Capitulo 7

607 71 1
                                    


— ¡Escúchame Unity! — dijo el chico de ojos violeta con tranquilidad.

— ¿Qué te escuche? — reclamó en tono molesto— para que me digas que me dejas por él.

— ¡Basta! No te permito que hables así de él —

—¿No me lo permites? — repitió  de manera sarcástica, para luego tirar los libros que estaban en los estantes, hasta encontrarse con uno de apariencia medieval que tenia la dedicatoria de Kardia — ¿ves lo que hago? — indicó deshojando poco a poco el obsequió más preciado de su "novio"  — ahora. tú. no puedes dejarme así nada más — arrinconó a Dégel contra una pared, ahogándolo en un beso tóxico para el aguamarina.
Pero sin pensarlo este golpeó a Unity en la entre pierna para así zafarse.

— ¡Ya¡ ¡ cierra la boca idiota! ¡No más! — gritó con ira usando su polvo de diamantes en él, tirándolo al suelo — ¡tú a mi no me dices que hacer , yo no te pertenezco, jamás lo hice, ahora vete y no te metas más!. —

Dicho esto Unity se puso en pie diciendo — Tendrás que soportarme, "cariño".

Luego de eso se fue.  El anteriormente mencionado se pasó las manos por su cara. 

— ¡Maldición! Maldición!—  dijo para él mismo

Ya había terminado con Unity pero le faltaba lo más difícil, lograr que Kardia lo escuchara y lograra perdonarlo.

* * *

Habían pasado varios días desde que kardia tuvo la recaída, así que  dedicó tiempo a descansar, porque realmente sentía que su cuerpo lo necesitaba.

Se  despertó por el sonido de un golpeteo en la puerta. La noche anterior estuvo bebiendo con Manigoldo hasta tarde, desahogando sus penas por así decirlo.
Se levantó de la cama poniéndose su remera negra y luego se asomó por la ventana, divisó  como la nieve azotaba los árboles, realmente el clima estaba más imperante de lo normal. Pero aún así pudo notar una capucha negra .

Salió de la recamara hasta llegar a la puerta principal.
— Buenos días — musitó somnoliento — ¿Qué sucede? —

— Arréglate un poco Kardia ¿te das cuenta de tu aspecto? harás que alguien se infarte con tu apariencia — dijo cáncer entre carcajadas.

— No me has despertado por eso o ¿ si? — se tiró en el sillón. 

— Oye,  me iré mañana a Italia —

—¿A qué se debe eso? —  preguntó con la mirada fija.

— Debo irme. Bueno en realidad me aburrí de este lugar — respondió manera charlatana.

— ¿¡Pensé que estabas a gusto en la taberna!?— objetó confuso.

—Ya no es igual, necesito aire fresco, cosas frescas,  tu me entiendes — amplió su sonrisa.

— ¡En serio que estas enfermo! — cotilleo fatigado — mas, en ese caso, ¡me iré contigo! —

— ¿Estas seguro? — preguntó, a lo que Kardia solo asintió rápidamente — bien , ¡nos vamos! — dijo venturosamente — ahora me retiro a terminar algunos asuntos, nos vemos mañana —

Cuando este iba de salida se encontró en la puerta una presencia quizás no tan grata para su amigo.

— Buenos días — dijo dirigiendo su mirada hacia Kardia

Aclarando su garganta, cáncer dijo :

— Por segunda vez, deberías hacer algo con tu aspecto — Y de esta manera Manigoldo desapareció dejando a la pareja.

— ¿Podemos hablar? — le preguntó Dégel.

— Vete — indicó tajante.

— Sé que cometí un muy grave error, pero te pido disculpas por ello — cerró la puerta y se acercó lo suficiente para que el peliazul pudiese sentir su aroma.

— No basta con disculpas , Dégel — dijo —  ¡JODER! tenías un amante mientras nos entendíamos — expresó dolido e irritado, tanto así que su cosmos empezó a calentarse.

— ¿Nos entendíamos? — preguntó — ¡Jamás lo mencionaste!

— ¡Eres un imbécil Dégel! — gritó — ¿ahora no nos entendíamos?, estuviste con migo la noche antes de descubrir tus infamias — caminó hasta la puerta para luego abrirla.

— K-kardia — suplicó — espera, ¡por favor!

— No jodas conmigo —amenazó Kardia —vete Dégel.

— ¿Por qué hace 6 años no te atreviste a decirlo?¿Y ahora...te quejas? — dijo  molesto aunque no estaba en posición de cuestionar a nadie que no fuese él.

— Claramente eres una pileta de hielo, pero eso es algo con lo que los griegos no podemos lidiar—  le dió la espalda — ahora lárgate.

Por más que le doliese lo que Kardia le decía sabia que tenía razones para hacerlo.
Así que se dirigió a la puerta para desaparecer de allí.

Sin embargo, Dégel no sabía que Kardia estaba destrozado, decirle esas palabras habían requerido todo el ego posible, tenía que hacer uso de su autocontrol para no caminar hacia él y besarlo sin parar.
Pero realmente este no era de carácter fácil.

Cuando las llamas se disipan  . Donde viven las historias. Descúbrelo ahora