-¡Ni loca!- Gritó Jade, la rubia se limitó a quedarse en el sofá simplemente viéndola
-Jade...
-¡¿Cómo se te ocurre?!- Exclamó nuevamente haciendo gestos de desesperación con sus manos.
-Jade...-Intento nuevamente, pero fue interrumpida
-¡¿Qué, maldición?!- Gritó notablemente alterada
-¿Me dejarás hablar?- Cuestionó con total calma
Jade jadeante lo pensó por un momento y asintió mientras se servía una copa de vino y la tomaba de prácticamente un trago
-No deberías beber así- Aconsejó, lo que causó que la morena la fulminara con la mirada, la rubia suspiró y empezó a hablar- Me resulta interesante la idea, cariño- Murmuró- Creo que deberías sentir la adrenalina de verdad, no aquella que corre por tus venas cuando te apuntan miles de cámaras
-¿No se te pudo ocurrir algo legal?
-Lo legal a veces se torna aburrido
-Perrie esto es algo serio- Susurró la morena poniéndose entre las piernas de la fotógrafa aun con el corazón acelerado- No quiero que te pase nada
Su pequeña mano se fue a la mejilla de Perrie y la acarició con sutileza; la rubia la tomó y la apretó contra su rostro disfrutando de su tacto
-Nos prepararemos, Jade- Susurró para tranquilizarla
-¿Acaso no entiendes la gravedad de los hechos? ¿Acaso no ves las noticias?- Las perlas cafés se cristalizaron y la fotógrafa la aprisionó entre sus brazos.
-Si no quieres hacerlo no importa, no lo haremos- Murmuró en su oído
Jade sollozó en su pecho, escondida, no entendía lo que sentía por ella, lo mucho que la apreciaba y necesitaba. Sí, era cierto que apostaría la vida por Perrie, pero perderla a ella era su preocupación.
-Por favor deja de llorar- Susurró Perrie mientras acariciaba su cabello
Aquellos ojos ahora enrojecidos la miraron con miedo
-Lo haré por ti
-Jade...
-Lo haré- Aseguró tragando en seco- Eres demasiado para mí, no te dejaré sola
Perrie se acercó y besó los labios de la morena mientras que sin separarse se ubicaba entre sus piernas y se acostaban en el piso, lo sabían, sabían que su conexión era tan fuerte como para dejar que los problemas le ganaran; aunque parezca irreal se amaban, se necesitaban los cuerpos.
Para ambas el sentir algo por otra persona real era totalmente nuevo, no entendían de hecho que las atraía, que las conectaba, el porqué de la obsesión de la una por la otra; se quemarían en el infierno si eso fuese necesario para sentirse más.
La morena la rodeó con sus delicados brazos y Perrie muerta de placer empezó a apartar la ropa de su cuerpo al igual que Jade. Se besaban con desespero como si no se volvieran a ver, y así era cada vez que decidían unir sus cuerpos.
-Eres tan mía, Jade- Susurró Perrie mientras sus dedos exploraban por la anatomía de Jade
-Lo soy- Respondió retorciéndose
-Lo dejaría todo por ti, pequeña- Murmuró pegada a sus labios- Y sé que tú lo harías por mi.