#9: Anécdota divertida.

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Desde que Elvis se convirtió en una estrella en los 50’s, su vida se complicó por el acoso de sus admiradores y tuvo que acostumbrarse a planificar cuidadosamente cada una de sus salidas. A mediados de los 70’s, Elvis estaba pasando una temporada en su casa de Memphis, las salidas de Graceland siempre se planificaban cuidando hasta el más mínimo detalle. Si Elvis deseaba visitar un parque de atracciones, iba por la noche y abrían el parque sólo para él; si quería comer en un restaurante, reservaba el local para él y su séquito. Pero en una ocasión, su novia Linda Thompson estaba cansada de la rutina de planificación y le pidió a Elvis que saliesen a comer una hamburguesa a un McDonald’s, sin llamar al establecimiento para que lo cerrasen, sin avisar a los guardaespaldas, sin preocuparse de nada. Elvis se quedó perplejo: “Sabes que no podemos hacer eso. La gente se me echaría encima”. Linda le dijo que no debía preocuparse, que no ocurriría nada, y Elvis accedió. Los dos subieron en el coche y fueron a un McDonald’s situado muy cerca de Graceland, en el 4237 de Elvis Presley Boulevard.

Cuando llegaron al lugar, Elvis se sintió aliviado al ver que había poca gente. Pidieron un par de hamburguesas, se sentaron en una mesa y nadie miró a Elvis. Todo fue bien, hasta que un hombre se acercó a la mesa de Elvis y Linda, se dirigió al Rey y le dijo: “Estoy harto de gente como tú vistiéndose como Elvis Presley. Sólo hay un Rey”. Elvis, descolocado y confundido, respondió: “Mi nombre es Elvis”. Y el tipo, más enfurecido, replicó: “No, tú no eres Elvis Presley. Elvis no comería en McDonald’s”. El Rey del Rock estaba abrumado por lo surrealista de la situación, y repitió: “Soy Elvis”. Cuando vio que no lograba convencer al individuo, se dirigió a Linda y le dijo: “Linda, ¿puedes decirle a este hombre quién soy?” Y ella, miró fijamente a Elvis y replicó: “Corta el rollo ya, George”. 

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