Capítulo 6: Back at ya...

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Clarke Griffin
Hola Lexa, buenos días. Desafortunadamente no voy a poder asistir a tu presentación, me llamaron del hospital que necesitan mi precencia hoy, pero no quiero también desilucionar a Alycia, así que me preguntaba si ella podría ir con ustedes esta noche? Si no puedes no hay problemas y nuevamente te pido disculpas pero mi trabajo es así a veces. Espero que se diviertan.

Lexa que estaba bastante dormida aun, se despertó por el sonido del teléfono por la entrada de un mensaje. Sus pelos revueltos cubrían mayoritariamente su rostro apoyado aun en la almohada. Su brazo algo torpe logró alcanzar la mesita de luz, y agarró su iPhone mientras giraba su cuerpo y con la mano libre se tiraba sus largos cabellos hacia atrás.

Finalmente, luego de poder abrir completamente sus ojos, se sentó en el respaldar de la cama y tomó sus lentes de leer. Abrió su teléfono y pudo leer con tristeza el mensaje de Clarke. Maldijo mentalmente al hospital, ya que se había hecho muchas ilusiones de finalmente conocer a la mujer que últimamente la tenía algo "excitada"? Si podía usar ésa palabra para definir toda la mezcla de sensaciones que tenía desde que había comenzado a textearse con Clarke. "Demonios!" Dijo mirando el techo, respirando profundamente, pero una pequeña parte de ella no egoísta entendía lo importante y especial que era el trabajo de Clarke.

Lexa Woods
Ohhhh...éso me ha entristecido la mañana de verdad... Pero lo entiendo perfectamente Clarke, no te preocupes, y porsupuesto que Alycia puede venir con nosotras, la verdad me siento mucho mejor que Eliza no este sola entre la audiencia de un pub, que ya sabes hay de todo y para todo. Gracias por avisarme, espero no te sea muy dificil el día en el hospital. Nos estamos comunicando.

Clarke leyó la respuesta de Lexa con un nudo en su corazón. Odiaba mentir, pero simplemente no se sentía lo suficientemente preparada para enfrentarse a Lexa/Alycia, y mucho menos en frente de su hija que no sabía la historia que ella había vivido con la morena tantos años atrás. Pero tenía aun dudas de asistir o no, sabía casi muy confirmado que Lexa no era otra que su gran amor Alycia, pero obviamente no podía estar 100% segura sin haberla visto. Así que mientras los meditaba durante el día, iría al hospital a hacer algun trabajo de oficina, que siempre tenía atrasado, para en parte no mentir tanto después de todo.

Mientras tanto en la habitación de Alycia, nuevamente la escena entre las amigas se repetía, amanecer abrazadas como si fueran osos de peluche. La primera en despertarse fue como siempre Eliza, quien no pudo más que enamorarse viendo el hermoso rostro de Alycia tan dormida y tan aferrada a ella con sus brazos alrededor de su cintura. Unos rebeldes mechones rubios le cubrían parte de la cara, lo que no pudo resistirse de ponerlos suavemente detrás del oído de la rubia, quien al tacto de esos temblorosos dedos de su amiga sus ojos lentamente se fueron abriendo.

Alycia no pudo más que mirar a una hermosíssima Eliza mirándola con una dulce sonrisa en el rostro y ahora su mano acariciando su rostro muy suavemente. La rubia se estremeció muy profundamente, sintiendo que su cuerpo se activaba con muchas sensaciones, sensaciones que desconocía pero que eran agradables. Realmente estaba adorando despertar en los brazos de Eliza y ésa ternura que siempre tenía para con ella cuando abría sus ojos. Una sonrisa iluminó su rostro, al tiempo que sus mejillas se volvían algo rojizas, pero sus ojos seguían perdidos en ése par de esmeraldas tan brillantes que le sonreían.

Eliza no pudo contener más todos los sentimientos que Alycia le producía, y aunque estaba aterrada a lo que podría pasar, se acercó al rostro aun sonriente y relajado de su amiga. Apoyó su frente suavemente en la de Alycia y rozó su nariz tiernamente con la de la rubia, a lo que ésta se sorprendió pero respondió bien.

Podía sentir que Eliza tenía sentimientos por ella más allá de una amistad, y no le molestaban, la estremecían, pero también le daba un poco de temor, ya que ella no estaba segura qué le ocurría. Aunque su cuerpo parecía sí saberlo porque sin más, ella acercó muy despacio sus labios a los de Eliza y sintiendo esos cálidos y gruesos labios, fue como una llama que encendió todo su interior. Era extraño pero tan agradable.

Querido amor... [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora