Cuando Perrie empujó a Jade para besarle ambas cayeron al sillón. Sus labios no se conocían pero encajaban a la perfección, una dulzura incomparable se incorporó en aquel suave y sensual contacto. Las piernas de la fotógrafa se acomodaron entre las de Jade mientras que su pulgar acariciaba la mejilla con suavidad y presión para sentirse completamente, para que los labios estuvieran más juntos. Las lenguas jugaron entre ellas, bailando con suavidad y desespero, las manos de jade se fueron a la nuca de la rubia y la acariciaban con suavidad.
-Dios- Susurró Jade jadeante
Perrie también temblorosa se apoyó en sus manos para encontrar sus ojos con los de Jade
-¿Qué estamos haciendo?- Preguntó Jade confundida
-Te juro que no lo sé, pero no puedo evitar desearte- Contestó con voz ronca la chica de ojos azules
La mayor volvió a ver esos labios hinchados por su frecuente ataque y no pudieron resistir más, necesitaban sentirse, habían descubierto algo que las ataba, que era mejor que cualquier droga y seguramente cualquier persona que habían besado antes. Sus labios se conectaron nuevamente, esta vez acompañado por el frenético movimiento de sus manos y sus cuerpos, chocaban, jadeaban más sonoramente y a pesar de eso el sofá seguía siendo lo suficiente para ellas. Las manos agiles de Jade apartaron la chaqueta de la chica sobre ella, para luego seguir con su camiseta negra que estaba algo apretada.
Por otra parte Perrie con sus dedos torpes y ayuda de Jade desabotonó la parte de al frente del vestido de botones de la menor, lo apartó aún sin ver su cuerpo por culpa de sus labios y sus ojos cerrados, quedando únicamente en ropa interior la morena. Perrie se separó nuevamente para tomar aire y miró el cuerpo de Jade, era hermoso, sus curvas, sus pechos y en especial esas prendas color vino tinto y rosado que cubrían las partes más sensibles de su cuerpo. Jade también admiró el torso de la rubia ya que aún tenía el pantalón puesto; sus pechos eran como una de las más grandes maravillas del mundo, su piel salpicada de pecas y una cicatriz en su vientre.
La chica de los ojos cafés no pudo evitarlo y acarició con sus dedos la marca que tenía su acompañante el vientre, Perrie la miraba con una intensidad impresionante, leía en sus ojos el apreció por aquella cicatriz. Cuando Jade se detuvo y se encontró con esa profundidad azul se estremeció totalmente y volvieron a juntar los labios, esta vez con más desespero, no querían esperar. Jade bajó con rapidez los pantalones de la rubia y sus piernas hicieron contacto con las de ella, era perfecta, su calidez, la tonificación en cada musculo.
Una diosa.
Perrie se escondió en el cuello de Jade lamiendo y chupando como si de eso dependiera su vida, no podía apartarse del dulce olor que emanaba esa zona. Hizo chupones que en cuestión de segundos se coloraron en la piel morena, a ella no le importó que fuese una modelo, que posiblemente tuviera un problema por las marcas en su cuerpo perfecto, nada de eso le importo, ni a Perrie ni a Jade.
Jade miró de reojo la lencería negra en el cuerpo de Perrie y sonrió, apartó su sostén y acarició con totalidad su espalda mientras se perdía en los pechos de la rubia, los acarició y pellizco con suavidad, acto seguido Jade hizo lo mismo, deleitándose mirando los pechos de la pequeña. Se inclinó y chupo sus pezones, los absorbía, los mordía, mientras que Jade se retorcía bajo el cuerpo de Perrie y demostrando su placer con gemidos y jadeos.
-Por favor no te detengas- Susurró muerta de placer
Esas palabras causaron un escalofrío en Perrie, siguió bajando por el vientre plano de Jade, lamiéndolo y besando su ombligo para luego con sus dientes apartar sus bragas y cautivarse aún más con el olor propio de Jade. La morena acarició el cabello de Perrie conectando nuevamente sus ojos azules con los cafés; su boca recorrió más abajo y sin pedir autorización lamió toda la intimidad de Jade, haciendo a la menor soltar un gemido salvaje, Perrie rozó con dos de sus dedos el interior de la mujer y luego los apartó metiéndolos a la boca de la modelo, para así calmar un poco sus gemidos. Jade chupó obediente y se estremeció al poder apreciar su sabor.