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Ella abre lentamente los ojos.
Le cuesta un poco reordenar sus pensamientos para ubicar el lugar en que estaba sentada. No, mejor dicho, recostada.
Ya no siente el escozor pulsante del hombro, solamente hay un pequeño cosquilleo recordatorio de la herida que alguna vez tuvo.
Respira profundo.
¿Cuánto tiempo lleva ahí? Más que el cansancio físico de la batalla, el dolor psicológico es lo que la mantuvo sedada en el piso. Sin fuerzas, sin querer enfrentarse a la cruel realidad: seguía encerrada.
Se obligó a despegarse de la pared para quedarse sentada en el suelo, observando a su alrededor. Las cosas volvían a estar intactas, sin rastros de que se llevara a cabo una dura batalla.
Aunque ¿De verdad lo fue? Porque, si lo pensaba, el resultado ya estaba definido desde el inicio. Lo sabía, que en ése lugar jamás podría ganarle. No era un arma, sólo una técnico con una extrema percepción de almas y ondas anti demoniacas que no le servían de nada ahí.
Entonces ¿Qué había sido eso? Las dos habían acompañado los golpes y estocadas con gritos y consignas para herir a la otra. Tal vez ésa fue la verdadera batalla... y también la había perdido.
«¡NUESTRA MADRE TE ELIGIÓ A TI!»
El grito volvió a retumbar en su mente como si acabara de ser dicho. No tenía ningún sentido, estaba segura de que nunca hubo tal decisión. Ella estaba segura de que su vida era como la conocía, con su padre pervertido y su madre viajando por el mundo después del divorcio...
«Pudimos ser hermanas y me quitaron ése derecho»
Pero, algo dentro de sí le decía que no era un engaño. Su intuición le gritaba que había algo de verdad en toda ésa palabrería, algo de lo que ella no sabía nada pero que estaba enlazado con todo el embrollo que se había formado. En otras circunstancias haría caso de lo que sentía y se pondría a investigar hasta descubrir algo, lamentablemente estaba en ése lugar impecable lleno de libros y novelas, sin salida y con una sola entrada de la cual no tenía la llave. Si en lo que había dicho, algo era cierto, no podría comprobarlo a menos que lograra salir...
«La próxima vez que nos veamos... será también la última»
Y de nuevo, su intuición le indicaba que apenas estaba comenzando todo. Suspira, negando. No tenía caso ponerse a pensar en planes y estrategias para volver a conectarse con ella, la lucha la había dejado exhausta y aunque ya había dormido –más bien desmayado– bastante tiempo, sólo quería tumbarse en el sillón y cerrar sus ojos de nuevo.
Cosa que tampoco pudo hacer, cuando el repentino temblor comenzó.
Podía asegurar que tenía la potencia de un terremoto, ya que el piso de la habitación se movía como si sólo fuese una tela y debajo hubiera una estampida de ratas y pequeños animalejos. Las lámparas que iluminaban el lugar, caen al suelo haciéndose añicos en una lluvia de cristales y chispas producto del corto circuito, provocando que la iluminación se fuera apagando; apenas rescatable por una última lámpara, con tal ironía que no tarda en caer justo encima de la mesa de cristal.
Maka se pega a la pared para no perder el equilibrio, pero la inestabilidad bajo sus pies vuelve a enviarla abajo en un violento golpe seguido por la estrepitosa caída del librero sobre la mesita y la lámpara, provocando un nuevo estallido de vidrio y astillas.
Las chispas pronto evolucionan en fuego, usando los libros y la madera como combustible. El temblor continúa y ella no busca la manera de cómo parar todo aquello. Ni siquiera entiende qué es lo que está pasando.
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Soul Eater Insanity
FanfictionEl Kishin ha sido derrotado y la vida poco a poco regresa a la normalidad. O eso parecía. La aparición de extraños sueños en Maka son la antesala de un nuevo escenario donde su vida es usurpada y la locura se ha desatado de nuevo. Separados, deberán...