4to pecado: Ira

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-Midoriya!!, soy yo, Uraraka!!

Ambos se miraron sin decir nada, pero se notaba a distancia que estaban preocupados, Todoroki con la mirada le dijo que abriera, acto seguido se escondió detrás del sillón. Cuando el pequeño lo entendió fué a abrir.

-Hola Uraraka...-, dijo muy preocupado al abrir.

-Hola Midoriya!!...- extrañamente guardó silencio como si algo le hubiese dejado sin palabras, después de unos cuantos parpadeos tartamudeando dijo, - ¿Estás bien?, te noto algo distante.

-Estoy bien... es sólo que estaba tan concentrado en un libro del edificio central que me desconcertó que llegaras- respondió forzando una sonrisa.

-¿En serio?-, lo analizó un poco, frunció el ceño y empezó a murmurar para si misma, -bueno, Iida se pone muy raro cuando lee los libros de ahí, yo le he dicho que no lo haga pero es un necio, dice "¿Cómo voy a ser un gran Jefe entonces?" o algo así y yo le dije...-, cuando se dio cuenta de que había dicho cosas fuera de tema soltó una risa nerviosa y continuó, -bueno, venía aquí por que cuando fui a buscarte a la fuente no estabas ,y hoy nadie te había visto, eso fue muy raro considerando que todo Arathe te conoce ,y que los últimos 123 años estás diario en aquella fuente, ¿A caso algo te pasa?

Midoriya se puso preocupado al comprender que no podía decirle la verdad a la castaña, así que nervioso respondió, -por ahora no puedo decírtelo-, encogió un poco más las alas para que ella no pudiese ver las plumas negras que le acababan de crecer, -pero tal vez después pueda decirte ,aunque no justo ahora.

-¿Por qué?

-No puedo decirte, lo siento Uraraka-, se quedaron ambos en silencio un momento, pero el inocente ya no se podía permitir perder más tiempo hablando con ella, -Uraraka... se que la curiosidad es algo que no puedes evadir, en especial siendo tú, pero te pido como tu amigo que por ahora trates de luchar contra esa curiosidad, almenos por ahora, por favor-, finalmente dijo en un tono de ansiedad que jamás se le había escuchado usar.

La pequeña se asustó un poco, pues ante ella estaba alguien desconocido, pero tratando de ignorar eso anunció, - debes de dejar de leer esos libros, me recuerdas a Iida leyendo por primera vez el Unamet, y no es exactamente un cumplido-, siempre siendo amable era difícil decirle a su amigo algo "no tan lindo" como lo que diría usualmente.

-Oye, se que te gusta ayudar, y perdón si ando raro pero es por algo importante que justo ahora no te puedo contar, te lo pido por favor-, remarcando las ultimas palabras trató de convencer a la curiosa.

Uraraka soltó un suspiro de cansancio y un poco agotada contestó, -está bien, pero más vale que después me lo digas-, señalando con su dedo indice la nariz del peliverde, después de una mirada de curiosidad bajó su mano y dio media vuelta, -¡Nos vemos Sr. Secreto!- se despedía agitando su mano.

Al ver la espalda de la Karitio irse cerró la puerta apresuradamente y buscó a Todoroki con la mirada, quién salía de su escondite detrás del sillón.

-¿Le mentiste?- preguntó Todoroki confundido, eso ya que los karitios no pueden cometer pecados y mentir es un pecado, "levantar falso testimonio".

-No, es verdad que estaba leyendo un libro...-, lo miró con tristeza a los ojos y a completó, -leí el Unamet...-, Todoroki le devolvió la mirada muy angustiado, él sabía bien que ése libro era muy inquietante para un Karitio, -Midoriya, ¿en serio estás bien?, leer ese libro... no es para que ningún Karitio lo lea-, dijo con mucho cuidado para tratar de no molestarlo o incomodarlo.

-¿Es por que rompí muchas reglas?, ¿Por eso me dices eso?- el pequeño trató de acercarse a él pero la vergüenza no se lo permitía y solo pudo mirarlo a los ojos con la poca valentía que le estaba quedando, -me siento mal... pero al final... ya no puedo decir que soy un Karitio... ya no podré renacer...-, cada vez bajó el tono de su voz más y más, hasta el punto de no poder mirarlo más a los ojos al bicolor de lo mucho que su voz se empezaba a quebrar ,y las ganas de llorar que se hacían presentes, pero tomó un trago amargo de aire y continuó,- Dejé que un Kaio entrara al Arathe y no hice nada, lo obligué a mirarme a los ojos, luego lo seguí viendo por 5 meses todos los días, y... al parecer... me estoy enamorando de él...-, dijo muy bajo casi mascullando, luego se sentó mirando al suelo y cómo sus plumas blancas se caían de a poco, simbolizando el tiempo que se le acababa.

-Tododeku- El demonio y el ángel. (Estado Haitus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora