CAPITULO I - El lenguaje de la vida

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 Mi experiencia es que la vida nos habla; le podemos llamar vida, voz interior, intuición, existencia o Dios, pero sea cual sea el nombre que le demos, creo que todos tenemos la experiencia de que hay momentos en que sabemos algo, y que aunque no sepamos muy bien de dónde procede ese saber, nos damos cuenta de algo, la vida nos habla.

Cuando digo de que la vida te habla no me refiero a que se trate simplemente de voces, se trata de un idioma; saber eso te abre muchas puertas. Imagínate que estás oyendo unas voces que no entiendes, si alguien te dice que están hablando un idioma conocido, te das cuenta de que sólo tienes que aprenderlo para entender lo que estás escuchando.

En cualquier idioma hay tres tipos de vocabulario: el activo, formado por las palabras que usas normalmente, el vocabulario pasivo, que son palabras que habitualmente no usas pero que si alguien las utiliza sabes lo que significan y, el resto del vocabulario, que son las palabras que no conoces; aunque el vocabulario activo suele ser mucho más pequeño que los otros dos, sólo con las palabras que usas normalmente puedes entender y expresar conceptos nuevos, con cosas que conoces puedes explicar cosas nuevas. Para comunicarse contigo la vida utiliza las experiencias que tienen sentido para ti. Cuando uno quiere saber algo, la vida se lo dice. Esta es la gracia de la vida, que siempre te habla, que siempre te guía. Te habla a través de experiencias que has vivido, pero no es que te esté indicando que esto que vives ahora sea igual a aquella experiencia que tuviste, sino que utiliza esa experiencia anterior como metáfora del instante actual.

Una metáfora es una relación consciente entre contexto y contenido; sin entrar a fondo en el tema de las metáforas, vale la pena que sepas que todo lo que ves o tocas y todas las cosas que te ocurren tienen más sentido como metáforas que como realidad física. Todas tus experiencias son el idioma que te permite enterarte de cosas nuevas; si quieres mirar dentro de ti mismo o dentro de otra persona, ya tienes el vocabulario.

La vida le habla a cada persona en términos que puede entender. Todas las vivencias, ideas, símbolos, todo lo que para uno tiene sentido, forma parte de su vocabulario. Esta es la forma en que empieza a venir información, y esta información es siempre correcta, siempre acierta, lo que ocurre es que nosotros no siempre sabemos cómo acierta. Si miramos dentro de una persona nos vendrá información, pero no siempre sabremos lo que significa, qué sentido tiene, sin embargo, la otra persona si sabrá interpretarla.

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En una ocasión Edie Adams, una cantante con una voz extraordinaria, vino a visitarme cuando estaba en Florida. El problema de Edie era algo curioso porque mientras cantaba tenía una voz impresionante, pero cuando no cantaba tenía una voz tan fuerte y seca como la de un camionero, con un continuo y molesto carraspeo. Era una mujer con mucho dinero y su marido era un trompetista muy famoso, músico de músicos. Había visitado a los mejores especialistas médicos y psiquiatras sin obtener resultado alguno. Me preguntó porqué padecía esa molestia. Después de interiorizarme unos instantes lo que vi fue un hombre mayor y a una niña pequeña, tuve el presentimiento de que era ella con su padre y además me venia el sabor de mostaza. Eso fue lo que le comenté:

-"Me parece que se relaciona con tu padre, cuando tú eras pequeña y el sabor de mostaza".

Ella me escuchó y pasados unos segundos rompió a llorar. Yo no tenía ni idea de lo que significaba la información que habla recibido, pero para ella si tenía sentido, mucho sentido. Al recuperarse me contó que siendo pequeña, cuando se portaba mal, su padre le ponía unas semillas de mostaza debajo de la lengua, unas semillas que le picaban mucho, que le quemaban toda la boca y la garganta. Edie renta el problema en la garganta y eso se relaciona con poder y con voluntad. El padre imponía su voluntad sobre la de la niña. Básicamente tenía un trauma de infancia, por muchos medicamentos que tomó y psiquiatras que visitó, ninguno de ellos habla llegado a la raíz, al acontecimiento semilla que le provocaba el continuo carraspeo. Antes de que terminara la consulta el problema estaba casi resuelto y antes de que ellos llegaran a su domicilio se había curado completamente. Me invitaron a cenar esa misma noche en Disneyworld donde ellos actuaban entonces y después de la cena se me acercó un señor y me dijo:

La Medicina del Alma - Eric RolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora