7mo pecado: Soberbia

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En la ciudad de Goyenjio, un soldado celestial llevaba a un Kaio con la cabeza en un saco, todos los Kaios que pasaban por ahí se reían del pobre y otros más se preguntaban que pasaba.

-¡Basta! ¡Ya quítame esto de la cabeza!-, dijo Midoriya enojado por primera vez después de 200 años.

El soldado se acercó a la oreja del pequeño y le susurró al oido, -Perdón, yo solo sigo ordenes, te deseo suerte, y... corre-, el pequeño no entendió las indicaciones, pero el soldado le quitó la bolsa de la cabeza y volando se fue.

  Midoriya tardó poco en darse cuenta de que todos lo miraban. Tres jovenes Kaios empezaron a acercarse a él, así que el peliverde instintivamente retrocedió, -Hey pequeño, eres nuevo ¿verdad?-, dijo uno de los tres, -¿No quieres que te demos la bienvenida?-, insistió.
No sabía que tramaban pero el pequeño estaba completamente a terrado, -Vamos, prometo que te gustará-, lo sujetó del brazo ,y antes de que pudiera decir algo el ojos verdes un chico alto de cabello rubio cenizo intervino.

  -Si estás tan urgido acuestate con tus amigos-, los tres se pusieron color azul de disgusto, luego el rubio tomó su brazo y lo torció provocando que soltara a Midoriya, eso después de un grito ahogado de dolor, -La próxima vez te torceré algo que te dolerá hasta los huesos...-, los tres se fueron corriendo sin decir nada, era claro que una sola palabra podría meterlos en problemas.

-Gracias...-, dijo aún temeroso Midoriya.

El rubio estaba apunto de irse pero algo le llamó la atención del nuevo Kaio, así que lo miró con detenimiento y sorprendido preguntó, -¡¿Abél?!, ¡¿Por qué vergas estás aquí?!

-¿Cómo sabes que...   ¡¿Caín?!-, el peliverde lo tomó por los hombros y lo abrazó, -¡Me alegra tanto verte!-, gritó mientras las lágrimas se le empezaban a salir.

Bakugo quedó completamente pasmado ante la reacción, pero no pudo evitarlo y le devolvió el abrazo. -Pensé que jamás te volvería a ver... tuviste que haber sido muy estupido para caer aquí-, dijo Bakugo separandose.

  -¡Midoriya!- se escuchó a lo lejos, un chico que usaba una capa con el cabello bicolor lo llamaba, la capucha que traía le tapaba sus ojos, pero aun así de inmediato el mencionado se dio cuenta de quien era.

  -¡Todoroki!-, gritó también el peliverde feliz de verlo. Bakugo no sabía que estaba pasando. Cuando Todoroki lo vió se acercó para darle un puñetazo que lo empujó unos pasos atrás.

-¡¿Qué te pasa maldito imbécil?!-, gritó el rubio completamente molesto con una mejilla morada y cuando le iba a devolver el golpe un grito lo detuvo.

-¡Todoroki espera!, ¡Él no me hizo nada malo!-, intervino el pequeño, -Yo lo conozco, no le hagas daño por favor.

-¿De que hablas?-, preguntó Todoroki muy confundido.

-Es que yo...

-¡Abél!, espera... vayamos a mi casa, aquí las malditas viejas chismosas escuchan-, dijo increíblemente molesto. Las miradas de todos se empezaron a apartar al sentir los penetrantes ojos de Bakugo.

Los tres caminaron hasta la casa del rubio que para su fortuna estaba a unas calles, -Entren.

Una vez los tres estaban adentro Todoroki habló primero, -¿De dónde lo conoces?

El pequeño estaba temblando, así que respiró profundo y habló con tranquilidad, -A los inicios de la tierra Hifer creó a Adán y a Eva, ellos fueron desterrados más tarde del paraíso, siendo mortales tuvieron a su primer hijo, Caín-, Midoriya dirigió su mirada a Bakugo.

-Yo...- dijo el rubio una vez el bicolor lo miró.

-Y después tuvieron a su segundo hijo, Abél...-, el pequeño puso su mano en su pecho y continuó, -Yo...

-Tododeku- El demonio y el ángel. (Estado Haitus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora