Lexa apoyó su cabeza sobre la mano derecha, contemplando con adoración el hermoso rostro de su amada Clarke, quien luego de unas horas de intenso amor físico, se había entregado a un leve sueño. La morena no podía hacer los mismo, sus sentidos estaban tan encendidos, su mente simplemente no podía parar de pensar en tantas cosas. Y su corazón no dejaba de latir con fuerza y sí, demasiada emoción. Su rubita estaba de nuevo en su vida, a su lado, durmiendo como un ángel, después de haberla amado hasta el agotamiento. En su rostro había una tonta sonrisa que no podía borrarla, se decía.. "Por Dios Lexa... pareces una tonta adolescente con su primer amor" pero otra voz de su interior le decía... "Tienes todo el maldito derecho a sentir que no puedes dejar de sonreir, ella ha vuelto y tu no la dejarás ir de nuevo"
A muy pesar suyo, no deseaba despertar a su bella durmiente, pero Clarke debía desgraciadamente volver a su casa, con toda la pandilla de niños que se encontraban solos. Hubiera deseado tanto poder cerrar sus ojos junto a ella, abrazarla, decirle una vez más cuánto la amaba, y luego de dulces besos dormir junto a su cuerpo, despertando junto a su calidez en la mañana. Pero para éso aun debía esperar, ya no estaban solas. La vida de ambas estaban acompañadas por esos maravilloso seres llamados hijos, y aunque su reencuentro había sido finalmente y dulcemente concretado, ahora debían hablar de cómo seguirían ésta historia de amor. Pero decidió darle un respiro a su mente algo agotada ya de pensar y soñar con un futuro junto a su rubita. Ahora debía despertarla, hacerle un buen café nocturno y llevarla a su casa.
La miró con ojos brillantes, algo cansados pero sin lugar a dudas muy enamorados, mientras acariciaba suavemente el rostro tranquilo de Clarke con su mano izquierda. La rubia al sentir el tacto cálido y suave de la mano de su morena, sonrió sin abrir sus ojos, simplemente giró su cuerpo hacia el de su amante y se abrazó a él con fuerza, ocultando su rostro en el pecho tibio y latiente de Lexa, que no pudo con ésa ternura. Simplemente comenzó a reirse estremecida, acariciando ahora los dorados cabellos de su doctora favorita, quien comenzaba a proporcionarle pequeños besos en el cuello, volviéndose algo húmedos, lo que de inmediato comenzó a despertar todos los sentidos en la morena, algo que desgraciadamente y muy a su pesar, debía detener.
- Clarke... amor... no hagas éso por favor.... Hahaha... eres terrible Doctora Griffin, lo sabías...?
- Shuuuu.... Hmmmm... adoro el sabor de tu piel Profesora Woods...
- No... rubita... por favor amor mío.... Jajaja... si empezamos de nuevo no te irás en toda la noche y aunque realmente desearía que así fuera, recuerda los niños en tu casa están solos... - Dijo Lexa besando la cabeza de Clarke, quien aun seguía proporcionándole besos intensos mientras reia
- Hmmmm... noooooo.... Esto es una tortura... no puede ser que después de haberte esperado tantos años, nuestra primer noche sea sólo un par de horas.... No es justo! – dijo Clarke con un tono de niña enojada con una gracioso puchero en su cara que enloqueció a Lexa
- Awwww... hey, no te pongas así amor, ésto recién comienza... a no ser que desees que sólo sea ésta noche... - comentó Lexa algo intranquila con la respuesta
- Obvio que no será sólo esta noche hermosa... no pienso dejarte ir nunca más de mi vida... así que ni planees una nueva huida Woods! Ésta vez no te librarás tan fácil de mi... - diciendo éstas palabras, Clarke se subió sobre el cuerpo de Lexa y la miró fijamente a ésos ojos verdes que tanto amaba
- No lo haré... por Dios nunca más me alejaré de ti mi rubita... antes moriría créeme... quiero que ésta noche sea el comienzo de nuestra vida juntas, sólo debemos ajustar algunas cosas, pero de éso tendremos tiempo de hablar luego, ahora me encantaría compartir una ducha contigo preciosa. – terminó diciendo Lexa, mientras giraba su cuerpo sobre el de la rubia y comenzaba a besarlo desde el cuello hacia sus tentadores labios que la esperaban más que sonrientes.
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Querido amor... [Completa]
FanfictionClarke es una reconcida doctora en el hospital general de la ciudad, tiene 36 años y es madre de Alycia 15 años y Jake 11 años, divorciada hace cinco años del arquitecto Bellamy Blake. Viviendo una cómoda y tranquila vida hasta que una mañana la nue...