

-Hola, corazón, buenos días -dijo Pablo entrando con una charola con comida-. Te trajé el desayuno.

-Que gracioso, Pablo. ¿Qué no me ibas a llevar a mi casa?

-Esa era la idea, pero como nos quedamos hasta la madrugada buscando a Erlyn y sabía que si te llevaba a tu casa, a esas horas tus padres te matarían, decidí que pasaras la noche conmigo, guapetón -Contestó mientras me movía las cejas.

-Dime que no abusaste de mí -respondí siguiéndole el juego.

-¡Cariño! Solo pasó lo que tenía que pasar, eso sí, si quedo embarazado tendrás que responderme como hombre -dijo poniendo la charola en la cama.

-Güey, de verdad cualquier persona que nos escuchará pensaría que en serio somos gay -dije riendome de la situación.

-¿Es una forma cruel de terminar lo nuestro? -preguntó con cara de tristeza.

-Lamento decirlo, pero sí -dije con cara sería.

-Nunca en la vida te perdonaré esto, José Fossati Torres -dijo con cara de ofendido.

-Y, ¿si te invito a comer? -pregunté.

Alzó la vista y cambio totalmente su expresión.

-Solo si yo elijo el lugar -respondió.

Sentí con la cabeza y él sonrió.

-¡Qué mejor! Me contaron de un lugar a media hora de aquí y dicen que es buenísimo -dijo feliz.

-Pues deja me cambio de ropa y nos vamos -respondí.

(...)

-Restaurante "Parksol", ¿Has venido aquí antes? -le pregunté a Pablo al llegar al lugar.

-No, la verdad no, pero el primo, del cuñado, del tío, de la amante de un amigo, me contó que hay buena comida aquí -dijo sonriendo.

-¿Quién? -pregunté.

-Que el primo, del cuñado, del tío, de la amante de un amigo, me contó que hay buena comida aquí -dijo mirándome con cara de frustración-. Mejor olvídalo, hay que ir a ver si tiene buen gusto ese tipo -dijo bajando de su coche.

Bajé; el lugar era pequeño pero se veía bien para comer.

-Tengo hambre -dijo entrando al lugar.

-Pensé que ya habías desayunado -respondí.

-Sí, pero como YO no tomé anoche por tu culpa, pues me levanté a las siete a.m. y, José, date cuenta ya es la una y media y no he comido nada -dijo viéndome serio.

-Vamos, yo invito la comida para que no te molestes conmigo, amigo, ¿¡Qué digo amigo!? ¡Hermano! -dije abrazando a Pablo.

-Ya sabía que no podías dejarme así de fácil -dijo Pablo cuando lo abracé-. Ahora hay que sentarnos porque la gente empieza a vernos de una forma rara y no quiero que sospechen lo nuestro -dijo soltandome.

Nos sentamos, vimos el menú y después Pablo se fue al baño dejándome a cargo para que yo encargará nuestra comida.

-Hola, buenas tardes. ¿Qué va a comer? -dijo una mesera saludándome cordialmente.

-Buenas tardes. Es la primera vez que venimos, así que pues usted, traiga lo mejor de la casa, para dos por favor -le dije a la señorita.

-¿No prefiere ordenar algo usted? -preguntó.

Amor Verdadero (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora