Entraron a la tienda vestidas como dos adolescentes buscando alcohol y un par de cigarros para pasarla bien por unas horas. La más pequeña estaba nerviosa, su sangre se sentía más fría y sus cabellos estaban de punta.
-¿Estás segura de esto?- Preguntó Perrie mientras tomaban un paquete de cigarros.
La chispa de los ojos cafés se dirigió a ella con una dulzura e ingenuidad como nunca antes había visto la rubia
-Solo si tú estás segura- Contestó
La rubia tomó su fría mano y la apretó
-Hagamos esto divertido- Susurró sonriente mientras acariciaba sus mejillas con suavidad
Jade se inclinó y la besó, en ese contacto la pasión creció y un calor corrió por sus cuerpos. Ahora en el semblante de la morena estaba una mujer decidida y arriesgada.
-Pase lo que pase, por favor no olvides que eres lo mejor, Jade- Murmuró Perrie pegada a la boca de la menor
-Al igual que tú- Aseguró besándola nuevamente
Unas miradas sospechosas estaban sobre las mujeres, tal vez porque se besaban sin ningún pudor, tal vez por su estilo ¿Quién sabe? A paso firme caminaron, sacaron sus armas y apuntaron a la gente de su alrededor, Perrie a la cajera y Jade a los compradores.
-Hagamos esto fácil- Dijo en voz alta la chica de ojos azules- Dame todo el dinero y no habrá problemas- Murmuró con total tranquilidad hacia la cajera.
Jade miró de reojo a su pareja y sonrió; sentía su corazón latiendo a mil y confirmó las palabras de Perrie
"Sentirás una adrenalina única"
-Solo no nos hagas daño ¿Está bien?- Rogó la señora titubeante y pálida
-Entonces no hagamos la situación complicada- Respondió Perrie indiferente
La cajera abrió con lentitud y miedo la caja registradora, sin dejar de mirar a Perrie con sumisión. En el lugar permanecía un silencio sepulcral; Jade miraba a las dos personas que permanecían allí mientras que Perrie se enfocaba en la señora que ahora metía el dinero en su bolso.
-Te amo, Perrie Edwards- Susurró Jade con la voz cortada
La fotógrafa besó a la modelo, no pudo evitarlo aún apuntando a la señora de la caja registradora.
-Yo a ti- Susurró
En ese momento se alarmaron al escuchar las sirenas dirigiéndose al local. Perrie tomó la bolsa, le sonrió a Jade y corrieron con las manos entrelazadas.
-¡Hasta luego!- Gritó Perrie
Cuando se dirigían al estacionamiento sin querer el filo de la puerta cortó a la rubia en el abdomen haciéndola gemir al sentir rasgar su piel
-¡Perrie!- Gritó Jade girándose
Pero para sus sorpresa la rubia estaba sonriente y aquella cortada la hizo emocionar más por el delito que cometían; Jade no pudo resistirlo y también sonrió
Ambas estaban desquiciadas.
Subieron al auto de Jade, manejando la modelo y pusieron la música a todo volumen mientras huían. Con su mano la rubia cubría inútilmente su herida y Jade de reojo la miraba.
-¿Estás muy mal?
-Estoy perfecta- Contestó la rubia sonriente
La chica de ojos azules sacó de su bolsillo la caja de cigarros y le puso uno a su pareja en la boca y se quedó con el otro. Jade entendió y lo encendió, parecía una escena de película, ambas fumando huyendo de un crimen adolescente.