○Capítulo 25○

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Maratón 4/5

-Elsa-

Aster me ha dejado por unos momentos sola. Solo estoy yo y ese horrible maniquí en el suelo. Quisiera lanzarlo por la ventana, me asusta.

La puerta se vuelve a abrir y él se adentra a la habitación, se ha cambiado de ropa creo que ya usa su pijama. De sus manos cuelgan dos bolsas de papel, es comida rápida. Creo que estando aquí me pondré obesa y amarilla por no exponerme al sol nunca o podría generarme un sarpullido o algún tipo de infección por no permitirme ducharme. Se sienta delante de mí al saltar a la cama con las bolsas en sus manos. Enreda sus piernas y tiene su mirar posado en mí. Me intimida, no me gusta que se me quede viendo tanto tiempo, sin tan siquiera parpadear. Es como si escaneara cada movimiento que hago y no le avergüenza mirarme de tal forma tan descarada y perturbadora. Me remuevo incomoda y dejo mi mirar posado en el suelo, el cual está sucio. Sucio de delito, la sangre ya se encontraba seca, aquella chica posiblemente era inocente y ahora posiblemente la comenzarán a buscar hasta el cansancio.

—Els. Vamos come, querida —Vuelvo mi mirar al frente y veo que ha dejado una bolsa en frente de mí, así que la tomo para luego recargar mi espalda en la cabecera de la cama. Abro la bolsa y me encuentro con una hamburguesa y papas a la francesa. Ruedo los ojos. Volver a comer esta porquería. Es tan inútil que creo que nunca aprendió a hacer tan siquiera un huevo. Sin más opciones, saco la hamburguesa de mala gana junto con las papas las cuales dejo enfrente de mí y le doy una gran mordida a la hamburguesa —¿Sabe bien? —Inquiere. No volteo a verlo dejando mi mirada en mis desgastados jeans que me quedan holgados, ya que no pienso contestarle. Escucho cuando mete su mano a la bolsa y mastica. Qué asco. Suelta un resoplido pesado —Estas embarazada, ¿Verdad? —Vuelvo a no darle respuesta. Si es que hay algo dentro de mí, es de Jack... O quiero creer eso —De seguro ese bastardo es mío. Te dije que te dejaría una marca que nunca se desvanecerá... Ahí está. Es nuestro. La prueba de nuestro amor.

¡¿Cómo se atreve?! ¡Lo que él me ha hecho es de las cosas más horribles que me han pasado en la vida! Esto es como una pesadilla hecha realidad. Algo que no le deseo ni a mi peor enemiga. Lo odio, lo repudió tanto por hacerme esto. Es un maldito enfermo chantajista. ¡Que se vaya al maldito infierno!

Gruñí al tiempo que soltaba un bufido, seguido, solté la hamburguesa y tomé la caja de las papas para lanzárselas a la cara —¡Cállate ya! —Chille encolerizada. Mi respiración se aceleró ante la furia que hay en mí y él se limita a verme sin expresión alguna. Algunas papas quedaron en su cabello y una quedo en su hombro. Se movió para sacudir las papas de él y luego, trazo una sonrisa de oreja a oreja que no hizo nada más que aumentar mi enojo.

Soltó la hamburguesa de un manotazo —¿Sigues pensando en ese perro? —Articule una exclamación muda al sentirme ofendida —Sí... Piensas en él —Espeto entre dientes, su ceño se frunció y sus verdes ojos me asustaban al verme de aquella forma, tan insana y con tanta rabia —¡Me habías prometido serme fiel! —Vocifero haciéndome pegar totalmente mi espalda y cabeza a la pared —¡Yo no quería que esto fuera así!

Detesto cuando empieza a divagar a mencionar cosas sobre el amor cuando no tiene ni la menor idea de que es el amor.

Esto no es amor.

—¡Estás loco! ¡Enfermo!, ¡Eres un monstruo sin escrúpulos que se merece lo peor! —Solté con mi voz haciéndose cada vez más gangosa. Siento una fuerte ansiedad, me he puesto a temblar.

—¡¿Por qué dices eso?! —Se llevo las manos al cabello y de pronto veo su puño elevarse a la altura de mi rostro. Cierro los ojos esperando el impacto, pero a un lado de mi rostro la pared retumba y escuchó un horroroso crujido; tal vez sus nudillos. Acerca su rostro al mío y deja tan solo unos centímetros de separación. Clava sus ojos en mi tembloroso y atemorizado mirar — Elsa, nadie me rechaza. Nadie —Hace hincapié en la palabra y me dedico a tragar pesado al sentir su respiración acelerada chocar en mi rostro—, me vas a amar hasta la muerte, incluso después —La línea recta de sus labios se curveo en una sonrisa —Tranquila, amor mío. Él no volverá a molestarnos... Tan pronto como me sea posible me encargaré de él.

Another Stalker |#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora