Parte 13. Destellos

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"Hoy es lunes" pensaba una y otra vez una chica de ojos cafés situada detrás de un escritorio, y sobre él estaban esparcidos un conjunto de papeles donde había preparado con anterioridad la clase de aquel día. El salón permanecía en un silencio extremo y cada uno de los alumnos mantenían una postura casi estática, ya que solo se les veía mover el lápiz de un lado a otro, cada quien como podía se enfrentaba al último examen teórico del periodo. Camila estudió sus rostros sin descubrir al menos un poco de preocupación en ellos, estaba segura que sus pruebas eran consideradas de baja complejidad , ella decidía exigir mucho más en los ensayos y le restaba importancia a los exámenes escritos simplemente por prioridad... Esa idéntica manera de organizar la vida que había "olvidado", ella sin estar consciente empezaba a recuperar con el tiempo algunos aspectos que llevaba arraigados a su personalidad antes del accidente, aun así era lo suficiente ingenua para no sospechar por más mínimo su hostil y descarada manera de ser.

-¿Señorita? – La llamó un hombre bastante canoso desde la puerta que accedía al aula, la castaña le dirijo una mirada serena y después hizo marcha hasta llegar a él. – Soy Gustav Hesse, secretario de la orquesta municipal. – Se presentó sin ver la más mínima sorpresa en el rostro de la latina, de inmediato le dio la impresión que era una mujer fría.

-Es un placer conocerlo, señor Hesse.

-¿Me permite unos minutos, por favor?

Camila dio un vistazo a sus estudiantes, luego volvió la mirada al secretario y asintió alejándose solo un par de metros del salón.

-El director de la orquesta me ha enviado hasta aquí después de intentar contactarla durante una semana entera, usted no contesta su teléfono personal.

-Lo he perdido hace unos quince días, pero ya he adquirido uno nuevo. – Explicó.

-Se lo haré saber a mi director.

-Señor Hesse. – Llamó su atención mirándolo fijamente, el secretario admiró sus ojos los cuales definió como penetrantes por no admitir que le intimidaban. – Quisiera conocer el motivo por el cual su director desea contactarme.

-Por supuesto, el señor Weimar tiene la intención de citarla a usted para cenar. – Respondió.

-¿Cenar? – Camila frunció el ceño, no le agradaba la formalidad del famoso director de la orquesta municipal. – Acláreme los asuntos si no es molestia. – Exigió.

-Laborales, sin lugar a dudas. – Contestó apresurado y la petisa se mantuvo pensativa.

-Correcto, solo indíqueme la fecha y el lugar.

-¿Qué le parece esta misma noche? – Propuso.

Camila sacó papel y un esfero, escribió con audacia el número de su móvil para después entregárselo al señor Hesse.

-Espere su llamada, él le dará las indicaciones. – Dijo el secretario para desaparecer a un paso bastante acelerado que desconcertó un poco a la castaña, definitivamente no le gustaban los mensajeros y algo de ese hombre no le daba buena espina.

Lauren descansaba sobre su escritorio, se había quedado dormida sin apenas notarlo. Con anticipación le había indicado a la señorita Webber que se tomaría un ligero descanso durante una hora, sin embargo nunca planeó caer en un sueño tan profundo... Había despertado algo débil esa mañana y no esperaba menos después de mantener a Camila todo el día anterior dentro de su cama, se sorprendió al saberla una chica insaciable, la castaña era vigorosa y apasionada, mucho de lo que su mente le había permitido fantasear. Después de un tiempo empezó a despertar y se sobresaltó al verse rendida, con afán logró enderezarse en su asiento y un pequeño grito se le escapó de la boca al ver a Camila sentada frente a ella, de inmediato su atuendo bastante des complicado llamó su atención, Camila vestía una suéter blanco de mangas largas y un blue jean desgastado que tenía un agujero en la rodilla izquierda, sumado a eso usaba unas sandalias negras y una boina sobre la cabeza, lucía más fresca y jovial que de costumbre.

Otro Plano (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora