Ties

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Ties

Jasón no se consideraba a sí mismo un hombre creyente; a pesar de haber visto el infierno con sus propios ojos le costaba creer en una fuerza superior que lo controlara todo, pero en ese momento casi podía jurar que Dios existía y que además lo odiaba.

Llego a esa azotea con la firme intención de molestar un poco a Robín que se mantenía impasible sentado en el borde observando la ciudad. El mayor debía darse cuenta de que algo estaba mal con Damián desde el momento en que el más joven no se encontraba patrullando junto a Dick o atrapando criminales de bajo calibre con Bruce, pero Jasón jamás se caracterizó por prestar atención a detalles como esos.

Sin embargo Red Hood estaba seguro de que no había poder en la tierra, cielo o infierno que lo preparara para lo que estaba a punto de ver.

Al aterrizar sin demasiada elegancia esperaba que el mocoso comenzara a gritarle y quizás si tenía suerte a buscarle pelea, jamás lo admitiría pero le gustaba pelear con Damián, lo encontraba sumamente entretenido y además era una de las pocas ocasiones en que podía darse el lujo de tocarle un poco más de lo normal sin que Drake o Grayson le lanzaran una mirada de advertencia nada amistosa, como si supieran en realidad lo que sucedía en su interior.

Sin embargo el menor apenas volteo a verle el tiempo suficiente para que Jasón notara las lágrimas corriendo por sus mejillas antes de regresar a la misma posición en un vano intento de ignorar la compañía y su pequeña muestra de debilidad.

El nieto del demonio con lágrimas en los ojos. La imagen era tan irreal como paralizante.

Por lo que sabía de boca de Nightwing el mocoso jamás lloraba, ni siquiera ante un hombro dislocado o una herida de bala, por tanto ¿qué demonios era tan terrible como para provocar su llanto?

Jasón intento ignorar el burbujeante odio que comenzaba a correrle por las venas, sentía la necesidad de ir y ponerle una bala en la frente a quien fuera que provoco esto y de paso quizás pasar por Dick para que viniera y consolara al menor, porque si de algo Jasón estaba seguro era de que apestaba brindando apoyo.

Se quedó unos instantes más observando su "hermanito", tenía solo catorce años, aún era un niño en muchos aspectos pero seguía siendo tan testarudo como siempre, pues incluso con lágrimas en los ojos continuaba manteniendo los puños apretados y esa orgullosa postura que solo los Al Ghul poseían.

Ante el pensamiento algo en el cerebro de Red Hood hizo click...los Al Ghul...Talia.

Por eso es que Damián estaba allí, Talia había muerto hace solo una semana a manos de Slade y los murciélagos se habían enterado mediante una carta de Ra's informándole a Bruce de ello y de que el causante ya había sido debidamente "castigado", lo que en palabras de la cabeza del demonio significaba que estaba siendo torturado lenta y dolorosamente en alguno de los calabozos de la isla.

La relación entre Damián y su madre era, por decir lo menos, compleja. Ella había permitido que su propio hijo fuera asesinado por órdenes suyas pero también había sido la misma mujer quien, desobedeciendo las ley de Ra's, le había advertido acerca de la cacería que se avecinaba por su treceavo cumpleaños.

La mujer estaba loca, de eso no cabía duda, pero seguía siendo su madre y llorar por su muerte, a pesar de lo extraño, era comprensible.

Sin estar del todo seguro de su decisión o de si serviría para algo, Jasón se desprendió de su caso y con poco cuidado lo coloco rápidamente en la cabeza del chiquillo que sorprendido se giró hacia él mientras tomaba asiento a su lado.

La imagen resultaba curiosa pues lucia como una mini versión suya y eso le enterneció durante un microsegundo e inmediatamente lanzo el pensamiento lejos pues no era bueno para su salud mental darle tantas vueltas a lo que el chiquillo provocaba en él.

Sin decir una palara encendió un cigarrillo y comenzó a fumar al tiempo que descarado como era colocaba su brazo en los hombros del menor para atraerlo a su pecho, Jasón estaba seguro de eso haría que Damián se erizara como un gato mojado, pero cuál sería su sorpresa al notar que en lugar de eso el Wayne se acurrucaba a su lado sintiéndose protegido por la máscara que le permitía mostrarse sin vergüenza un poco más débil de lo que lo haría jamás solo con su antifaz de Robín.

Jasón apretó su agarre mientras pensaba que si tenía un poco más de suerte algún día Damián acudiría directamente a él cuando sintiera la necesidad de llorar...y si el destino se volvía piadoso con el mercenario, entonces le permitiría borrar esas lagrimas con besos y caricias.

y si el destino se volvía piadoso con el mercenario, entonces le permitiría borrar esas lagrimas con besos y caricias

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Broken birds songsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora