Capitulo 5

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Jade caminaba de un lado a otro, totalmente nerviosa, el último contacto que tuvo con Perrie fue en aquel apartamento abandonado donde ambas se dejaron llevar de la pasión sin pensar en las consecuencias, pero las únicas culpables eran ellas y la tensión tan grande que sentían en una mirada; esas ganas de tirar todo por la borda si eso les permitía sentirse mucho más, tocarse las pieles y saciar la necesidad de la una por la otra.

La puerta sonó y los cabellos se le pusieron de punta, corrió a abrir la puerta y se encontró con esa cabellera rubia al marco de un precioso rostro esculpido por los dioses.

-Al parecer te debo un par de fotos- Murmuró Perrie mostrando las imágenes junto con una sonrisa de ella, la morena no pudo evitar sonreír y besarla inmediatamente.

El contacto de los labios fue suave, electrizante pero siempre con la sutileza, la chica de los ojos azules enlazó los brazos a la cintura de la pequeña y con su pie cerró la puerta, ambas cayeron al sillón y terminaron riendo

-Dime por favor que yo no soy la única que siente como si te hubiera conocido toda la vida- Susurró la modelo mientras acariciaba el rostro de la chica que estaba encima suyo

Perrie la miró con atención, detalló su rostro inmaculado, con su pulgar rozó sus labios, el cual Jade chupó por un momento.

-Pensaba que yo era la única- Dijo en voz baja

-¿Qué es esta necesidad por ti, Perrie?- La fotógrafa cerró los ojos, deleitándose por la manera en la cual pronunciaba su nombre- ¿Qué es esto de no temerle a nada mientras que estoy contigo?- Cuestionó en el oído de la rubia

-No tengo una respuesta para eso, Jade, porque me pasa lo mismo- Respondió- Y no quiero saber los porqués- Aclaró

-Algo muy dentro me dice que arruinarás mi vida- Murmuró evitando esas perlas azules- Y lo peor es que no me importa, porque estás tú

Perrie sonrió sin mostrar sus dientes y acercó a sus labios a los de Jade, mordiéndolos con fiereza haciendo a la menor gruñir por lo bajo. Y ahí marcaron un trato entre ellas, ese beso lo pactó. Ninguna de las dos quería aguantar, se necesitaban y la llama entre ellas crecía con rapidez, las pieles aún cubiertas se quemaban y sus besos buscaban saciar aquella tensión.

Jade actuó rápido y apartó la camisa de Perrie y con sus uñas rasguñó la espalda de la mayor, en respuesta la rubia tomó aquellos carnosos labios y los tiró hacia ella. Separaron sus labios porque la fotógrafa quería investigar el cuello de la morena, mientras lamía aquella zona sus dedos iban desabotonando la camisa de cuadros de Jade, quién se retorcía sobre la otra, cerraba los ojos, reprimía gemidos y parecía que su piel nunca dejaría de estar erizada.

En un abrir y cerrar de ojos ambas estaban desnudas y la más pequeña fue quién tomó la iniciativa en esta ocasión, lamió los voluptuosos pechos de la rubia mientras que estaba acostada en la cama de la modelo, aquella piel tan blanca resaltaba entre las sabanas azules. Jade siguió bajando por su abdomen, besó la cicatriz de la mayor y la contorneó, siguió hasta encontrar aquel lugar entre sus piernas, donde se guardaban sus sabores.

Sin más preámbulo la boca de la morena inspeccionó el lugar íntimo de Perrie, haciéndola gemir y soltar maldiciones. La sensación de poder probar a la rubia fue tan intensa que la más pequeña tuvo que cerrar los ojos para así no soltar gemidos y retorcerse entre sus piernas.

-Por favor, sí...- Susurraba la fotógrafa, Jade subió su mano y apretó uno de sus pechos haciéndola gritar

Perrie no pudo evitar y dejó su cuerpo envolverse en los espasmos de la llegada, mientras que sus caderas rogaban por sentir más los labios de Jade y nunca separarse. Tomó a la pequeña por la cadera y la juntó sobre sí, haciendo que los pechos se tocasen. La chica de los ojos azules la besó largamente, sintiendo su sabor combinado con la dulzura propia de Jade, pero se separaron cuando sus caderas se juntaron haciéndolas gemir a ambas.

-No entiendo que es esto- Susurró Perrie en el oído de la morena haciéndola temblar- Pero no quiero descubrirlo- Gimió cuando Jade le acarició con suavidad un pecho.

Ninguna de las dos chicas pudo resistir así que se dejaron electrizar y quemar por el orgasmo.

-Perrie... Perrie- Susurraba Jade acostada en el pecho de la mayor, buscando oxígeno- Perrie- Volvió a susurrar más calmada

El pecho de la rubia subía y bajaba mientras que sus dedos se perdían en aquellas ondas castañas que la modelo tenía como cabello.

Ambas miraban puntos sumidas en sus pensamientos, sabían perfectamente que la unión de la una con la otra traería problemas, no habían pruebas, no habían hechos, pero eran sus presentimientos. Pero la tensión era más grande que el pensar, la llama que crecía entre ellas con el simple hecho de conectar sus ojos ya la pasión crecía y crecía.

-¿Qué es lo que más te gusta de ti?- Preguntó Jade con voz ronca

-Lo profesional que puedo llegar a ser

-Te acostaste con tu modelo- Comentó la morena riendo

-Tú me entiendes- Rio Perrie- Es cuestión de lo que me apasiona, Jade- La vista de la fotógrafa se desvió a las imágenes que había traído- Mi cámara y yo somos una sola, amo mi trabajo, amo lo que hago.

-Entiendo

-¿Qué hay de ti?

-Pues en la industria del modelaje a veces es complicado encontrar la verdadera cara entre todas- Susurró la más pequeña cerrando sus ojos- Aborreces el dinero con el tiempo, y si no tienes la seguridad suficiente... la pasión se esfuma

-¿Tuviste problemas con tu cuerpo?

-Cuando pequeña sí- Admitió- Era demasiado delgada

-¿De qué manera lo superaste?

-Honestamente no sé cuándo superé mis problemas, solo agradezco haberlo hecho- Susurró, unos ojos azules se posaron en ella viéndola con atención

A Perrie se le hacía imposible imaginar ese angelical rostro sufriendo, siendo insultada solamente por el ser delgada, le hervía la sangre de solo pensar lo que sufrió.

-¿A qué le das tanta cabeza?- Preguntó Jade

-Nada especial- Mintió

Jade no protestó, se levantó y caminó a la cocina. Perrie abrió mucho los ojos cuando vio aquella piel marcada por unas letras permanentes en su espalda ¿Cómo no le había visto ese tatuaje? La rubia entreabrió la boca viéndola caminar desnuda, sus curvas, los delicados hoyuelos que se le formaban en el final de la espalda, un par de lunares en aquella piel morena y cabellos cayendo por la espalda.

-Dios, eres un ángel- Susurró la chica de los ojos azules encantada

La menor volteó al escuchar la voz de Perrie en un murmullo, verla acostada en el sillón le recordó a la última vez y no pudo evitar sonreír, a diferencia que en esta ocasión la castaña no tenía que irse.

-Quiero salir contigo, Jade- Propuso Perrie

La modelo quedó estática y la miro asombrada

Presas de la obsesión, Jerrie ThirlwardsWhere stories live. Discover now