Lexa entró en la habitación lentamente, cerrando la puerta tras de ella. Giró sus ojos hacia la cama donde yacía su padre, quien aunque estaba bastante sedado, estaba conciente y al ver de repente para allí a su hija Alexandría, frente a su cama, simplemente no podía creerlo, supuso por un instante que era quizás producto de los sedantes, alguna especie de alucinación. Estaba casi seguro que su hija no deseaba verlo, lo odiaba, con toda la razón, ya que él entendía su rencor más que nadie.
Se quedaron mirando por un instante, a Lexa se le paró un poco el mundo a su alrededor mirando esos ojos oscuros medio adormilados tan familiares, que la miraban con asombro. Internamente la joven batallaba una guerra sin tregua, sentimientos encontrados, y ahora esas memorias que su hermana le había recobrado, perdidas en alguna parte de su ser, quizás perdidas por el rencor de tanto dolor.
Lexa sabía que ése hombre había tratado de ser su padre, que aparentemente la había amado como tal, y lo único que podía agradecerle, si se lo permitía, era el que nunca había dejado que ella fuera parte de ninguna criminalidad llevada a cabo por su familia. Eso lo recordaba muy bien, que a pesar de que le había enseñado a sobrevivir en ese mundo de bajos fondos, la había mantenido al margen de todo lo que pudiera ocacionarle problemas con la justicia, y le exigía mucho el hecho de poner atención a sus estudios a diferencia de su hermano Lincoln que había sido casi analfabeto y la mano derecha de su padre en los hechos criminales.
Asi que si, ese hombre tenía cosas a su favor en la contienda interna de Lexa, y por esas pocas cosas a favor había finalmente accedido a que Gustus le dijera lo que quería decirle, especialmente ahora en tales críticas circunstancias.
Por la forma de mirarla que tenía Gustus desde su cama, Lexa notó que el hombre estaba tan sedado que quizás pensaba que ella era una simple imágen imaginaria. Le costaba mover sus pies, pero tomó un profundo respiro y finalmente lo hizo, acercándose a la cama unos pocos pasos. La expresión en su rostro era seria, no enojada, no de odio, simplemente seria, casi diría inexpresiva.
- Ya me tienes aquí... ahora dime lo que deseas decirme. – Logró decir Lexa con tono calmo pero determinado
Gustus dió un leve respingo al notar que era nada menos que su hija ahí parada al lado de su cama de verdad, y no una imágen producida por los sedantes. De inmediato los monitores que controlaban sus pulsaciones comenzaron a sonar en alarma, algo que produjo que enseguida una enfermera entrara para chequear qué sucedía. Lexa se asustó un poco, no era su intensión alterar el estado del hombre, sino cumplir con quizás su último deseo.
- Disculpe señorita... quién es usted y quién le ha dado autorización para entrar a ésta habitación? – Preguntó la enfermera algo irritada mientras apagaba la alarma y chequeaba al paciente quien sostenía sus ojos abiertos como platos hacia la imágen ahora nerviosa de Lexa
- Ermm... yo... - trataba de explicarse Lexa
- Es... es mi hija.... Esta bien enfermera... fué sólo la emoción de verla... pero estoy bien... - Intervino Gustus sacándose un poco la mascarilla que tenía puesta sobre su boca y nariz para recibir extra oxígeno
- Señor usted no está en condiciones de tener mínimas emociones cómo ésta... Discúlpeme señorita pero tengo que pedirle que se retire de inmediato por favor, y hable con el doctor Kane – Dijo en tono autoritario y aun algo irritada la enfermera parándose frente a Lexa, quien se sentía muy incómoda y nerviosa con la situación.
- NO! Por favor señorita... déjela quedarse unos minutos, necesito hablar con ella, le prometo que si éste aparato vuelve a pitar ella se retirará... - suplicó el paciente mientras le sostenía de repente la mano a la enfermera, quien de inmediato giró sus ojos para mirarlo y luego mirar los números en los monitores que habían vuelto casi a la normalidad.
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Querido amor... [Completa]
FanfictionClarke es una reconcida doctora en el hospital general de la ciudad, tiene 36 años y es madre de Alycia 15 años y Jake 11 años, divorciada hace cinco años del arquitecto Bellamy Blake. Viviendo una cómoda y tranquila vida hasta que una mañana la nue...