Soledad.

730 55 0
                                    

Sucedía casi siempre, cada fin de trimestre la cosa se ponía difícil entre los alumnos, la tensión se respiraba en el aire, por todas partes, esto incluía al trío de oro, con las narices entre los libros se paseaban, no podían bajar su nivel o eran expulsados del equipo, muchos decían que los atletas tenían las calificaciones compradas, Ron siempre bufaba espetando que deseaba que aquello fuera cierto, sobre todo con lo mucho que se le complicaban las materias extra como gramática y calculo avanzado del cual no tenía idea de cómo había pasado, quizá si era una calificación falsa y se merecía menos que el seis punto cuatro con el que logró pasar de trimestre.

Para Harry era más sencillo, estudiaba en sus ratos libres y practicaba en otros, digamos que logró el equilibrio perfecto en su vida, no era considerado de los mejores estudiantes, pero se defendía, además sus buenos resultados le dejaron mantener el título de capitán del equipo.

Hermione tomaba aquel tiempo como un descanso, entre sus estudios se olvidaba de lo que últimamente le angustiaba cada mañana al abrir los ojos, cada noche al cerrarlos, solo pensaba en el ser dentro de ella, cada vez pensaba en que se notaba más, el primer trimestre estaba por terminar, lo que significaba que crecería muy pronto y ella ni siquiera le había avisado a sus padres en Londres sobre lo que sucedía.

Sentada frente al escritorio, con un lápiz en la mano meditaba, de qué color serían sus ojos, el tono de su piel, el de su cabello, quizá sus ojos fueran verdes como los de Harry, quizá su cabello rojizo como el de Ron, agito la mente, no, definitivamente debían ser Castaños, ojos y cabello, el mismo tono de piel que ella igual a ella. Pensaba en nombres pero no se decidía, a veces deseaba más una niña, otros días pedía que fuera un niño. Después entonces le entraba la necesidad de contarle todas esas cosas que le pasaban por la mente a alguien.

Miro a sus espaldas, Luna iba de un lado al otro tratando de memorizar algunos asuntos del examen del día siguiente, se detuvo en cuanto sintió la mirada de Hermione.

—Qué sucede — dijo en tono de angustia — estás bien.

Hermione torció la boca y libero un poco de su sonrisa que últimamente guardaba demasiado para sí misma y no compartía con los demás.

— A veces me siento sola — dijo bajando el rostro. — suelo pensar en tantas cosas Luna y no tengo con quien compartirlas.

— Bueno para eso estoy yo — se acercó a ella y se colocó de cuclillas para mirarle el rostro, se dio cuenta de que lloraba. — todo está bien Hermione yo quiero en serio ayudarte — le limpio el rostro — puedo hacer algo por ti, dime Viktor sabe ya del bebé, se a negado a responderte.

Hermione suspiro antes de mirarla — No Luna él no lo sabe y creo que no se lo diré al menos ahora, sabes al parecer tiene ya a alguien, me contó en su último mail que había conocido a una chica holandesa y al parecer existía química entre ambos.

— Pero qué harás tú, te harás cargo tú sola del pequeño, tu familia lo sabe.

— Visitare a mis padres las próximas semanas, aprovechare para decirles — cruzo las manos — espero me entiendan.

Llamaron a la puerta y Luna se apresuró para abrirla, un globo de medio Metro flotaba ante sus ojos, no se molestó en buscar a la persona a cargo de el detalle y lo tomo, se plantó frente a su amiga con los pies muy juntos sin decir nada hasta que Hermione se dio cuenta de su presencia, una estatua viviente que mantenía un enorme globo en forma de corazón con la frase me vuelves loco en él, brillaba en su mano. No se contuvo y comenzó a reír de forma nerviosa, Luna se contagió en dos segundos la habitación entera paso del llanto a la risa.

— Pues al parecer tu admirador secreto no se ha olvidado de ti Hermione, deberíamos averiguar quién es.

— No, creo que me gusta que me llene de regalos en forma anónima, de todas formas cuando me vea con el vientre hinchado se echara para atrás y no querrá verme de nuevo.

— No seas tan negativa Hermione pero bueno disfrútalo entonces yo quisiera que alguien me amara en secreto como a ti.

Los exámenes no fueron un problema para ella quien se había preparado más que nunca, esperaba afuera del aula con los libros en los brazos a que alguno de sus amigos terminara, de vez en cuando echaba un vistazo por la pequeña ventana y los veía, Harry agitaba el lápiz pero hacía anotaciones, Ron parecía más desesperado, desparramado sobre la silla con ambas manos tirando de su cabello, debió ayudarlo más a estudiar, pero no se lo habían pedido, pensó que quizá se habían propuesto no molestarla y cada uno había estudiado por su cuenta.

Después de un rato vio salir a Harry, llevaba las manos en los bolsillos del pantalón y parecía relajado a pesar de ser de los últimos en entregar su prueba.

— Has esperado aquí por nosotros Hermione — dijo al verla sentada en el suelo, comía una manzana, últimamente era lo que más deseaba comer, a todas horas, una manzana roja por la tarde, una verde antes de cenar.

— No tenía otra cosa mejor que hacer — mastico rápidamente — que tal la prueba.

Harry hizo gestos de molestia — difícil, pero creo que me preparé bien, no pienso lo mismo de Ron, tal vez ni siquiera estudio, intente que lo hiciera pero prefirió salir me parece que él y una chica de segundo están saliendo, no sabes nada.

Hermione dio otra mordida a su manzana y levanto los hombros en señal de desconocer aquella información, la vida amorosa de sus amigos le tenían sin cuidado, pero aun así sintió como si una daga le atravesará el pecho, disimulo el descontento masticando más aprisa.

— Que harás estas semanas Hermione — dijo Harry sin notar la molestia que su comentario había ocasionado.
— Iré a casa de mis padres.
— Estupendo, me encantaría pasar a saludarlos, quizá me de una vuelta.
— Sí a mamá le gustaría verte de nuevo, suele preguntarme mucho por ustedes — se corrigió — por ti.

La puerta se abrió de nuevo y un Ron de apariencia desarrapada apareció frente a ellos, los miro rápidamente tirados uno a lado del otro en el suelo. No sonrió, se colgó la mochila al hombro y siguió adelante como si no los conociera.

De quién  es el niño.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora