-Quiero intentar algo muy loco, en verdad lo quiero.
Jade se asustó por un momento por el tono que había usado la rubia, un tono sensual, arriesgado y ronco.
-Explícate
-Dime si lo deseas o no lo deseas, lo haremos cuando tú lo quieras; pero necesito que haya la suficiente confianza- Perrie se acercó apartó unos cabellos de la cara de la más pequeña y besó su frente.
La seguridad que sentía Jade con Perrie era inexplicable, no entendía ni podía describir el surgimiento de ese sentimiento solo sabía que estaba ahí y que no se iría pronto. Sin embargo no todo era tan perfecto, dentro de ella también estaba la sensación extraña de que Perrie la llevaría a algo que no quería llegar, algo siniestro ¿Sería aquello?
Salieron varias veces en la semana, Jed estaba de viaje y Perrie no tenía trabajo fuera de lo usual. Jade disfrutaba de sus vacaciones junto a Perrie, salían como niñas, disfrutaban, reían, era muy bonito todo.
La morena se levantó del sofá cuando escuchó 3 golpes a la puerta, sabía quién era y por eso una sonrisa se formó en sus labios.
-¿Alguien pidió comida china?- Preguntó la rubia con una radiante expresión
-Yo pedí algo mejor- Murmuró Jade mientras se acercaba y enlazaba sus manos en el cuello de Perrie para besarla- Pensaba que trabajabas hoy- Dijo la menor mientras le daba paso a la rubia para que se instalara
-Si almuerzas rápido nos iremos a trabajar- Dijo Perrie mientras pasaba y tomaba un plato
-¿Nos?- Levantó una ceja
-Sí, quiero que vivas una de las mejores experiencias de tu vida- Respondió
-Perrie es tu trabajo- Reprochó Jade mientras limpiaba con una servilleta los restos de salsa en sus labios
-Quiero compartir esto contigo, Jade- La rubia se acercó y le acarició el rostro como solía hacerlo siempre.
La chica de los ojos cafés vio en esa mirada una dulzura inmensa, no pudo resistirse y accedió.
Perrie era una chica conservada, normalmente si se acostaba con una chica procuraba no volverla a ver, simplemente porque no le nacía, no quería crear lazos con nadie; pero la llegada de Jade cambió sus expectativas, ambas se sentían como si se conocieran hace mucho, se tenían tal confianza que lo íntimo se volvía algo grato de compartir.
Como la mejor pareja del mundo.
Jade sabía lo sagrado que era el trabajo de Perrie para ella, había visto incluso algunas veces como denegaba a Leigh la vista a una de las fotografías, hasta la bodega personal de Perrie era algo que prácticamente nadie conocía.
-¿Pez?- Preguntó Jade
-¿Sí, cariño?
-¿Por qué yo?
Frunció el ceño tratando de identificar la pregunta de la menor, y luego sonrió al entenderla.
-Yo también quisiera saber la respuesta, Jade- Contestó- Pero solo sé que eres tú.
-Tú también eres ese "Tú"- Hizo las comillas con sus manos mientras sonreía con un leve sonrojamiento en sus mejillas
Ambas se quedaron solo viéndose en silencio, disfrutando del contacto visual tan característico. La rubia rompió aquel lazo
-Termina de alistarte y vamos ¿Te parece?- Jade asintió
Las dos chicas salieron tomadas de la mano, subieron al auto de Perrie y cantaban las canciones viejas que pasaban en la radio. Jade no sabía a donde iban, tampoco se lo preguntó; normalmente las sesiones de Perrie eran muy variadas, lo sabía porque cada noche cuando cenaban juntas ella le contaba sus aventuras junto con su alma gemela su cámara.
Salieron de la ciudad y llegaron a un parque natural que Jade conocía pero nunca había ido. A la pequeña le brillaron los ojos y Perrie la vio sintiéndose inmensamente feliz.
Se bajaron y al instante sintieron la suave y fresca brisa. Pasaron por un camino de árboles y Perrie le pidió que posara, Jade no protestó e hizo una mueca chistosa para así Perrie tomar la fotografía.
Siguieron caminando y tomándose fotos, así era. La modelo fue la primera persona que pudo tomar una foto en la cámara de Perrie, y se sentía afortunada, en verdad, podía sentir la esencia de la chica en un solo objeto.
Se divirtieron mucho, hasta Jade olvidó que venía a una sesión fotográfica como ayudante de Perrie, pero más bien ellas terminaron siendo la sesión.
-¿No llegará tu modelo?- Preguntó Jade mientras bebían una malteada
-¿Sinceramente? No- Dijo despreocupada
-¿Qué?- Se ahogó un poco con la malteada
-Era un día para las dos, bebé- Susurró con una sonrisa- No hay mejor sesión fotográficas que las nuestras
Estaba boquiabierta sin embargo no protestó, igual no tendría caso ahora
-No te enojes, Jade- Pidió tomando la mano de la más pequeña
-No, no estoy enojada- Murmuró
Perrie torció su boca desilusionada, pero se le ocurrió una idea y sonrió, su pareja la miró extrañada. Tomó las caderas de Jade y la cargó
-¡¿Qué haces?!- Gritó pegándole en la espalda
-Tranquila- Susurró la rubia mientras le daba una palmada en el trasero
Perrie corrió con ella entre brazos, cuando llegaron a una piscina dejó su bolso con la cámara y se tiraron ambas. La fotógrafa aprovechó y besó a la chica; salieron jadeantes en medio de risas
-¡Te odio!- Gritó Jade apartando sus cabellos mojados de su cara
-Te quiero, Jade- Dijo Perrie entre risas
Cuando se dio cuenta de las palabras que había pronunciado se quedó estática, al igual que la otra chica
-Perrie...-Susurró atónita
-Lo siento, yo no quería...
-Yo también te quiero.
La chica de los ojos azules nadó y la besó con pasión, en sus mejillas, sus ojos, su cuello, la quería.
-Sí
-¿Sí qué?
-Sí quiero hacer aquello que me pediste- La más alta la miró buscando seguridad en sus ojos- Lo quiero, Perrie, confío en ti.
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