Parte 7. ¿Qué estás haciendo en mí?

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Camila despertaba por la madrugada, el sueño de aquel día en el húmedo callejón se había repetido, encendió la lámpara y observó sus manos para automáticamente recordar las manchas que éstas tenían en sus sueños, ¿Manos embadurnadas? Una única pregunta: ¿De qué? Camila se concentró buscando una posible explicación, algo con lo que el suceso estuviese relacionado ¿Su vida pasada? Sacude la cabeza con la intención de abandonar sus pensamientos, ¿Qué tan diferente podría ser su pasado de su presente? Volvió a la cama cerrando sus ojos para reanudar el sueño pero no funcionó, trató una vez más en vano. Desesperada se retiró la sábana de golpe para ponerse de pie, encendió la luz de la habitación y se recargó sobre la pared, sus ojos danzaban queriendo encontrar un punto fijo en el cual detenerse, tampoco lo lograron... su mente pasó de blanco a la imagen de una chica pelinegra y otra vez ese extraño sentimiento aglomerado en su pecho, ¿Acaso estaba necesitando verle? La duda la asalta alertando su corazón, "Apenas es miércoles" pensó con un poco de fiasco, se detuvo ¿Desde cuando contaba los días para verle? Otro ataque de desesperación la invadía llevando sus manos hasta sus cabellos para después frotarse el rostro con desasosiego. "¡Mierda!" Una blasfemia se le escapó de los labios, Lauren la estaba empujando hacia el límite de la cordura.

A unos pocos metros, una pelinegra descansa plácidamente, sin sueños, había tenido un día fatigoso que ese descanso de la noche le parecía lo más cercano al paraíso, y quería disfrutarlo. Sin embargo, en la madrugada el grito de Camila la hizo despertar ásperamente, la pelinegra había creído que la voz de aquellos impertinentes sueños había regresado, pues, era la misma voz de Camila blasfemando como en sus pasadas noches. Se levantó entre la oscuridad y abandonó su habitación, al aproximarse al cuarto donde dormía la latina descubrió el haz de luz que se escapaba por el umbral de la puerta, Lauren no pudo evitar preocuparse, preguntándose qué podía hacer la petisa despierta a altas horas de la noche, después de unos segundos golpeó levemente la madera y casi al instante la puerta se abrió.

-¿Camila? – La llamó sutilmente al verla sentada en la cama con la cabeza escondida entre las piernas. – ¿Estás bien? – Insistió y finalmente la chica de ojos cafés levantó la mirada.

-Lo siento mucho, Lauren, no quise despertarte. – Respondió sin observarle directamente a la cara.

-¿Qué ha sucedido?

-Sólo es un mal sueño. – Contestó a medias.

La pelinegra se acercó titubeante, se sentó a un costado de la latina y le acarició el cabello con la intención de tranquilizarla, el gesto hizo que Camila cerrara sus ojos para después suspirar firmemente, entonces, el perfume que desprendía Lauren embriaga cada uno de sus sentidos y sus músculos no respondían a las ordenes enviaba su cerebro.

-Todo está bien. – Habló Lauren en una vocecita sin dejar de realizar la acción con el cabello de la latina. – Mírame un segundo. – Le indicó y Camila obedeció.

Lauren observó sus ojos y descubrió que en ellos había algo que en verdad estaba inquietando a la castaña, el mal sueño había sido una simple excusa. Luego, Lauren desvió la mirada de sus pupilas y recorrió su rostro detallando cada una de sus facciones, esas que algunas veces la hacían lucir como una infante, inconscientemente centró su vista en sus labios lo cuales les parecían hermosos y poderosamente invitantes... sin que ninguna de las dos se percatara, un abismal silencio reinaba en la habitación y sus caras se encontraban separadas a pocos centímetros, a una distancia tan estrecha que sus alientos se confundían en uno solo. Camila ya había perdido noción de todo con la proximidad de su amiga, pero antes de que cualquier cosa se concretara, la pelinegra reaccionó, regresando a la realidad y paulatinamente se distanció del cuerpo de la latina.

Otro Plano (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora