Múnich, Alemania.
Una petisa chica se encontraba frente a un elegante piano de cola, frente a ella un público completamente embelesado con aquella melodía, la cual no solo se interpretaba a través de las cuerdas del instrumento, sino que, las cuerdas del corazón también hacían su propia participación. Pasión era la palabra correcta para definir el estilo de la chica de ojos marrones, quien daba la fascinante impresión de entregar el alma en cada acorde... Camila acababa su show para después dar una mirada al público, observó un número considerable de personas, sin embargo, a ella solo le interesaba localizar a una, en especial una chica de cabellos oscuros con mirada seráfica, Lauren se encontraba en los asiento de primera fila, en pie aplaudiendo de una manera exultante al igual que el resto de personas, pero a Camila solo le interesaban sus encomios... para ella no había nadie más en aquel salón, únicamente le bastaba con la existencia de la dueña de unos portentosos ojos verdes. Sin darse cuenta un nuevo sentimiento había empezado a crecer dentro de su pecho. Camila se había descubierto en más de una ocasión pensando de manera intensa en su amiga, o las veces que lograba extraviarse en su mirada haciendo que el mundo pareciera esfumarse solo para que ella tuviera la oportunidad de detallar aquel estatuario rostro. "Eres tan perfecta" pensó, no tenía claro hacia dónde apuntaban aquellas sensaciones o más bien no quería admitir que tal vez estaba empezando a sentir diferente por su amiga, ¿Y qué haría? ¿Qué haría cuando se percatase de que había caído en un embrollo sentimental no calculado? Camila estaba empezando a experimentarse bajo un constante dilema en la que su mente y corazón no llegaban a un acuerdo.
-¡Estuviste magnífica! – Exclamó Lauren colgada del cuello de su amiga. – Como siempre.
-Cada vez me sorprende más, señorita Camila. – Interrumpe Igor Brocovich, el hombre del que le había hablado Lauren, quien la había contratado para que trabajara en el hotel. Brocovich lucía un distinguido atuendo como acostumbrara, él era alto y de grandes ojos grises. – Es increíble como alguien tan joven posee semejante talento tan deslumbrante, haberla contratado a usted ha sido una excelente decisión... le debo un agradecimientos a la señorita Jauregui, de no ser por ella no había encontrado un reemplazo tan admirable de mi pianista, porque para ser sinceros señoritas, esta dama tiene mejor desenvolvimiento que mi anterior músico, ¡El público está encantado!
-Muchas gracias por sus reconocimientos, señor Brocovich. – Sonrió la castaña con encanto.
-Ya cumplido mi objetivo, he de dejarles por esta noche, con su permiso señoritas. – Dijo para después besar la mano de ambas chicas y retirarse de su presencia.
-¿Sabes, Camila? Presiento que muchas cosas positivas llegarán a partir de hoy... estoy segura de que en menos de una semana tendrás más de un contrato llamando a tu puerta. – Comentó la pelinegra.
-No exageres, Lauren. – Respondió con modestia la latina.
-No lo hago, esta noche pude reconocer a más de un músico destacado y al ver sus rostros sorprendidos y admirados con tu presentación no dudé que posiblemente se interesaron en ti.
Un par de horas después, estuvieron de vuelta al apartamento, era viernes y desde que Camila había empezado a trabajar en el hotel, Lauren salía de su consultorio para arreglarse e asistir a las muestras de su amiga, no había día que fallara con su presencia. No entendía por qué vivía con esa necesidad de verle, de escucharle, y era algo que empezaba a preocupar de una manera a la pelinegra, pues ella misma se conocía, tenía esa manía de encariñarse tanto a las personas hasta tal punto de volverse dependiente de éstas, así mismo había pasado con su prometido... ahora le aterraba acostumbrarse tanto a la compañía de esa pequeña mujer de ojos marrones, sabiendo que aquella chica en cualquier momento podía salir de su vida de la misma manera como había llegado: tan repentinamente.
-Hoy fue en día bastante movido. – Expresó Camila tras dejar escapar un hondo suspiro mientras se acomodaba sobre el sofá, Lauren se apresuró para hacerle compañía, la ocasión daba pie para iniciar esas animadas charlas que se extendía hasta la madrugada.
-Era lo que necesitabas... algo en que agotar tus ilimitadas energías.
-Se me dificulta estar sin hacer nada. – Confesó la castaña.
-¿Quieres beber algo? – Le preguntó la pelinegra mientras se aproxima a las botellas de whisky para elegir una y enseñársela a su amiga.
-Pues... la noche es joven. – Sonrió aceptando su invitación.
Lauren escoge un par de vasos de cristal, y un pichel con hielo acompañado de una botella de Jack Daniel's para acomodarlos sobre la mesa que está frente al sofá.
-¿Qué celebramos? – Preguntó Camila en un tono juguetón al ver a la Lauren servir el licor en los respectivos vasos.
-Que eres una maravillosa pianista. – Contestó convencida.
-Lauren. – La llamó seriamente después de darle un sorbo al whisky. – Quería comentarte algo que he estado pensando.
-¿Algo como qué? – Le pregunta atentó y también se lleva a los labios la copa.
-Algo como irme y rentar un apartamento.
La pelinegra se vio despabilada ante la noticia de su amiga al tiempo que sentía un sospechoso malestar en el pecho, demasiado tarde, ya se había arraigado a la latina. Camila la observó sin apartar su mirada esperando ansiosa su respuesta, tomó otro trago y se aclaró la garganta para llamar la atención de Lauren.
-¿De verdad deseas irte? – Cuestionó Lauren en un hilo de voz.
-No es que desee irme, me siento muy bien con tu compañía... pero esta es tu casa, y pienso que tal vez tu prefieras vivir sola como antes de que me encontraras, me has ayudado demasiado Lauren, pero ahora mi vida ha logrado un poco de estabilidad y soy capaz de evitar continuar causándote molestias. – Explicó.
-¿Molestias? Nunca has significado eso para mí. – Dijo con sinceridad. – Camila, no me incomoda que continúes viviendo aquí conmigo... también me agrada tu compañía y para ser sincera, creo que mi vida se ha vuelto más tolerable desde que tú apareciste en ella. – La intención de Lauren era lograr convencer a su amiga de que se quedara, pero sin llegar a utilizar ninguna plegaria.
Camila permaneció pensativa mientras en su cabeza se desataba un lucha por descifrar que opción puede ser la más sana y rentable, ¿Continuar bajo la constante presencia de Lauren le haría bien? Para la latina la idea solo incluía agravar la situación, pero al ver la expresión de su amiga pidiéndole prácticamente que se quedara le había hecho perder la batalla.
-Lo que en realidad deseo es quedarme contigo. – Reveló la latina para luego contemplar la mirada de su amiga y en ella pudo pescar una sonrisa.
-Tu decisión no puede evitar hacerme sentir feliz... gracias Camila por ser mi amiga.
-No, aquí la única que tiene que retribuir soy yo, has hecho demasiadas cosas por mí y nunca dejaré de estar agradecida contigo. – Interrumpió la de ojos cafés.
Tal como Lauren lo había predicho, Camila logró obtener otro contrato, de esa manera llevaba ahora dos trabajos, uno de ellos era desempeñarse como profesora en un reconocido instituto de música, la castaña se esforzó demasiado por desempeñarse en el rol de docente ya que algo dentro de ella le decía que ese papel no era muy de su agrado, a pesar de todo, cumplió con las expectativas. En las noches continúo con la oferta del señor Brocovich, incluso lo disfrutaba mucho más que el empleo del instituto, pero al final comprendió que dictar clases era mejor que quedarse en casa completamente inactiva y dando paso al aburrimiento, después de todo la pelinegra se la pasaba viendo pacientes todo el día. Ellas solo se veían los viernes y el fin de semana, ya que cuando Lauren salía al consultorio, Camila aun dormía, y cuando la latina regresaba a media noche, era la Lauren quien descansaba.
![](https://img.wattpad.com/cover/131519691-288-k984408.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Otro Plano (Camren)
FanficLauren Jauregui lleva una semana teniendo sueños extraños acerca de una voz y unos ojos oscuros que la persiguen hasta su realidad cuando atropella a una chica amnésica con los mismos atributos de la persona de sus pesadillas. Intrigada por descubr...