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Hoseok se pasó todo lo que restaba de la semana en casa de Yoongi, necesitaba un pequeño respiro de tantas preocupaciones, además no quería ver rostros familiares y estar con Yoongi siempre le reconfortaba el corazón, además ahora Jimin se había sumado a la ecuación y hacía que todo fuera mejor, pues era una persona con la que cualquier otro puede llevarse bien, además hacía feliz a Yoongi y no había cosa que Hoseok deseara más que la felicidad de Yoongi, después de todo, Yoongi era su mundo entero, no había nada ni nadie más importante que él, además de que también era la persona que más amaba en el mundo y Jimin era demasiado lindo, encajaba perfectamente con él.

El sábado por la noche, Hoseok comenzó a sentirse nervioso, pues al día siguiente tendría que regresar a su hogar y eso significaba enfrentarse a todo, pensaba y pensaba, pero no llegaba a una respuesta clara, lo único que sabía era que ya no quería sufrir más abuso y que quería ser feliz, después de todo eso era lo único que importaba.

El domingo por la tarde llegó cansado a su pequeño hogar, pues en efecto había dormido pésimo la noche anterior, trató de descifrar la forma exacta en que le diría todo a Taehyung, pero fue inútil y además sabía que si no lo hacía estaría estúpidamente lamentándolo para siempre.

Desesperado, salió a caminar, había un parque al que siempre le gustaba ir, en él podía meditar tranquilamente acerca de todo aquello que le molestaba e incluso ahí encontraba la mayoría de las soluciones a sus problemas, era como un pequeño descanso de la mierda que vivía día a día.

"Taehyung... ¿cómo puedo decírtelo?" Exhaló la oración completa, no importaba si decía nada en voz alta, pues casi nadie iba a ese parque y los que iban estaban demasiado absortos en sus propias cosas como para prestar atención al palabrerio cansado de un joven como él.

Pero Hoseok no sabía que había cierta persona que sí iba a ese parque y al que sí le importaba lo que decía, justo la persona que de casualidad llegó al mismo tiempo que él y quién estaba muy interesado por su palabrerío, pues además de todo contenía su nombre.

Hoseok jamás se daba cuenta de si alguien lo miraba, se quedaba tan absorto en sus pensamientos que incluso a veces debatía en voz alta, pero eso no le interesaba, él sólo quería estar a solas y encontrar respuestas para sí mismo, siempre hacía lo mismo, estaba acostumbrado a hacerlo, pero justo ese día tendría una lección, Hoseok debía empezar a ser más precavido con sus palabras.

"¿Qué es eso que tienes que decirme, Hoseok? "

Hoseok no pudo sentirse más estúpido y descubierto que nunca, sentía como si su alma hubiese dejado su cuerpo al escuchar la profunda voz del contrario, sabía que si volteaba lo vería, justo la persona que menos quería encontrarse en ese momento, pero que incluso era bueno, quizá esa era la oportunidad perfecta para confesarle todo, no tenía aún las palabras correctas, pero lo haría de todas formas, ésta vez simplemente diría lo que tenía en la mente, tal y como lo pensaba.

"Hola, Taehyung..."

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