Capítulo 13: Love of my life...

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Clarke estaba a punto de rozar esos tentadores labios ya entreabiertos cuando su teléfono comenzó a sonar insistente. Lo que la llevó a volver de repente a la realidad, suspirando profundamente al igual que Lexa, quien sencillamente quería asesinar a quien fuera que estubiera llamando.

La doctora suspiró apoyando su frente en la de la morena, rosando sus narices con cariño y sonriendo...

- Lo siento Lex, tengo que atender el llamado y creo que tu debes preparar la cena...

- Cielos.... Si, lo sé... atiende... pueden ser las chicas... cualquier otro lo/la matas de mi parte – Dijo Lexa abriendo sus ojos mirando con ternura a su rubita de mejillas muy coloradas mordiéndose el labio inferior

Se separaron y cada una se dirigió a sus lugares, Clarke tomó su teléfono frunciendo el ceño algo irritadar al ver que la llamada no era otra que de su querida Madre, y Lexa caminando hacia la cocina, mientras recobraba su respiración y trataba de que su pulso volviera a la normalidad, mientras tomaba el delantal colgado en la cocina y se lo ponía.

- Madre..? A qué debo el honor...? – Dijo Clarke algo irritada en su tono de voz

- Clarke...? Bueno, perdón si te encuentras ocupada cariño, sólo llamaba para avisarte que estoy llegando el lunes a San Francisco por una convención y obviamente quiero visitar a mi amada familia....

Lexa estaba hechando chispas en la cocina al escuchar que la que había interrumpido, no era otra que aquella madre que siempre la había sorprendido en una muy mala manera. No podría decirse que tenía la mejor imágen de aquella mujer, que sin importarle aparentemente un comido dejó viajar sóla a su única hija adolescente, quien por cierto era la perfecta princesita de familia rica, osea, cero experiencia de calle y de cómo defenderse. A ésa mujer nunca podría llamarla madre, especialmente ahora que ella misma era una y tenía una muy clara idea de lo que eso significaba en la vida.

Luego de unos largos minutos finalmente Clarke logró cortar la pesada charla con su madre Abigail, con la cual había mejorado un poco las relaciones, especialmente luego que Clarke se casara con Bellamy, a quien Abigail adoraba con locura. Todo el amor y fraternidad se reanudo entre madre e hija, aun más con la llegada de los nietos, pero el castillo perfecto se vino a bajo cuando Clarke y Bellamy decidieron poner fin a un matrimonio que realmente nunca había funcionado, ya que eran más mejores amigos con beneficos que una pareja enamorada y entrelazada para toda la vida.

Luego Clarke se dirigió a la cocina con su copa de rosé vacía. Se quedó parada mirando a Lexa trabajando muy concentrada en la cocina de espaldas a ella. Una sonrisa se le dibujó en el rostro, imaginando como hubiera sido si hubieran seguido juntas, y se hubieran casado. Seguramente se dividirían los que haceres de la casa cada día y quien concinaría la cena. Cuidarían a sus bebes en turnos, y de la misma manera los alcanzarían hasta el colegio de ida a sus respectivos trabajos. Los sábados por la noche sería noche de películas en familia, con popcorn y refrescos, los viernes ir al bowling y disfrutar de la diversión. Los domingos las Mamis se levantarían tarde, o serían asaltadas en la cama por unos niños traviesos y sonrientes saltando sobre ellas para despertarlas. Oh y algunas veces toda la familia asistiría a los conciertos espontáneos de Mamá Lexa, por la cual todos se sentirían orgullosos y aplaudirían y silvarían hasta rabiar al final de cada canción. Y en cada aniversario de casadas las Mamás volverían a esa cabaña junto al lago en la que por primera vez se unieron en cuerpo y alma, en aquel inolvidable y loco viaje. Y Navidades...? Oh las Navidades en la casa de los Griffin-Woods serían las mejores, con un enorme árbol que probablemente Mamá Lexa iría a comprar y traería, y el resto de la familia adormaría, junto a miles de luces que iluminaran la casa.

Querido amor... [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora