Te quiero sin conocerte [SQUAD]

C 1.- Hola wenas tardeh

Me llamo Alejandra y mis amig... Mis compañeros (si se puede decir así) del instituto y familiares me llaman Ale, excepto mi padre, que me llama Alex.

Era la hija menor, mi hermano mayor murió por el cáncer cuando era muy pequeño. Yo era pequeña cuando sucedió así que no sufrí tanto como mis padres.

Debido a la muerte de mi hermano mis padres se están separando y por lo visto tengo que convivir (espero que temporalmente) con mi primito del alma, el que no conozco de nada (básicamente porque eramos demasiado pequeños), el gran amigo de mi hermano, el que me hizo una cicatriz en el brazo derecho cuando eramos (sobre todo yo) pequeños.

Son las 8 de la mañana y me despierta la alarma pero como casi siempre la apago y doy media vuelta.
Creo que ya sé porque casi siempre llego tarde al instituto.

- ¡Ale cariño arriba!

¡Ah! Mi madre se llama Cindy y estamos viviendo en León, mi padre está en Sevilla. A mi madre la voy a llamar mamá.

- ¡Alejandra Gerber Rodríguez! Arriba!

Odio que me llame por mi nombre completo, y lo sabe. Me voy levantando lentamente y al mirar mi reloj digital veo un "SA" de Saturday. Es sábado y mi madre pretende que me levante temprano.

Bajo todavía con los ojos medio cerrados.
- ¡madre mía! Por fin la bella durmiente se ha decidido a despertar, ¿quién te ha despertado con un beso?

Mi madre es la típica madre cariñosa y sobreprotectora.

— el despertador.
— ah... Creía que mis gritos.

Le añado a la descripción que el humor no está dentro de sus facetas de súper mamá.

Pongo una de nuestras sonrisas, de las que nos salen solo cuando estamos juntas.

- ¿y por qué me despiertas un SÁBADO por la mañana? -marco mucho tanto sábado como por la mañana. 
- salimos en 20 minutos a Madrid a casa de tu primo. ¿No te acuerdas?

Sinceramente, no, no me acordaba de que básicamente era hoy.
Solo he tenido dos verdaderos amigos, uno mi madre y otro Tato, es decir Theodoro, como el de LQSA, sí, Dj Theo con H intercalada, pero mi Theo lo llamo Tato y es literalmente el mejor amigo que puede haber, es lo mejor.
No me puedo despedir de él, tenia pensado hacerlo pero no sabia que teníamos que irnos tan temprano y no le voy a molestar.
A demás, seguro no significo tanto para él como lo significa él para mí.

Subo arriba a mi habitación y me pongo la ropa, cojo la maleta, el móvil, el ordenador y los cargadores de ambos. Subo al coche y sinceramente estoy rallada, sé que me falta algo.

- ¡el libro!
*soy lectoraadicta*
- baja, rápido-dice mi madre la mar de frustrada.
Lo cojo y bajo de nuevo.
- ¿lista?
Asiento y arrancamos el coche.
Paso todo el trayecto en silencio hasta llegar a un parque, mi madre baja.
- ¿quieres tomar el aire? -pregunta la mujer que tengo por madre.
- Prefiero quedarme en el coche.
Me quedo en silencio leyendo mi libro, "Divergente", hace mucho que Verónica Roth (la escritora) sacó la saga, pero me regaló mi madre este por Navidad y me encanta.
- ¿seguimos?- pregunta mi progenitora con un tono de felicidad que me pone los pelos de punta.
- vamos

Seguimos hasta llegar a una zona un poco más transitada, Madrid.
- búscame en el móvil Sergio- me pide mamá.
Lo busco y lo llamo, pongo el manos libres y en seguida contesta diciendo.

Contesta casi al momento

-Hola tía
- soy tu prima
-ah hola -dice esto como queriendo acordarse de mi nombre-
- hola Sergio- le saluda mi madre.
- ya estáis?
- sí, o eso creo.
- ¿vamos a estar tu y yo solos? -pregunto esta vez yo.
- no.
- ah vale...
- vale ya estamos -nos confirma mi madre.

Aparece en un portal (desde el que se ve una casa grande) a un chico joven y alto.
Este nos abre el portal y pasamos con el coche, no me molesto en mirarlo más y me quedo sentada en el asiento.

Mi madre sale y le saludo por lo que escucho pero sigo leyendo.
"Eres rápida, tu punto fuerte son los codos y las rodillas", llaman a la ventanilla y veo la cara feliz de mi madre.
- vamos, sal y saluda- me pide.
La ovedezco y salgo del coche mirando todavía al libro.
Al acabar la pagina lo guardo en la mochila junto el móvil y demás cosas pequeñas como mis gafas.
Levanto la cabeza y miro a todos a la cara, pasando desde un chico alto con mechas a otro bajito muy pálido.