Aquel era el gran día; el baile de fin de curso. Habían pasado tres largas semanas, sin embargo por fin había llegado el día. Aquella noche iba a ser memorable, estaba segura. Chris, Aly y yo nos pasamos las últimas semanas contando los días para que llegara el baile. La temática de aquel año era la playa así que los tres estábamos mucho más que contentos. Sería el último año que íbamos a asistir al baile. El último año. Sentí una pizca de añoranza al recordar los anteriores bailes con Chris y Aly. Nos pasábamos las tres primeras horas bailando, bebiendo algo de ponche y charlando con alguna gente que se quedaba rezagada. Sin embargo después nos íbamos al coche de Chris, en el que guardábamos nuestras tablas de surf, y cogíamos unas olas; era nuestra tradición.
Me miré en el espejo y vi a alguien diferente al año pasado. En muchos aspectos había crecido, no solo físicamente. Mi pelo era mucho más largo y aquel día decidí dejarlo suelto, era un día especial. Llevaba un vestido corto, demasiado en mi opinión, de color azul hielo y con un tirante. Aly insistió en que me lo comprara porque según ella “realzaban mis ojos”, esas fueron sus palabras. Chris por supuesto se quedó fuera, no íbamos a dejar que viese el vestido antes de tiempo. Puse mi mejor sonrisa frente al espejo y cogí mi bolso antes de marcharme.
Alguien llamó a la puerta. Sabía que era Jace. Me puse nerviosa, no me había acordado que sería él quien me llevaría, ni siquiera había pensado que le diría ni como actuaría, ¿y si metía la pata? Fui directa a abrir la puerta cuando Ayden se me anticipó. Mi hermano dejó pasar a Jace y casi no le reconocí. Habían pasado dos semanas desde la última vez que le vi, pero no parecía el mismo.
La forma de su cara era mucho más madura y sus rasgos se habían acentuado, parecía mucho más mayor. Sus ojos marrones brillaban mucho más que antes y su sonrisa era más amplia de lo que recordaba. Y no solo eso, había crecido por lo menos dos centímetros y estaba mucho más atlético que antes. No tenía ni idea de que había hecho aquellas dos últimas semanas, pero le habían sentado muy bien.
Ayden miró a Jace y me di cuenta de que tenía aquella mirada suya de: “este tío no es de fiar”. No era algo raro en él, siempre que me presentaba con un chico nuevo ponía la misma cara. Era un hermano demasiado sobreprotector y a veces se preocupaba más de la cuenta. La primera vez que vio a Chris estuvo a punto de pegarle un puñetazo, y eso que solo me dio dos besos a modo de saludo.
-Estás preciosa Hope –dijo el chico y me ruboricé levemente. Era algo que me ocurría siempre que me decían algún cumplido.
-Lo mismo digo –respondí sonriendo y el chico hizo lo mismo.
Ayden se puso entre nosotros y tuvo una tos muy “oportuna”.
-Ayden Harris –se presentó y miró a Jace con desconfianza.
-Jace Jones, encantado. –Intentó darle la mano a Ayden pero este se cruzó de brazos.- Vaya, parece que no le caigo muy bien.
-No es eso, él es así –expliqué y fulminé a Ayden con la mirada.
Afortunadamente Ley apareció en ese momento y mi hermano volcó toda su atención en el minúsculo vestido rosa de su novia. Aproveché ese momento para coger a Jace del brazo y marcharnos del alcance de Ayden.
Nos subimos en su coche, un todoterreno negro, y me senté en el asiento de copiloto. No sabía qué hacer, estaba demasiado nerviosa. No había hablado mucho con él pero siempre que estaba con el chico me hacía sentir extraña. Además, todavía no me había explicado el motivo de su desaparición. Sin embargo sabía que no me iba a decir nada así que decidí hacer que mi pregunta esperase.
El coche aparcó en la entrada del instituto y vi a mis amigos en la puerta del instituto. Chris llevaba un traje negro que le sentaba muy bien, pero como siempre se había olvidado de plancharse el traje y más que ir a una fiesta parecía que venía de una. Mi amiga llevaba el traje verde mar excesivamente escotado que se compró y se había recogido su cabello negro en una larga trenza que le llegaba hasta media espalda.
ESTÁS LEYENDO
La Cazadora de Brujas [Editando]
FantasiaMantener un secreto puede destruirte, tener un gran poder significa hacer un gran sacrificio. Hope Harris es una chica común de dieciséis años. Tiene una vida completamente normal, hasta que un día una misteriosa voz la conduce hasta el secreto mej...