No pude quedarme más tiempo sentada en mi cama. El reloj aún no había anunciado las cinco, pero necesitaba ir a ver a tía Leah. Desde que me había enterado de mis "habilidades" no podía dejar de pensar en otra cosa. Tenía nuevas preguntas en mi cabeza y además quería ver qué clase de pruebas me había preparado Patrick. Aún se me hacía muy raro pensar que el gato con el que había jugado desde pequeña era capaz de hablar. Sin embargo cada vez se me hacía menos extraño, ¿brujas y gatos que hablaban? No resultaba tan raro, solo sonaba como una locura.
Llegué hasta casa de tía Leah y piqué a la puerta con fuerza, pero nadie me abrió. Escuché unos golpes y luego la voz ronca de Patrick al otro lado.
-Si quieres pasar primero tendrás que encontrar la manera -respondió y me dejó allí tirada sin ningún tipo de pista.
Según parecía todos los entrenamientos iban a ser así. Más divertido, así me pondría a prueba y comprobaría hasta donde era capaz de llegar.
Me retiré de la puerta unos pasos y examiné el lugar con atención. La puerta parecía mucho más grande y pesada ahora que la miraba más detenidamente. Y no solo eso, las ventanas de la primera planta estaban mucho más arriba y unas enredaderas que no había visto antes cubrían los cimientos de la casa. Estaba convencida de que no era solo mi imaginación, tía Leah debía de haber hecho aquello.
La prueba tenía que ver con la tierra así que tendría que estar relacionada con ello. Debía pararme a pensar en qué hacer. Desconocía completamente los límites de mi poder, ¿hasta dónde era capaz de llegar?
En ese momento escuché la peculiar risa de Patrick y las enredaderas empezaron a moverse y se acercaron peligrosamente hacia mí. Di un paso hacia atrás segundos antes de que un látigo espinoso me golpeara.
-Ten cuidado Hope, esas plantas son... peligrosas -me advirtió entre risas y sentí ganas de tirar a Patrick al río.
Antes de que pudiese pedirle ayuda a Patrick una liana salió del suelo y me cogió del pie alzándome boca abajo en el aire. Otra planta salió del suelo y me cogió del brazo bloqueando todos mis movimientos, estaba atrapada. Comprendí cual era la intención de aquello; si no podía moverme no podía escapar, así que la única forma de vencer sería utilizando mi poder. El problema era que no sabía cómo hacerlo, la única vez que lo había usado había sido para salvar a Ayden del incendio, pero fue de forma inconsciente, ¿cómo se suponía que podría volver a hacerlo?
Respiré hondo y me puse a pensar, tenía que lograrlo. Y de nuevo volví a escuchar aquella voz, la que me avisó del peligro que corría Ayden.
-Déjate llevar... -murmuró y la suavidad de su voz me tranquilizó-. Usa tu imaginación...
Y volvió a desaparecer tal y como había surgido. Confiaba en esa voz, tenía algo que me reconfortaba, pero, ¿de quién era? Empezaba a sentir la necesidad de saberlo.
Sin embargo no era el momento para pensar en aquello, tenía que liberarme de aquellas plantas y encontrar la forma de entrar en la casa. No obstante no tuve tiempo de reaccionar cuando el látigo vegetal que me sujetaba el brazo me golpeó en la cara y me tiró al suelo, no sin dejar de sujetarme por el pie. Solté un pequeño gemido de dolor, estaba segura de que me iba a salir un buen morado en la espalda. La planta me arrastró por el suelo e intenté seguir el consejo de la misteriosa voz. Cerré los ojos e imaginé que el látigo que me sujetaba la pierna se desenroscaba y, por sorpresa, cuando abrí los ojos ya no sentí presión alguna en mi tobillo.
La planta estaba delante de mí y parecía dispuesta a ayudarme, ¿qué perdía por probar? Volví a cerrar los ojos y esta vez imaginé que el látigo vegetal se convertía en un árbol enorme. Abrí mis ojos y miré hacia el cielo que había oscurecido por la sombra del árbol que yo había creado. Rocé con la palma de mi mano la robusta corteza del árbol; yo había hecho aquello. Contemplé asombrada las ramas que se extendían a lo largo del árbol, cada una estaba situada en el lugar que vi en mi mente.
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La Cazadora de Brujas [Editando]
FantasíaMantener un secreto puede destruirte, tener un gran poder significa hacer un gran sacrificio. Hope Harris es una chica común de dieciséis años. Tiene una vida completamente normal, hasta que un día una misteriosa voz la conduce hasta el secreto mej...