Perrie notó el asombro en el rostro de Jade y se arrepintió casi al momento, la morena tomó una camisa, se la puso para cubrir levemente su desnudez y volvió a donde la rubia sentándose sobre ella.
-Salir contigo no ayudaría mucho a simular mi enamoramiento por Jed- Susurró ubicándose en su regazo desnudo y haciendo figuras en su pecho.
-Nadie lo tiene que notar
-Sería imposible que no lo notaran- Aclaró Jade tratando de no ser altanera
-¿Dejarías a Jed por mí?- Preguntó la rubia
Jade entreabrió la boca sorprendida, para luego convertirla en una fina horizontal; Perrie levantó su torso quedando pecho a pecho con la chica de ojos cafés. Su mirada azulada recorrió el cuello de la morena, y empezó a besarlo con mucha suavidad
-¿Lo dejarías?- Preguntó nuevamente
-Te conozco hace casi dos semanas- Susurró
-Mírame- Pidió la rubia- Mírame a los ojos y dime que no te mueres por dejar a Jed y estar conmigo, sin importar cuanto llevemos, o cuanto nos conozcamos- Perrie tomó la barbilla de la chica y la obligó a conectar sus ojos
-Perrie, por favor- Susurró
-Nos hemos visto 3 veces, y 2 de ellas la pasión nos ganó- Murmuró mirando la boca de la castaña- Ni tú ni yo sabemos que es esto, pero sé que es más real que lo que sientes por ese tipo
-¿Crees qué esto es amor?- Preguntó Jade esta vez viéndola fijamente- ¿Crees que podría amarte y tú amarme en tan solo una semana o dos?- Cuestionó nuevamente cortante
-Te repito- Dijo la rubia- No sé qué es esta mierda que sentimos, no me importa si es amor, obsesión, necesidad ¡No tengo ni idea!- Exclamó- ¡Solo sé que quiero estar contigo, eso es todo!- Confesó enojada
Frente a esos ojos azules para la menor no existía mentira que valiese
Jade sabía que sentía lo mismo por Perrie, su cuerpo la aclamaba, era una necesidad creciente a pesar del poco tiempo que han estado juntas. Cuando la rubia notó el tono que había usado con su amante suspiró y se acercó a sus labios mientras acariciaba su mejilla.
-Te tengo una propuesta- Murmuró mientras encontraba ese mar café, Jade se acomodó sobre su regazo desnudo- Vamos a tu cama y hacemos una tregua
Las pupilas de la morena se dilataron cuando Perrie la tomó enlazándola a su cadera y llevándola a su habitación. Lo próximo que sintió fue el suave colchón en su espalda y el beso posesivo de la rubia.
La modelo estaba preparando algo de comer mientras escuchaba las noticias en la televisión. Hace unas horas se había ido su amante y tras varios encuentros de pasión accedió a salir con ella; Jade admitía que le gustaba, que la hacía sentir viva, que la adrenalina de estar con Jed y ella a la vez la volvía loca, que el toque de infidelidad era como un picante que en su vida hacía falta. Pero por otra parte, ella sabía que Perrie no era lo mejor, no identificaba qué era aquello que le decía que la muchacha no le haría bien, que arruinaría su vida.
El timbre sonó haciendo a la pequeña saltar. Abrió la puerta encontrándose con un muchacho alto, guapo, vestido de negro; su cabello le caía por la frente y llevaba flores en su mano.
-Jed- Saludó Jade
-Hola, cariño- Le devolvió el muchacho mientras se acercaba y juntaban sus labios
El joven pasó, tiró su bolso en el sofá y fue inmediatamente por su novia, la besaba mientras sus manos acariciaban su cintura y la parte baja de la espalda. A pesar de que ellos estaban unidos más que todo por publicidad se apreciaban. Jade aprendió a tomarle cariño a Jed, y él siempre sintió atracción por la morena.
-Dios, huele bien- Susurró pegado a sus labios
Jade le sonrió y le contó qué estaba cocinando, él se ofreció a ayudar y ella aceptó.
-¿Me contarás con quién estuviste el día antes de la reunión?- Preguntó Jed mientras cortaba unos tomates
La morena detuvo lo que hacía y miró al castaño- ¿Qué piensas que estaba haciendo, Jed?- Preguntó
-Olías a sexo- Dijo con tranquilidad
Torció los ojos y suspiró- No olía a sexo- Se defendió
-Cómo digas, cariño- Murmuró
A pesar de que la conversación era incomoda no se sentían incomodos, eso era algo que caracterizaba su relación: podían hablar tranquilamente, agregarle bromas, hablar seriamente; así eran ellos.
Terminaron de comer y se quedaron en el sofá viendo películas mientras hablaban de los negocios que Jed planeaba emprender, Jade no le prestaba mayor atención, ya que su conversación era casi siempre lo mismo. La menor sintió unas manos en su cintura y cuando menos lo pensó estaba sobre el regazo de su novio besándose apasionadamente.
-Te extrañaba, nena- Susurró Jed mientras apartaba la camisa de la modelo
Se limitó a guardar silencio y dejarse llevar por las caricias de su chico; pero de repente a su mente llegaron esas perlas azules y se detuvo.
-¿Qué pasa?- Preguntó el muchacho desconcertado.
Se quedó viéndolo y cerró los ojos por un momento, cuando los abrió de nuevo la lujuria ya hacia parte de ella y Jed lo entendió.
No duró mucho para que le quitara el short que llevaba mientras Jade desabotonaba su camisa; ambos estaban semidesnudos y la muchacha sentía como el miembro rozaba su parte más sensible. Jed le daba buen sexo, cada vez que su piel necesitaba ser acariciada Jed estaba allí, y esta era una de esas ocasiones.
-Mmm- Cubrió un grito con los labios de Jed cuando arremetió contra ella.
-Eso es, nena- Susurró en su oído mientras se introducía una y otra vez
La piel morena ardía, pero ese ardor no era comparación con el infierno que sentía cuando su piel chocaba con la de Perrie.
Sus movimientos se aceleraron y no pudieron contenerse fundiéndose uno con el otro.
-Jed- Susurró mientras se recomponía del orgasmo- Perrie- Susurró aún más bajo
-¿Dijiste algo?- Preguntó el muchacho con cabello alborotado mientras veía a su novia
-No- Respondió Jade besando sus labios- ¿Puedes irte, por favor?- Pidió
El joven no entendió el cambio tan radical de la muchacha, pero no iba a contradecirla, pensó que necesitaría tiempo sola ya que el trabajo la estaba acabando. Asintió, se cambió y se fue.
Entonces mientras veía el techo Jade supo que había algo mal en ella.
Ese algo era Perrie.